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~Law~

No dormí en ningún momento, acariciándole el pelo con cuidado a una Mara que descansaba sobre mi pecho.

Aún tenía puesta la máscara de oxígeno, cosa que me hacía sentir mal. La culpa me carcomía por dentro, pero sus palabras me tranquilizaban. Ella no se arrepentía, así que yo tampoco debía hacerlo.

Pasó un rato bastante largo hasta que se despertó, removiéndose un poco sobre mí.

Levantó la cabeza para mirarme, pero no le devolví la mirada, la cual tenía perdida en un punto de la pared. No fue hasta que me estiró de la camiseta que la miré. Tenía los ojos tan abiertos como siempre, ya no tenía esa expresión de cansancio, cosa que me alegró.

—¿Estás mejor? —pregunté con un tono algo serio. Asintió varias veces con cuidado de no hacerse daño.

Me separé de ella y tomé varios instrumentos para poder revisarla.
Le retiré la máscara de oxígeno momentáneamente y le hice abrir la boca para ver la tráquea. Ya no estaba inflamada y las fisuras parecían estar cicatrizando correctamente.

Volví a ponerle la máscara de oxígeno y le revisé el resto de heridas, curándolas y cambiando los parches y vendajes que la cubrían. Ya estaban casi todos cerrados. Me sorprendió la velocidad con la que eso había pasado, pero lo dejé pasar.

Los siguientes días no pasó nada interesante. Mara ya no llevaba la máscara de oxígeno y empezaba a poder hablar bien, sin forzarse. Evidentemente llegamos a la isla y nos fuimos rápidamente, pues quería evitar problemas con otros piratas y con la marina.

Durante esos días fui a verla de vez en cuando, evitando el contacto, pues aún seguía bastante afectado por lo que le había pasado y no quería que estuviera mal por mi culpa otra vez. Sin embargo, cuando iba a verla, me miraba poco y se le veía apagada.

Estaba de camino a la sala de operaciones. Iba a dejarle dormir en su cuarto esta noche, pues ya no necesitaba estar con las vías más, solo tenía que reposar.

Antes de entrar, escuché la voz de Shachi, hablando con ella, y me detuve. Sé que no está bien escuchar a escondidas pero no pude evitarlo.

—¿Habéis vuelto a hablar? —preguntó él con tono algo preocupado.

—No mucho... desde que pasó aquello, me dejó dormir con él pero después se fue sin más —respondió ella con tono triste—. Los siguientes días tampoco hemos hablado mucho y mirarle se me hace difícil. Parecía arrepentido de... —se lo pensó un segundo—, de que nos besararamos —dijo una verdad a medias.

Shachi suspiró.

—El capitán puede ser algo introvertido. Ya sabes que se preocupa por ti y quiere lo mejor para ti. Le conozco desde hace más tiempo y jamás se ha tirado así por mí —se rió él y yo puse los ojos en blanco—. Eso quiere decir que te quiere de verdad. Que no te haya hablado casi estos días está feo, seamos realistas, pero igual tiene sus motivos. La cuestión es no sacar las cosas de contexto y comunicarse. Si queréis seguir con esto, es esencial —concluyó él.

—Sabes mucho para no tener pareja —se burló ella— ¡Ay! —se rió después. Supuse que le había dado un golpecito—. Gracias Shachi...

Me aparté de la puerta y suspiré. Soy imbécil. Me pasé las manos por el pelo, un poco inquieto. No hago más que cagarla una y otra vez.

Toqué la puerta un par de veces y entré sin más, viéndolos hablando aún. Ambos me miraron al entrar. Él me miró con una ceja levemente alzada, pero lo ignoré. Ella apartó la mirada al suelo y sentí una punzada en mi pecho. Entendía su enfado.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora