38. Recuerdos

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By Daiani

Todo se vuelve oscuro en cuestión de segundos, no veo nada, de pronto estoy flotando en una penumbra absoluta, siento mi cuerpo ligero y etéreo, como si nada existiese, como si nada fuera real, casi olvido la batalla de la que hace unos minutos formaba parte, ahora solo puedo centrarme en lo pesado que se siente mi cuerpo y en como me arrastra la brisa, como una corriente del mar moviendo una balsa que se encuentra a la deriva. En medio de toda esa penumbra consigo vislumbrar una tenue luz que me invita a acercarme, en ella puedo ver a mi...

- Mamá... - Susurro casi sin aliento, ha pasado tanto tiempo desde que la perdí.

Pero en cambio allí está, cantando dulces cancioncitas inventadas en el mismo momento, con sus vestidos florales veraniegos que adoraba llevar, sus sandalias y su cabello largo como el de la mismísima Rapunzel, baila alrededor de la cocina con mi pequeña hermana entre sus brazos mientras esta ríe de la manera que solo un recién nacido sabe, de forma enternecedora y adorable, de esas que derriten tu corazón al escucharlas. Me puedo incluso ver a mi misma, con mis tiernos ocho años, la edad con la que me fui a vivir con Camila... entonces todo vuelve a mi, ese día, ese terrible y devastador día que nos rompió como familia por completo. Todo pasa como lo recuerdo, con total exactitud, como si estuvieran siguiendo el guion más devastador de la historia.

- ¡Madre! - Puedo escuchar a mi hermano mayor, él en aquel entonces tenía como dieciséis años.

Y para gran desgracia de la familia estaba terriblemente enganchado a la cocaína, era un peligro estar cerca de él por sus continuas pérdidas de control emocional donde pasaba a atacar a quién tuviera frente a si, había llegado a pegarme a mi, estaba totalmente fuera de si aquel día, quería dinero para sus vicios, puesto que ya se había pulverizado lo último que le había robado a nuestros padres... mi madre escondió como pudo a mi hermana en su cesta y me la dio a mi ordenándome correr a mi cuarto para que mi hermano no nos pudiera hacer daño una vez más. Sé que obedecí, escondida en el armario acunando a mi pobre hermana pequeña, era tan sólo una bebé, no se enteraba de nada, no sabía ni qué era lo que le sucedía a nuestro hermano.

- Mikah, por favor, necesito que te calmes, sabes que no te puedo dar dinero, tu padre... - mi madre trataba de calmar su ira alocada y sin control.

- ¡¿AHORA ACASO LE OBEDECES?! - Berreaba él, - ¡No sabía que no tenías libre albedrío, mamá! - podía escuchar cómo rompía cosas en el piso de abajo, cosa común cada vez que visitaba... - ¿Qué te cuesta darme algo?

Sé que pelearon por lo que para mi joven mente parecieron horas, hasta que dejé de escuchar a mi madre respondiendo a las acusaciones hirientes de Mikah, se hizo un pesado y horrible silencio que me perforó el pecho de lado a lado, desde entonces jamás soporto el silencio, lo odio, porque aquel día el silencio significó que mi hermano había acabado con la vida de la mujer que nos dio a luz a los tres. Tomó un cuchillo de la cocina y la acuchilló sólo porque quería dinero para cocaína...

- ¡¿QUÉ HAS HECHO?! - Mi padre le pilló con las manos en la masa, sé que pelearon como animales y mi hermano le dejó inconsciente de un golpe también a él.

Parece que olvidó el hecho de que tenía más familia porque trató de incendiar la casa para ocultar su crimen y huyó. Yo bajé una hora después, el fuego devoraba la casa por todos lados, mi padre se había despertado en el medio del caos más absoluto, nos tomó entre sus brazos y dio su vida para sacarnos de allí... sé que nos llevaron al hospital y yo perdí la consciencia en la ambulancia, cuando desperté lo supe, mi padre había perecido en el fuego, mi madre ya estaba muerta antes por el ataque producido a manos de mi hermano y mi pobre hermanita, ese bebé inocente, había fallecido por la cantidad de gases que había ingerido por el fuego. Yo fui la única superviviente de la familia Styrke, salvo mi hermano, que fue arrestado pocas horas después por la policía y llevado a la cárcel, dónde a día de hoy aún continúa encerrado.

- Mi familia... - siento las lágrimas caer por mis mejillas, me tiembla el cuerpo entero, ¿Por qué tengo que recordar esta mierda en este mismo instante? 

Mi pecho se oprime, me ahoga y sofoca por completo y entonces todo vuelve a mi, dónde estaba, lo que sucedía, lo que tenía que hacer. Grito, y vuelvo en mi, se siente como si todo mi cuerpo hubiera sido sacudido contra el asfalto, jadeo temblorosa, al levantar la mirada le veo.

- Tú. - Satanás y yo estamos cara a cara, nuestros negros ojos se fusilan los unos a los otros, pero a diferencia de las otras veces ahora si que puedo hacer algo.

Esta vez podré salvar a mi familia, no permitiré que le sigan haciendo daño a aquellos que quiero, no, este es el capítulo final de mi vida quedándose estancada por fuerzas mayores, ya no soy esa niña, ya no soy débil, ya no tengo ocho años...

- Y ya no tengo miedo, - Me abalanzo nuevamente sobre ese asqueroso ser e imito sus acciones, aferro su rostro entre mis manos con fuerza - es hora de que usemos a tu propio juego. 

Entonces entro en su mente, no sé ni cómo lo he hecho, pero todo en mi sabe cómo debo de hacerlo, busco por los recovecos de su pútrida cabeza todo aquello que le debilita haciéndole gritar aterrado, quiero hacerle sufrir, quiero que agonice, quiero que sienta que lo que le hizo sentir a todos los demás, quiero mi venganza, quiero a mi Camila de vuelta, y la voy a tener, esto se acabó, game over.

El despertar de los mundos (Acabado)Where stories live. Discover now