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~Law~

Pasaron meses desde que salimos de ese cuartel de la marina. Mi recompensa y la de mis nakamas había sido congelada, pues ahora eran parte de la tripulación de un Shichibukai.

También cambié mi estilo. Uno que iba más con mi puesto. Dejé de llevar tantas sudaderas para ir un poco más arreglado, con camisa o una chaqueta. Aunque siempre tenía sudaderas cerca.

—Vamos, déjame tomarla —suplicó la de ojos azules por enésima vez— además pega con mis ojos —se puso un dedo en el párpado para que viera sus ojos.

Fruncí en ceño, cerrando el cofre con la fruta del diablo dentro.

—He dicho que no —sentencié con seriedad—. Ya te he explicado que tomar una fruta del diablo es mucho más que un poder guay. Tiene muchísimos inconvenientes. Además, ahora que empiezas a trastear con la alquimia te vendría muy mal tomarla.

Ella bufó con fastidio. Hacía una semana que por fin había decidido empezar a leer los libros que le había comprado. Ya era hora, había pasado muchísimo tiempo.

La cosa es que había empezado a trastear también con el kairoseki. Tomar esa fruta del diablo le perjudicaría, pues manipular el kairoseki sería mucho más complicado para ella.

—Al menos ayúdame a controlar el Haki —hizo pucheros.

Guardé el cofre en un sitio seguro, bajo llave y la miré.

—Claro —respondí alzando los hombros.

Aquella tarde estuvimos trabajando su haki de observación con su puntería, aprovechando que estábamos emergidos.

—Dale a ese pájaro —dije, mirándola y ella asintió. Le supo un poco mal por el pájaro, pero se posicionó sobre la barandilla, mirando desde su posición con una única pistola sin mirilla.

No le dio. Ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez. El pájaro se asustó y se fue rápidamente. Gruñó con frustración, recargando las balas que le faltaban, apuntando a otro pájaro que pasaba.

—Respira —le susurré, poniendo una mano sobre su cabeza y me hizo caso, tratando de calmarse.

Disparó nuevamente, dándole de lleno. Sonreí orgulloso y ella empezó a dar saltitos.

—Vale, ahora vamos a probar a notar presencias de otros seres vivos —propuse y ella asintió. Dejó el arma sobre el suelo y se sentó, yo hice lo propio.

Cerramos los ojos. Por mi parte, notaba a toda mi tripulación y algún que otro mosntruo marino que pasaba por ahí.

—¿Qué notas? —pregunté.

—Incomodidad —respondió.

—Es normal al principio —le resté importancia y noté como su cabeza se movía, pero no muy convencida.

—Noto que estás aquí —continuó—. También noto un poco de movimiento abajo, en los pasillos, pero poco más —suspiró.

—Concéntrate, Mara.

Escuché su suspiro con bastante fuerza, pues aún estaba usando mi haki. Abrí los ojos y dispersé mi habilidad. Vi que estaba con el ceño fruncido, tensando su cuerpo.

—Si aprietas más igual pones un huevo —bromeé y ella hizo una mueca.

—Cállate

Me reí un poco, pero conseguí que se relajara.

—Noto a nuestra tripulación dando vueltas por los pasillos —dijo finalmente.

Asentí para mí y alcé un puño para probar su haki.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Where stories live. Discover now