38

258 31 4
                                    

~Law~

A la mañana siguiente, me desperté lentamente. Me sentía cansado, así que traté de volver a dormir. Sin embargo, antes de eso, la miré sin poder evitar sonreír. Le había echado de menos. Acaricié su cabello con cuidado. Se removió un poco sobre mí, parpadeando con pereza.

—¿Law...? —susurró, palpando mi cuerpo con delicadeza.

—Estoy aquí —puse una mano sobre la suya, acariciando su piel con cuidado.

Abrió los ojos con pereza, mirándome y sonrió un poco.

—Me alegro de verte por fin...

La abracé contra mí, besando su frente.

—Pareces cansado, cariño —me miró, acariciando mis ojeras delicadamente.

—No te preocupes —la tomé por la barbilla, besándola suavemente en los labios.

—Duerme un poco más —susurró en mis labios, besándome tras eso.

—Está bien...

Me giré un poco, poniéndome de lado en la cama, mirándola con dulzura. Verla aquí por fin me hacía feliz. No iba a permitir perderla de nuevo.

—Pero cierra los ojos —se rio suavemente, acariciando mi pelo.

—Si lo hago no podré verte.

Se sonrojó un poco por mi comentario, besando mis labios una última vez antes de tomar mi rostro y ponerlo entre sus pechos. Mi turno de sonrojarme, pero no podía verme. Me acurruqué sobre ella, abrazándola por la cintura antes de cerrar los ojos para continuar durmiendo.

Me desperté unas horas después. No sé por qué, pero dormí genial. En realidad sí sé por qué.

Noté movimiento a mi lado otra vez, pero un peso se colocó en mi regazo. Abrí los ojos con pereza y lo primero que vi fue a una Mara subida a mi abdomen, apoyando la cabeza en mi pecho.

La abracé con fuerza, sonriendo ampliamente.

—Buenos días otra vez —dijo ella riéndose un poco.

Tras un rato dando vueltas en la cama, decidimos levantarnos para ir a ver a la gente que nos esperaba.

Al llegar al comedor, todos estaban impacientes, revueltos. Me miraron buscando a la chica. Suspiré suavemente y me moví a la derecha, mostrando a mi prometida, que se escondía detrás de mí.

Cuando la vieron, muchos se levantaron de golpe, entre ellos Penguin y Bepo, que se lanzaron hacia ella, pero sin tirarse encima porque les había advertido con la mirada de muy mala manera. El resto de la tripulación también se levantó y la abrazó, llorando. Los Mugiwaras y los samuráis se quedaron como yo, mirando a veinte personas lloriqueando encima de mi chica.

La situación pudo con ella y también empezó a llorar. Shachi también estaba en el meollo a pesar de haberla visto el día anterior.

Me senté a la mesa, tomando mi taza de café mientras observaba la pelota de personas llorando alrededor de la morena.

Cuando se calmaron, se sentaron alrededor de la mesa, centrando su atención en la chica, que les contaba lo que había sucedido. Esta vez lo hizo con más detalles, pues había podido recuperarse y tenía más energía para hablar.

La normalidad se había instaurado por fin en la banda. Perderla había sido un golpe muy fuerte para todos, pero sobre todo para mí. Estaba destrozado y por un momento pensé que la había perdido. Ir a mi habitación para dormir me recordaba a ella y no podía, así que me pasé las noches en vela leyendo hasta que me quedaba dormido en la mesa.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Where stories live. Discover now