Capítulo 14.

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Después de hablar con Mary sobre Alexandre, decidí dejar ese tema un lado.

No podía afirmar que los dos estuviéramos en una relación, no sabía en qué términos nos encontrábamos los dos. Entre los dos la química, la atracción es evidente, pero un beso no puede definir nada si entre los dos aún no había claridad. También la duda me asalta cuando pienso en Larissa, esa manera tan íntima y cercana con la que le hablo a Alexandre la noche de la cena me ha puesto a pensar si entre los dos hay mas futuro, que agua pasada.

Tenía tanto en lo que pensar, comenzando con el problema que papá afrontaba. Así que si, deje el tema a un lado porque solo me traería dolor y me enfoque en trabajar con lo que tenía para tratar de encontrar una solución.

Despeje mi mente al darme una ducha, escogí mi ropa y maquille mi rostro siguiendo la rutina de mis mañanas. Los reporteros ya no estaban fuera de la casa, así que no tendría problema alguno para salir de la propiedad.

Al bajar las escaleras, la tranquilidad permanecía reinante en cada espacio. En el comedor me encontré a Charis, la voz de padre se oía lejana desde el estudio y Tyler, tomaba su taza de café en el asiento que siempre ocupa.

—Buenos días—dije, al entrar a la estancia. Ambos me miraron, Charis sonrió educada y Tyler solo asintió, dándome una bienvenida silenciosa.

—Buenos días, querida. ¿Qué tal pasaste la noche?

—No conseguí dormir muy bien, —comento, en tanto vierto el café dentro de la taza disponible en mi puesto — me quede dormida entrada la madrugada.

—Yo logre dormir un poco también, a tu padre sí que no le fue bien. Estuvo dando vueltas toda la noche, el pobre.

Volví la mirada a mi padre, preocupada. Su salud podría afectarse si seguía experimentando situaciones estresantes como esta, temía que un ataque al corazón nos sorprendiera en este momento crítico para todos.

Padre finalmente regresa al comedor. Hoy lleva traje puesto, a excepción de su saco y la corbata que brillan por su ausencia.

Al verme se dirige a mí dejando un beso sobre mi frente, antes de tomar asiento.

—Buenos días, princesa.

—Buenos días, padre ¿Lograste descansar?

Padre intento sonreírme, contrario a eso una mueca fue lo que recibí.

—Muy poco, princesa—contesto, tomando la pastilla de la pequeña bandeja donde Charis las deposita para llevársela a la boca y luego tragar con ayuda del agua.

Extendí mi mano hasta la de padre, la cual tomé en la mía para apretarla sobre la mesa.

—Solo quiero que estes bien padre, eres lo único que me queda. —dije con la vox quebrada por las lágrimas, que ardían en mis ojos y amenazaban con derramarse.

—Lo estaré princesa, te lo prometo.



Luego de tomar el desayuno en casa, salí de allí.

Pero esta vez no estaba en las oficinas. Esta vez me fui a prestar voluntariado en el hospital y a medida que las horas pasaron me olvidé de mis preocupaciones, para enfocarme en Ximena que recibía su novena sesión de quimioterapias y a quien acompañaba mientras terminaba.

—¿Puedo preguntarle algo, señorita Charlotte? —dijo Ximena, con la paleta de agua sabor a limón en la mano que entregamos a las pacientes mientras reciben sus dosis.

𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝗮𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗮𝘀 ❤🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora