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~Mara~

Un pájaro con sombrero de cartero se acercó a la barandilla del Polar Tang, donde casualmente estaba yo. Tras la pelea contra los piratas tuvimos que quedarnos unos días emergidos.

El pájaro me pasó un periódico y le di un poco del bocadillo que me estaba comiendo. Mucha casualidad, seguro que ha venido a posta.

Leí la portada del periódico y me sorprendió estar en la portada, junto al resto de la banda.
"UNA NUEVA INTEGRANTE DE LOS PIRATAS HEART".
Me han puesto recompensa. Me quedé en silencio, mirando el periódico, leyendo y re-leyendo el titular una y otra vez.

—¿Ese periódico tiene algo más que palabras y fotos? —Law apareció por detrás de mí, leyendo por encima de mi hombro— Vaya, qué velocidad.

Alcé la mirada, apretando los labios. Él me miró con cara de póker.

—¿Felicidades? —se encogió de hombros.

Genial, a parte de joder el Lore, ahora pertenezco al universo de one piece. Espero que me hagan figuritas y Merchandising.

Le pasé el periódico con un suspiro. Supongo que es el precio a pagar por meterme donde no me llaman.

—Al menos te han pillado bien en la foto —intentó animarme Penguin, que también se había acercado a ver.

Sonreí un poco, no muy convencida. En parte era divertido estar en un cartel de wanted, pero en parte era bastante molesto que tu cabeza tuviera un precio de verdad. La gente ahora buscará matarme.

Los días pasaron y llegamos a una isla para reponer los víveres del submarino y piezas que le hacían falta a Penguin para no sé qué.

Esta vez quise ir con Bepo y Shachi, pero Law me pidió que fuera con él y tuve que aceptar, porque a parte de ser mi capitán, también era muy sexy y decirle que no era pecado.

Caminé a su lado, mirándolo todo con curiosidad. Era una isla de primavera y estaba todo cubierto con flores.

—¿Necesitas algo? —le pregunté en un momento dado, pues había pedido que fuera con él.

—Voy a la librería, por si quieres algún libro o algo. Con los tesoros del otro día, podremos permitirnos comprar varias cosas.

Me fijé que llevaba uno de los sacos con cosas de oro en un hombro y en el otro sostenía a Kikoku. Asentí con una gran sonrisa.

Sin embargo, se esfumó cuando sentí una mirada sobre mí. Me puse una mano en la cintura, buscando mi arma, alerta. El azabache se fijó en lo que hacía y apretó su agarre en Kikoku.

—¿Has notado algo? —preguntó el capitán. Asentí y me miró— Eso es buena señal, significa que nuestros entrenamientos con tu haki están haciendo efecto.

Sonreí con orgullo, bajando un poco la guardia. Mala idea, pues una bala me raspó la mejilla derecha y giré la cabeza instintivamente, esquivandola para que no me diera de lleno. Me puse una mano en la cara mientras que con la otra tomaba mi pistola. Jadeé notando como la sangre salía poco a poco.

Law me dio la bolsa que sostenía, haciéndome apartar la mano de mi cara y me agarró de la muñeca, corriendo a un callejón un poco alejado de ahí.

Unos marines pasaron por al lado de donde estábamos, sin vernos. Law se giró hacia mí, que había dejado la bolsa en el suelo y me sostenía la cara, con una mueca de dolor.

Me apartó la mano, ahora cubierta de sangre y miró la herida.

—No es muy profunda —rebuscó en su mochila, sacando un pequeño kit de primeros auxilios, del que sacó desinfectante y una gasa.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Where stories live. Discover now