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~Law~

Cuando Caesar y Monet salieron del recinto, corrí hacia la sala donde estaban atrapados.

—¡Torao! –gritó Mugiwara-ya al verme.

Sin embargo, pasé de él, acercándome a la chica.

—Idiota... no debiste quedarte sola con él... —la abracé con cuidado, su respiración era débil y la sangre no cesaba.

—Oye —reconocí la voz de Smoker a lo lejos. No me molesté en girarme para verle—, sácanos de aquí.

Le ignoré nuevamente, desatando a Mara y cargándola a modo princesa.
De una patada, rompí las cadenas de los Mugiwaras.

—¡Increíble! —gritó el capitán de los sombrero de paja.

—¿Quién es el que nos ha atrapado? Parece un marine pero... —habló la arqueóloga.

—Es el Vicealmirante Vergo —dijo Smoker— de la unidad G-5. Es Marine.

—Lo sería si no fuera un infiltrado —solté de forma tajante—. Trabaja para el Joker.

—Joker... antes también lo has mencionado. ¿Quién es? —preguntó Nico-ya.

—Es Donquixote Doflamingo. El rey de Dressrosa —respondí.

De repente escuchamos ruidos en los pasillos.

—Mierda. Tenéis que volver a poneros las cadenas. No son de kairoseki, no os afectarán —dejé a Mara de nuevo en el suelo— lo siento, cariño, volveré a por ti después —le susurré. Aún no había abierto los ojos. Acaricié su mejilla con delicadeza, pero dejé aquello porque me estaban mirando raro.

Con mi poder me puse en las alturas, viendo la escena con cuidado para que no me pillaran.

—Shirororo... —se rió Caesar, mirando a Mara—. Pequeña, sabemos que trabajas para ese inútil de Trafalgar... su Jolly Roger te delata —señaló el brazo de la chica, que estaba tatuado. Vergo le arrancó ese trozo de chaqueta, mostrando el tatuaje y me quedé helado—. Verás, querida, cuando Trafalgar llegó aquí hace dos meses, me juró lealtad entregándome su corazón y yo le entregué el de Monet. Bueno, como ahora nos ha traicionado, es momento de castigarle, ¿no crees?

La morena no contestó, pero sonrió, a penas tenía fuerzas para respirar. Vergo levantó la vara de bambú, dándole un fuerte golpe en la cabeza, noqueándola. Apreté los puños con fuerza.

—Te recomiendo que respondas cuando te hablan —ordenó de forma burlesca.

—Bueno, Vergo, es momento de sacar a Trafalgar Law de su escondite. Aprieta su corazón hasta matarlo —volvió a reírse y me tensé al ver que Vergo era el que tenía el corazón.

Si no hubiera seguido el plan de Mara, ese hubiera sido mi corazón y ahora estaría muerto. ¿Quién se supone que soy? Soy su capitán, el responsable de ella y de mi tripulación. Pero sobre todo... su pareja.

Los Mugiwaras vieron como sacaba el corazón que palpitaba en su mano, aterrados. Vergo apretó el corazón hasta reducirlo a nada. Un gran charco de sangre se formó en su mano, pero yo no fui el que murió, sino Monet, que estaba a unos pasos de Caesar.

—¿Pero qué...? —el hombre de gas la miró, aterrado— Ese era... Era el corazón de Trafalgar... me lo dio él mismo...

Una suave tos por parte de Mara llamó su atención y la miró. Ella alzó la cabeza con una sonrisa en sus labios. Caesar apretó los puños, golpeándola nuevamente en la cara, dejándola inconsciente esta vez.

Y ahí yacía el cuerpo de Monet, muerta. Tras recuperarse del shock inicial, el hombre de gas chasqueó la lengua.

—Matémoslos a todos con el gas H2S —sentenció y salió de la sala. Vergo le siguió de cerca con el cadáver de Monet entre sus brazos.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum