Capítulo 15

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Estoy enamorado de Charlotte Parker.

De acuerdo, acabo de reconocer ante el asesino de mi padre que estoy enamorado de su hija, al tiempo que continuo con mis planes de venganza.

Todo lo que pasa en mi vida ahora, es confuso.

Pero es el peso que llevo a cuesta que me recuerda lo mucho que extraño a mis padres, el sentimiento crudo, violento que siento al mirar a Henry vuelve de nuevo.

—Si de verdad quieres a Charlotte, si lo que sientes se acerca a lo que yo sentí por su madre, entonces no me queda mas que dejarlo ser.

Asiento, saboreando el triunfo cada palabra dicha.

—Agradezco saber que estás de acuerdo, con que pretenda a tu hija. Pero, aun espero respuesta acerca de lo que te propuse, Henry.

—Yo... déjame pensar en ello—responde ahora, en modo empresario—. Ahora no puedo dar una respuesta, pero de cualquier forma agradezco que me estes dando tu confianza, hijo.

Sin mas que hablar del tema, Henry desvió la atención con éxito y le seguí el juego, terminamos charlando acerca de temas varios, hasta que sentí que debía salir de este maldito lugar antes de gritar o hacer algo que lo arruinara todo. Nos despedimos muy rápido. Cuando salí de esa oficina me sentí agitado y agotado, como si acabara de correr una maratón, lo cual es un absurdo, pero es la mejor descripción a la que puedo acceder para explicar lo que siento ahora mismo.

La secretaria de Henry entro de inmediato, en cuanto dije un hasta pronto.

Antes de marcharme ubique los baños en este piso, al dar un vistazo por el pasillo a la derecha. No había dado un paso más cuando un líquido caliente se derramo sobre mi al chocar con alguien.

—¡Oh Dios! ¡Lo lamento, lo lamento! ¿Se encuentra bien? ¿le he quemado?

Su preciosa voz ahora estaba cargada de angustia por el incidente que poco me importaba si arruinaba mi traje o me quemaba, porque tenía frente a mí la mujer de la que hace un rato hablaba y que no sale de mi mente un instante.

Charlotte levanta su rostro y son esas esmeraldas que tiene por ojos, las que le dan cuenta de mi presencia.

—Estoy bien, Charlotte.

Encuentro sorpresa en su mirada, aunque la desvía, siendo indiferente a mi presencia. Se aleja con algo de prisa hasta cerrar la puerta de la sala de juntas, en mis narices.

Le he cabreado, eso está claro y tendré que hallar la manera de solucionarlo.

Dispuesto a tocar la puerta o derribarla si no me abre, acciono la manija y esta abre con facilidad cuando pensé que tendría seguro para evitar mi entrada. Encuentro su figura en cuanto pongo un pie dentro al otro extremo de la larga mesa, busca algo en su bolso que luego con frustración deja sobre la mesa.

—Charlotte—la llamo sin conseguir que preste atención a mis palabras, pero resopla y arruga su rostro al escucharme decir su nombre— ¿Puedes mirarme por favor? Necesito hablarte.

Sigue ignorándome, evitándome.

Casi que al tiempo me muevo cuando noto su intención de escapar al tomar su bolso de la mesa, pero soy más rápido que ella y evito su huida, tomándola de la cintura con mi mano hasta atraerla a mí.

—¡Suéltame, suéltame! —exige, casi que gritando— No quiero escucharte, se te acabo el tiempo para hacerlo.

—Pero yo si necesito que me escuches—respondo con toda la fuerza que tengo, sin dejar de insistir en que me escuche—. Lo harás —le impongo—¿entendido?

𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝗮𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗮𝘀 ❤🔥Where stories live. Discover now