Capítulo 13: Confesiones y verdades

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Haley Bullock:

Mi mente transformó los segundos, una nueva realidad se sumó a mi vida, que se convertía en un riesgo fuera de lo común. Se sintió como el filo de un cuchillo sobre la garganta, consciente de que nadaba aguas profundas. No me bastaba una prueba más para entender que eran ellos, y que iban por más. La foto tembló bajo el descontrol de mis manos, asimilando quienes eran los protagonistas de ella...

Travis fue la primera persona de la imagen a la que vi, con el temor galopando mis entrañas, mi vista parecía un escaneo exhaustivo sobre él. Estaba en medio de dos personas, con rostro serio pero amigable. Mi cerebro supo interpretar una gran equis, marcada por un rojo transparente sobre su cara.

Pensaba en ciclos, con la tristeza sumándose a la situación y rosando el instante en el que pudo haberse dado esta imagen, con la inocencia de sus protagonistas, que jamás hubiesen imaginado un destino tan calamitoso. A su derecha estaba su hermano mayor, Tyler, que me había parecido tan antipático y eternamente intratable, pero que ahora me daba turbación y alarma, como si fuera mi amigo, como si de pronto preocuparme por él fuera estrictamente necesario.

Y es que Tyler era la segunda persona marcada con la equis roja, y solo podía significar una cosa. ¿Sería el siguiente? ¿En cualquier momento le sucedería lo mismo que a su hermano? Lo que más me agitaba era el hecho de que tenía algún tipo de información, no lo habló conmigo aquel día pero estaba al tanto de algo peligroso, para mí y para él, evidentemente. Yo estuve cruzando la mayoría de las líneas rojas, ¿pero qué líneas eran esas? ¿Qué las definían?

En el fondo, supe que Tyler evitaba algo que le había complicado las cosas a su propio hermano, que ahora lo salpicaba y quería omitirlo, que tal vez su método haría desaparecer el problema. Pero no... Intentar desaparecer el problema, intentar huir, le había costado la vida a Travis. A su izquierda se hallaba el menor de todos, Trevor, intrigándome con el hecho que el fuese el único que no estaba marcado por esta equis. El mismo que no podía enterarse de las situaciones que le rodeaban, dicho por su fallecido hermano.

Un solo pensamiento llenó todo el panorama, tras la causa de haber observado la imagen por detrás. Un número cinco fue lo segundo, que no sería algo relevante, pero desde mi punto de vista podría serlo. La velocidad con la que me cambiaba aquella opinión personal, aquella evidencia, lo desvió todo. Fueron dos evidencias que se sobreponían sobre la otra, como una guerra que disminuía la probabilidad de tener razón.

Will era alguien al que yo culpaba directamente dentro de todas mis conclusiones, pero Ashton se tomaba casi todos los motivos que lo culpaban totalmente: Roseanne y Cameron, la imagen de los hermanos Holt, mentirle a un policía, cubrir a Will e incluso atacarlo, como si Will estuviese en el medio de algo que dañaba sus planes, o lo que Ashton mismo creía.

Ni una gota de mi propio intelecto tardó más en el hecho de lo invisible, ni de las conjeturas. Se quebró, desapareciendo con la velocidad inminente del miedo, con todo el cuerpo de Ashton y sus zancadas tan firmes que solo significaban una cosa: alguien estaba en su auto, sus llaves, alguien buscaba lo que no se le había perdido.

Venía muy lejos, pero en pocos segundos estaría aquí. Lo único que proyectaba durante ese instante era lo negativo, en que me vería, de seguro yo desaparecería y mi cuerpo sería hallado como el de Travis. Probablemente Ashton y sus hermanos omitirían el futuro asesinato de Tyler, y la siguiente sería yo, que no estaba dentro de sus planes pero que resultaba ser un error en todos sus cálculos.

Con la lentitud de las tortugas, bajé del auto sigilosa, con el peligro de mis latidos que no se ausentaron, punzadas en mi cabeza por la presión que me daba lo imprevisto, y prevenida con las llaves del auto, que las dejé intencionalmente sobre la silla de copiloto. Realmente no estuvo en mis planes que hacer con las llaves después del descubrimiento, pero estaba segura que dejarlas dentro del auto no eran una ellas. ¿Pero qué hubiese hecho entonces?

Lunenburg©Where stories live. Discover now