Capítulo 7

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Inquieta.

Estaba inquieta con la intensidad de su mirada.

Me había afectado tanto al punto de sonrojarme como una adolescente y cuando papá carraspeo, supe que había interrumpido el momento porque lo había advertido todo.

Hasta este momento de mi vida, nada parecido había provocado tal reacción en mí. Ser la única hija de Henry Parker me pone en el radar de muchos hombres que solo buscan mejorar su posición, acercándose a mí y de algunas pocas citas no habíamos pasado. Hacía tres años que termine mi última relación con un compañero de la universidad, nadie había despertado en mí el interés que Alexandre Ward genera.

Y como si fuese un movimiento calculado, ha sabido sorprenderme con el detalle que tuvo de traer mis trufas favoritas. Es su manera de hablarme, esa presencia arrolladora y magnética, no deja de ocupar mis pensamientos y sacarme una sonrisa. Mary me ha pillado sonriendo sin motivo, porque en mi interior pienso en él y en esa noche.

Mi padre se nota cansado, Alex parece intuirlo y por eso se pone de pie.

—Creo que es momento de marcharme—anuncia—. Estoy más que honrado por tu invitación, Henry.

—Fue un gusto, que espero repetir.

Alex asintió y los dos se abrazaron.

Me gusto la sensación de cercanía en los dos, por alguna razón desconocida en mi interior. Alexandre despierta tanto en mí, que empiezo a intimidarme.

Cuando llego mi turno, inevitablemente debíamos juntar nuestras manos y esperaba que aquella sensación no regresara, pero eso fue una vaga ilusión. Volví a sentirlo de nuevo, esta vez las mantuvimos unidas por más tiempo hasta separarlas por la intensidad de todo lo que ocurría.

Estaba convencida que a él le pasaba lo mismo, por eso propiciaba que volviera a ocurrir y no entendía su propósito.

O tal vez sí.

Tal vez le gusto, pero no sabe cómo acercarse sin afectar la relación de negocios con mi padre.

—Gracias por la cena, Charlotte—dijo Alexandre—. Creo que hace mucho no comía nada parecido, estuvo estupendo todo.

Le asentí, parándome al lado de mi padre para huir de su presencia inquietante para mí.

—Fue un gusto, Alex—dije sincera, era la verdad—. Papá me lo pidió, y si lo hace es porque te aprecia muchísimo.

—A Charlotte se la da bien la cocina, que a veces parece que pasara más en ese lugar que en la fundación. —comenta Charis, riendo.

Mi madrastra tiene la tonta creencia de que no me corresponde, porque soy la dueña de la casa, que es de baja categoría y demás. Así como critica que mi mejor amiga sea mi asistente, que desayune en la cocina con las chicas del servicio o que me ensucie las manos por cuidar de mis flores.

—En ese caso, debo confesar que mi madre decía que al hombre se le conquista por el estómago —replica Alexandre, haciendo su cuota inesperada—. Si yo tuviera un interés en Charlotte, con esto quedaría más que atrapado.

Sus palabras ahora, me dejaron desconcertada.

Por momentos me dejaba ver un poco de su interior y luego se escondía. No lo entendía y quiero hacerlo.

—Te acompaño Alex.

—Gracias, Charlotte. Henry, Charis nos vemos pronto.

Mi padre y mi madrastra quedaron en el salón.

𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝗮𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗮𝘀 ❤🔥Where stories live. Discover now