7

546 64 0
                                    

~Mara~

Nos reunimos con los chicos unos momentos después. Estaban bebiendo de una jarra.

—¿Qué tomáis? —pregunté alzando la voz, pues no se escuchaba mucho con la música tan alta.

Ambos se giraron a verme y sonrieron antes de abrazarme. Me reí un poco, pero se apartaron rápidamente al notar la presencia detrás de mí.

—Tened más cuidado, le acabo de coser la frente —regañó el pelinegro con el ceño fruncido—. Y tú no bebas, estás con calmantes.

—Está bieeen —bufé aburrida.

Bepo se encontraba a un lado del gentío y me escabullí de hacía ahí, aprovechando que Law no miraba.

—¿Bepo? —le llamé.

Este se incorporó rápidamente.

—¡Mara-san! Me alegro de que estés bien —sonrió ampliamente.

—¿Estás bien? No pareces muy animado —me senté a su lado, notando la fría nieve en el culo.

—Sí, tranquila, no es nada —noté que su tono no era muy sincero, pero decidí dejarlo estar. Si no quería hablar del tema no le iba a obligar.

Abracé al suave osito, cerrando los ojos. Él se tumbó sobre la nieve y me colocó encima de su barriga para que no hiciera contacto directo con esta. Lo agradecí en silencio, pues me estaba congelando.

Miré el cielo. Era un cielo diferente al que veía todos los días desde mi ventana. El que veía en casa era un cielo negro pero iluminado por todas las farolas que alumbraban las calles, produciendo grandes cantidades de contaminación lumínica. Mientras que este era un cielo despejado y limpio, negro pero con las estrellas decorando el firmamento. Sonreí un poco. Era realmente hermoso.

—¿Echas de menos tu casa, Mara-san? —preguntó el oso, sacándome de mis pensamientos.

—Pues... no sabría qué decirte —miré el cielo, recordando todo lo que había dejado atrás con este viaje. El tiempo seguía sin moverse según veía cuando metía la cabeza en la mochila—. Por un lado, por fin me siento liberada... estoy muy tranquila ahora y me lo estoy pasando muy bien con vosotros. Pero tengo la sensación de que este mundo no está hecho para mí. Constantes peleas por ser de una banda o de otra, ser perseguidos por el gobierno... debe ser agotador. Y hoy lo he sufrido de primera mano.

El oso se rió suavemente.

—Yo echo de menos mi hogar —admitió al fin—. Me gustaría ir a Zou nuevamente, mi casa.

—¿Por qué dejaste Zou? —el lore de Bepo en el anime era algo confuso. A veces contaban más, otras menos, pero nunca se acababa aclarando nada.

—Partí de Zou para buscar a mi hermano mayor, Zepo, pero llegué a la Isla Swallow, donde conocí al capitán, a Shachi y Penguin.

Me quedé unos minutos en silencio. Sabía lo que pasaría en dos años desde aquí. Sabía que Bepo volvería Zou y que incluso visitaría el país de Wano tras eso. Pero no quise decir nada.

Law se acercó a nosotros unos momentos después.

—Tanto insistir para ahora quedarte aquí, hay que ver —se sentó al lado de Bepo, tumbándose en su costado.

El oso movió su brazo para rodear al capitán y este sonrió suavemente.

—Hablábamos sobre nuestra casa —explicó Bepo.

Law se giró a vernos con cara sorprendida, pero no dijo nada. Sabía que era un tema complicado. Bepo adoraba la tripulación, pero echaba de menos Zou y eso el capitán no lo ignoraba.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Onde histórias criam vida. Descubra agora