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~Mara~

Al día siguiente me desperté un poco mejor que hacía unas horas. Seguía un poco mareada, pero al menos no iba a potar.

Law seguía dormido con una mano en mi barriga. Sonreí al recordar lo que había pasado anoche. Simplemente adorable.

No me moví, pero le miré mientras descansaba. Parecía tan tranquilo...

Aparté su mano con cuidado de encima de mí, besándola delicadamente antes de dejarla sobre el colchón.

Me levanté con cuidado de no molestarle, yendo al baño. Me lavé la cara con agua fría y después me lavé los dientes para que no me supiera la boca a mierda.

—No suelo comer tanto, ¿qué me habrá dado? —susurré, poniendo una mano en mi frente, notando un fuerte dolor. Vomitar siempre me da dolor de cabeza.

Volví a la cama y me tumbé nuevamente. Tomé la mano del dormido y me la puse en la frente, esperando que tuviera efecto mágico y me dejara de doler.

—¿Estás bien? —escuché su suave voz y me giré para verle, estaba dormitando.

—Me duele la cabeza... —hice un puchero.

Me acarició la frente con la mano que le había puesto ahí.

—Es normal.

Se incorporó en la cama y se transportó rápidamente dos veces. Me acercó una pastilla y un vaso de agua.

—Te irá bien para el dolor de cabeza. El medicamento no es muy fuerte, así que será mejor que hoy reposes, ¿de acuerdo? —asentí y me tomé la pastilla, bebiendo el agua que me había dado.

Él no volvió a tumbarse en la cama, sino que se vistió, pues tenía que hacer cosas.

—Law.

—¿Hm? —se giró para verme.

—¿No vas a decir nada sobre lo de ayer?

—No me da asco el vómito, no te preocupes. Estaba preocupado, eso es todo —se encogió de hombros.

Puse los ojos en blanco.

—Me refiero a lo que hablamos.

—Ah, eso... Bueno, tenías razón en que era algo difícil de contar y mucho más digerir. Pero no, no tengo nada que decir —esbozó una media sonrisa—. Bueno, una cosa sí.

Le miré interrogándole.

—Me encantaría ver tu habitación.

—Ni lo sueñes —fruncí el ceño y él se rio.

—Aún así, se me hace un poco raro ser parte de una historia... ¿el que la creó es un dios para nosotros?

—Mucha gente de mi mundo lo considera un dios, así que podría decirse que sí —me encogí de hombros.

Acabó de vestirse y se sentó a mi lado en la cama.

—Tengo algo para ti —le dije, tratando de incorporarme, pero me paró.

—Dámelo en otro momento, Mara, ahora debes descansar.

Fruncí un poco el ceño, pero volví a tumbarme.

—Entonces ves a buscarlo tú —hice un puchero— está en mi armario.

Me dirigió una mirada, pero asintió. Se fue y volvió con una bolsa negra.

—¿Es esto? —lo miró con curiosidad.

—Ábrelo —sonreí.

Sacó el traje con cuidado y lo miró asombrado y con una pizca de curiosidad.

A través de los mundos (Trafalgar Law)Onde histórias criam vida. Descubra agora