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~Mara~

Habían pasado unos días desde que partimos de la isla de invierno. Por fin llevaba ropa que no me venía grande y con la Jolly Roger de los piratas Hearts decorando las prendas.

Aunque, por supuesto, escondí la sudadera de Law para dormir con ella.
Hay que estar mal de la cabeza para rechazar esta oportunidad.

Cada día entrenamos y mi cuerpo cada vez aguanta un poquito más. Ahora mismo me encontraba con él en la sala de operaciones.

—Veamos cómo va —dijo antes de acercar las manos a mi frente. Había recogido mi cabello para que no le molestara al trabajar.

Nuestra relación se había hecho un pelín más estrecha. Habíamos tenido la oportunidad de hablar un poco más sobre nuestra vida -aunque yo ya lo supiera todo sobre él-.

Retiró el parche para ver la herida. Aún estaba con los puntos, necesitaba estar unos cuantos días más así.

Asintió un par de veces para sí mismo y desinfectó la herida, curándola después.

—No estoy acostumbrado a tanto silencio —sus palabras me sacaron de mis pensamientos y le miré.

—Si quieres puedo gritar como si me estuvieras matando —bromeé y él sonrió un poco.

—Esos tres son muy ruidosos cuando les tengo que tratar. Me alegro de que aguantes un poco mejor que ellos —colocó un parche nuevo sobre los puntos y miró su trabajo, satisfecho—. ¿Te duele algo más?

Negué con la cabeza. Me había dado unos calmantes más suaves esta vez, ya no me dolía tanto.

Me despedí del azabache tras darle las gracias y caminé por los pasillos del submarino, llegando a la cubierta.

Ahí estaban los tres chicos. Penguin y Shachi jugaban a las cartas mientras que Bepo dormía plácidamente tomando el sol.

Me acerqué a ellos con una sonrisa.

—¡Mara-chan! —me saludaron ambos a la vez. Es bastante divertido cuando hacen eso, parecen la misma persona.

—¿A qué jugáis? —me senté a cada lado de ambos, mirando las cartas.

—Es un juego inventado, aún no le hemos dado nombre —dijo Penguin muy orgulloso. Me reí a carcajadas por eso.

Estaban usando una baraja de póker.

—¿Por qué no jugáis al póker? Digo yo, ya que tenéis una baraja.

Se miraron entre ellos y sonrieron un poco avergonzados.

—No sabemos jugar —Shachi se encogió de hombros.

Me sorprendió un poco, pero decidí recoger las cartas del suelo de madera y las que tenían entre las manos y removí rápidamente, explicándoles las normas.

—No tenemos nada que apostar —apuntó Penguin, tomando las cartas que le había pasado.

Pensé unos segundos y sonreí con malicia.

—Como no puedo beber alcohol por los calmantes, ¿qué tal si nos quitamos una prenda cada vez que perdamos una ronda? Es decir, el que gane una ronda se salva pero los otros dos se quitan algo.

Ambos chicos se miraron.

—No es justo, seguro que ganas siempre —hicieron un puchero y me reí.

—Se me da fatal, ya lo veréis.

Jugamos una partida de prueba y se dieron cuenta de que, efectivamente, solo conseguí ganar un par de veces.

—Vamos allá —Penguin miró sus cartas con una gran sonrisa.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Where stories live. Discover now