Capítulo 10

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—¿Me puedes explicar lo que acabas de hacer, infeliz? —interpela Tyler con enojo.

Tyler me atrae a el del brazo, ejerciendo mucha fuerza y presión en mi antebrazo.

—¡Estás loco! ¡Suéltame, estas lastimándome! —exclamo adolorida por su agarre tosco en mi brazo.

—¡No la toques, hijo de puta! —le espeta Alex, reaccionando.

—¿Quién lo dice? ¿Quién me lo va a impedir? ¿Tu? —lo desafía Tyler.

Me aparto de en medio cuando ambos se enfrascan en una violenta lucha, cada uno responde con golpes y la sangre no tarda en aparecer en sus rostros. José intenta separarlos, pero no lo consigue y en mi la desesperación aumenta mientras los dos se agreden con fuerza y violencia.

—¡Ayuda! —vuelvo a gritar, ahora logrando que los guardias de la casa lleguen a separarlos.

Tyler lucha para que lo suelten ordenándoles a los guardias y hasta amenazándolos con despedirlos, si no obedecen. Pero lo contradigo, sabiendo que ante mi orden no dudaran en acatar lo que les digo.

—No lo suelten—les ordeno, y ellos acatan mi orden deteniéndose sin pestañear —. ¿Alexandre, te encuentras bien?

—Me encuentro bien, no te preocupes. —contesta jadeante y respirando con rapidez.

—¡Charlotte no pensé que fueras tan estúpida, por favor! —me grita Tyler ofuscado— yo mismo te escuche reclamarle por lo que sea que haya sucedido en el restaurante a donde fueron, y por si fuera poco echo para atrás la negociación que teníamos hace una hora, justo cuando salían los dos y sin darme oportunidad para hablar con él.

—¿Qué? —digo desconcertada, volviendo mi mirada a Alexandre que hace una mueca cuando se lastima el labio—¿Es eso cierto, Alex?

Alexandre no lo niega.

—Es cierto—confirma, sin desviar la mirada—. Pero no porque yo lo quisiera. La junta directiva, porque mi compañía no la dirijo yo solo, decidió que no encontraba interés en el proyecto y que no le representa una verdadera ganancia comparado con la inversión que haremos. Dicho lo anterior, ángel mío, eso no quiere decir que mi interés en trabajar con la empresa de tu familia quede en el pasado.

Su declarado interés en mí, me deja demasiado sorprendida y en parte con un poco intrigada por su revelación, demostrándonos que no se anda con medias tintas si de conseguir lo que quiere se trata.

—¡Y una mierda! —espeta, escupiendo a unos metros del hombre que permanece en aparente calma mientras que mi primo lo insulta— No puedes ser socio de la compañía, porque para serlo debes ser miembro de la familia y por lo que veo por eso quieres meterte entre las piernas de Charlotte y convertirla en tu puta turno, solo que con un anillo ¿cierto que sí, jodido bastardo?

—Por favor Tyler ¡¿quieres callarte?! Ten un poco de respeto, por el amor de Dios.

Mi primo me ignora, desviando la mirada.

—¿Qué carajo pasa en mi casa? —Brinco en mi sitio al escuchar el enojo evidente en la voz en mi padre — ¡Charlotte, hija! ¿estas bien?

—Estoy bien padre, estoy bien. — respondo asintiendo efusivamente, aunque inquieta ante las revelaciones de Tyler sobre Alexandre.

Ambos hombres se observan sin perderse de vista, en sus miradas oscuras y turbias hay promesas silenciosas de volver a cobrarse este incidente sin testigos.

—¡Oh dios mío! ¡Hijo! —exclama Charis cuando aparece en escena y le da un vistazo a su hijo— ¿pero qué ha pasado aquí?

—¡Toda esta mierda, es culpa de este maldito infeliz madre! —declara Tyler, gritándolo a todo pulmón.

𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝗮𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗮𝘀 ❤🔥Where stories live. Discover now