Capítulo 38

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Capítulo 38 | "Reuniones y mantequilla de maní"

Maratón 2/4

Kylie Hills

— Vamos — me alienta Axel, totalmente lleno de pintura.

— No puedo.

— Sí puedes.

Estoy frente a un lienzo en blanco, la pintura escurre de mi cuerpo, mi novio, también cubierto de pintura, sonríe tranquilizadoramente.

Ha comprado toda esta pintura, me ha estado animando estas últimas dos horas para que pinte algo, así que en última instancia para distraerme, decidió comenzar una lucha de pintura estúpida, así que ahora ambos estamos cubiertos de pintura, aunque el lienzo en blanco sigue perfectamente limpio.

Noah también es un desastre de pintura en los brazos de Axel.

— Le daré una ducha a Noah, luego volveré por aquí — me explica, dejando un beso sobre mis labios — Si no pintas nada, está bien, lo intentaremos mañana, y todos los días que necesites.

Asiento, dejando que salga de la habitación con mi hijo, pero se voltea de nuevo antes de irse.

— Pero inténtalo, ¿vale? — sus ojos bicolor se posan sobre mí — No sabrás si realmente no puedes hacerlo si no lo intentas.

Volteo de nuevo a mirar el lienzo, el pincel en mis manos tiembla ligeramente y siento que el aire se me escapa. Me asfixio, el olor a pintura parece hacerse el triple de fuerte porque lo siento en todas partes.

Las palabras de Craig cuando me gritaba lo inútil que era para esto retumban en mi cabeza hasta que intento sacudirme de ellas y, sorprendentemente, otras palabras son las que comienzan a reemplazarlas.

Las palabras de aliento de Axel, de cómo ha estado intentando que vuelva a pintar, de todas las veces que ha halagado mis dibujos, de cómo he descubierto que tiene un cajón de su escritorio en el salón de tatuajes lleno de todos los dibujos que me roba. De cómo discute conmigo en broma cada vez que hago que algún dibujo parezca sencillo aún cuando a él le tomó bastante trabajo.

Recuerdo a Hunter, de cómo en su estudio tiene enmarcado un dibujo que realicé de él la última vez que fuimos a la playa, es él, surfeando. Pero no lo enmarcó por eso, lo enmarcó porque yo lo hice.

Recuerdo a Aria, quien siempre me pide que le ayude con sus bocetos, y no porque ella no pueda hacerlo, sino porque le encantan mis dibujos.

Recuerdo al tío Grayson, quien pega mis dibujos en su refrigerador como si aún fuera una niña.

Y el pincel en mis manos se mueve solo.

No pienso en dibujar algo en específico, mis manos tienen vida propia mientras se mueven sobre el lienzo, mientras mi corazón se desborda en toda la pintura que desplazan mis trazos. Mis emociones se plasman en el lienzo como si fueran la manera en la que gritan por mí, en la que se plasman con fuerza para que todos logren comprenderlas.

Siento las lágrimas desplazarse silenciosas por mi rostro, pero no me atrevo a limpiarlas, me permito eso, me permito sentir, sentir con fuerza a través de la pintura.

No sé cuánto tiempo pasa, no sé cuánto tiempo lleva Axel aquí, que me chequea de vez en cuando porque escucho sus pasos, es él quien enciende la luz de la habitación cuando el sol que ingresa por las ventanas desaparece.

Suelto un chillido ahogado cuando la pintura frente a mi toma forma, el pincel cae al suelo al igual que la tabla con pintura de mi otra mano. Retrocedo como si el mismo lienzo irradiara un calor insoportable.

Entre la TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora