Capítulo 29

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*Disfruten el capítulo, queda poco para el drama...

Instagram: @Elbaescritora

Hoy cumplimos quince días de estar inmersos en este paraíso, y como todo en la vida tiene un final, nuestra luna de miel no es la excepción. No quiero volver a la rutina. Quisiera quedarme aquí eternamente con Alexandre, sin una llamada, reuniones o compromisos que cumplir que me lo roben por muchas horas, pero es lo que acepté el día en que me convertí en su esposa.

Hace cinco minutos que aterrizamos en Londres, aquí estaremos durante un mes y digo estaremos porque no quiero regresar sin él, así que trabajare a distancia, mientras mi esposo se ocupa de sus asuntos en la capital inglesa.

—Ángel, te dejare en el apartamento—anuncia, anudando su corbata. Me pongo de pie y retiro sus manos, para reemplazarlas con las mías.

—Está bien—acepto, alisando la solapa del traje bajo su gabardina beige—. Solo, no demores en esa reunión. No quiero estar sola en el apartamento, y regresar de golpe a la realidad.

Sus manos aterrizan en mi trasero el cual aprieta con fuerza, arrimándome a su dureza.

—Cariño, si sigues así, no saldré del avión y debo reunirme con los ingenieros—advierte sonriéndome a medio lado. —. Te prometo que luego de esto me tendrás entre tus piernas toda la noche, hasta la mañana siguiente.

Llevo mi mano hacia abajo para tantear su verga dura cubierta por la tela del pantalón, confirmando lo mucho que también desea quedarse conmigo. Alexandre sisea ante mi tacto cuando la aprieto levemente y me prendo en su cuello, dejando una marca en el con mis dientes, que luego beso.

—Está bien, seré buena—accedo hablándole ahora, a unos centímetros de sus labios—. Ve a reunirte con los ingenieros, en casa estaré esperándote con muchas ansias y la lencería que aún me falta por usar contigo, amor. No tardes en volver.

Al bajar del avión lo hacemos de la mano, el cambio de temperatura es evidente y lo detesto. El invierno en Londres no es mi época favorita y siendo astuta empaque un par de prendas de invierno para mi regreso, que ahora agradezco. Alexandre abre mi puerta, se da vuelta y sube por el otro lado. Dentro del auto da indicaciones al chofer, y lo pierdo todo el trayecto, con su regreso la empresa no espera y entra en modo CEO nuevamente.

Una hora más tarde, nuestro auto circula por las calles del exclusivo sector de Mayfair y se detiene en el imponente edificio antiguo de fachada victoriana sobre la calle Grosvenor.

—¿Vienes seguido a este apartamento?

—Solo cuando estoy de paso por Londres—explica, colocando su mano en mi espalda baja mientras caminamos hacia el elevador, no sin antes presentarme al vigilante de la recepción—. Muy poco uso hoteles, bueno, siempre que en ese lugar tenga un sitio propio, prefiero la comodidad de mi propio lugar.

—Es un bonito, me gustan los detalles.

El elevador se detiene en el quinto piso, el ultimo de este edificio antiguo. Las puertas se abren, revelando un recibidor de piso en mármol y más allá de la mesa con un enorme arreglo de hortensias blancas y lilas, una puerta doble de madera oscura permanece cerrada.

—Bienvenida a nuestro hogar en Londres, ángel.

No digo en voz alta que me encanta, cuando menciona la palabra hogar refiriéndose al espacio que compartiremos los dos y eso que aun no se nada de nuestra residencia permanente en Nueva York, porque al igual que nuestra luna de miel, es un misterio y desconozco si viviremos en el ático del central park.

La sala en tonos neutros me gusta, es moderna y cómoda, además de minimalista. La misma característica del apartamento en Nueva York. La chimenea en el centro, paredes con molduras, dos enormes sofás uno frente a otro, separados por una mesa de café preciosa, las cortinas apartadas le dan espacio a la luz que entra por las ventanas. Cada detalle me gusta, aunque me gustaría darle algunos toques para sentirlo un poco mío también.

𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝗮𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗮𝘀 ❤🔥Where stories live. Discover now