40. Suicidio

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By Daiani

Golpeo con fuerza e ira el pecho de ese monstruo, gritando con todas mis fuerzas.

- Cami, Cami tienes que despertar, ¡Camila, por favor! - Estoy quedándome sin voz, pero me da igual, gritaré hasta el final de mis días si es necesario con tal de hacerla despertar.

Porque esa chica es mi mejor amiga, es mi alma gemela, desde el primer día en que nos vimos, aquel día en el parque lo cambió todo, nos hicimos inseparables desde el minuto uno, hermanas. Juré protegerla por encima de todas las cosas que se nos pudieran cruzar en el camino. Qué siempre estaríamos la una para la otra, que si estábamos tristes lo estaríamos juntas.

- A partir de ahora, cuando estemos tristes estaremos juntas, promesa de pulgar porque el meñique se rompe muy rápido. - No tengo idea de dónde sacó esa frase, pero lleva diciéndola desde que tengo memoria.

- Promesa de pulgar, Cami.

Estuvo para mí en los momentos más duros de mi existencia, las lagrimas afloran mis ojos una vez más, la pienso acompañar al altar el día en que se case siendo su dama de honor, y pienso hacerle bullying a cada hombre con el que salga porque nunca ninguno será bueno suficiente para ella, y el día en que tenga hijos, porque las dos sabemos que la maternal es ella, yo seré quién los malcrie rompiendo todas las normas que ella haya establecido. Es la vida que ideamos juntas, lo pensamos y planeamos así, y ahora no me puede dejar sola, el trato era las dos o ninguna, ella es mi ride or die, y no tiene permiso para irse de aquí.

- ¡CAMILA! - Grito con fuerza.

Vamos, tenemos una unión por encima de todo lo terrenal de este mundo, huérfanas y unidas por siempre. He olvidado el número de veces que me ha limpiado las heridas después de que yo me metiera en peleas para defenderla. Ella era la calma y yo el caos en estado puro, de esa manera funcionamos, el yin y el yang. Y no puedo seguir aquí si no es con ella, para mí no hay un mundo posible si no camina a mi lado. Aún tenemos muchas cosas pendientes, íbamos a comprar un piso junto a la otra, como los personajes de Friends, para dedicarnos a colarnos en la casa de la contraria siempre que quisiéramos.

- No me puedes dejar aquí, no puedes dejar que el gane, tú vales más que esto, por favor, por favor, vuelve conmigo. - Satán salta hacia atrás apartándose de mi, está iracundo y fuera de sí, tiembla muchísimo.

- Ella no va a volver... - Gruñe, parece que le está costando horrores mantenerse en el cuerpo de Camila.

Pero entonces, y después de esa afirmación lúgubre algo sucede, los ojos de este cambian, por un momento vuelve a ser mi amiga la que me mira, me quedo congelada en el sitio, me acerco con las piernas como flanes, ¿Es ella? ¿De verdad es ella? Está llorando, llora y no sé qué hacer para parar esto, ¿Cómo la protejo de sí misma? ¿Cómo la salvo esta vez? Ella siempre ha sido la de las emociones y los sentimientos, la que supo regalarme un libro el día en que perdí a mis padres, yo no sé hacer esto, es su trabajo no el mío.

- Didi... - puedo notar el dolor en su voz, esto de salir le debe de estar costando horrores.

No soy capaz ni de hablar, acaricio su cara temblando de miedo, me siento tan incapaz, quiero salvarla, quiero eso más que nada en este mundo y no puedo, no sé cómo hacerlo, nada que haya leído ha funcionado, tengo las manos atadas y mi amiga está sufriendo.

- Cami... - respondo con la voz rota, nos miramos, el azul contra el negro, lapislázuli chocando con el azabache, sonríe con debilidad y entonces sé qué es lo que está pensando - no.

- Sabes que es la única manera, - replica, niego agresivamente, las lágrimas riegan mi rostro - es lo mejor para todos.

- No para mí, no puedo hacer esto sin ti, ¿Estás loca? Vivir sin tí no es posible para mí, - chillo - nos hicieron para estar juntas, nuestro molde venía unido y se rompió cuando salimos de este, no hay dos iguales.

Ella acaricia mi mejilla con tristeza en su mirada y yo siento que allí mismo me muero, noto sus fríos labios besar mi frente con pena y angustia, se está despidiendo, la conozco, sé que está diciéndome adiós y yo no estoy preparada para hacerlo, la abrazo con fuerza, llorando a mares, suplicando a lo que sea que está ahí arriba que pare esta locura, no puede ser posible, no me la pueden quitar de mi lado.

- Te quiero muchísimo... - susurra con voz apenada, la miro, estamos llorando como niñas pequeñas.

- Tristes pero juntas, ¿No? - Mi voz pende del hilo más fino posible, hablo tan bajo que a veces dudo de si me escucha siquiera.

Asiente con tranquilidad, mira a su alrededor y sus ojos se encuentran con los de Arioch, puedo ver cómo le dice que le ama y este sonríe enamorado como un adolescente emocionado, no tiene ni idea de qué va a pasar. Me mira nuevamente.

- Sabes que no hay otra manera, lo has sabido desde el principio, pero te negabas a aceptarlo. - Afirma.

- N-No, podemos encontrar algo, Cami, por favor, solo necesito más tiempo.

- Eso es justo lo que no tenemos... - susurra, - hazlo Didi, no te preocupes, todo estará bien. - niego.

No puedo, no puedo, esto es imposible, no me está pidiendo eso, mis manos tiemblan como nunca antes lo han hecho, el cuchillo en mis manos apenas se sostiene y entonces ella lo toma con delicadeza, la miro con la boca desencajada y ella sonríe, puedo ver cómo con sus labios dice un último te quiero antes de apuñalarse a sí misma en el corazón y entonces grito, por encima de todo, rompo mi garganta hasta sentir la sangre llegar a mi boca, caigo de rodillas chillando con una fuerza arrasadora mientras ella cae frente a mí.

- Te voy a traer de vuelta, Cami, - acaricio su pelo llorando - aunque sea lo único que haga te traeré de vuelta.

El despertar de los mundos (Acabado)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt