Capítulo 14: Confianza fragmentada

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Haley Bullock:

Debía actuar lo mejor posible y mantener el control de la situación. Estaba entre dos decisiones que podrían ayudarme o sentenciarme, pero el susurro de mi subconsciente fue indeciso. Todo lo que conllevaría no pedir ayuda, no dar un testimonio de lo que vi, era capaz de desencadenar otros sucesos.  

Si por fin lo confesaba, tendría la posibilidad de detenerlo aunque ya no resultara sencillo, lo que Ashton dijo resonaba en todo, no era fácil sacarlo de mi mente. En caso de lograrlo, era posible que Roseanne y Cameron quedasen intactos durante el escándalo. Y si ellos también llegasen a caer, Bart quedaría libre, por ejemplo. Todos parecían estar dentro del mismo saco, como me lo mostró la confidencialidad de Roseanne en la cafetería.

Subiendo las escaleras, antes de llegar a la puerta, Dereck Atwood observó con mucha cautela el auto que acabó de dejarme, como si eso fuese a darle una pista. Su ceño fruncido ahora estaba cargado sobre mí, haciendo una afirmación que no imaginé que sería probable.

—El auto de Ashton Dankworth —su análisis emergió como los cuervos frente a un cadáver—. Cambia un poco lo que he estado elaborando, en mi investigación no tuve en cuenta alguna cercanía entre ustedes dos.

—Porque no la tenemos.

—¿Te hizo daño?

—¿Y por qué Ashton me haría daño?

—Porque es el principal sospechoso de la muerte de Travis. Porque de seguro puede ser una diversión, para luego usar otros factores o la venganza —el oficial se cruzó de brazos, como si esperara que mi lenguaje corporal le diese respuestas que no diría en palabras.

Quedé en silencio, intentando digerir nuevas palabras e introducirlas en la mesa como si se tratasen de rompecabezas: diversión, factores y venganza. Mi perplejidad tardó un par de segundos en desaparecer, recordando lo cuidadosa que debía ser.

—¿Y acaso Ashton se está vengando de algo? No tiene sentido lo que dice oficial —hablé con tranquilidad.

—Por supuesto que no, son solo teorías. Puede ser él, al mismo tiempo que no, pero tú sospecharas de algo, ¿cierto? —levantó su ceja, y daba la impresión de que si mentía, estaría al tanto.

—Yo no sospecho de nadie, me parece absurdo colocar como culpables a personas que básicamente no conozco, mucho menos al hijo...

—Los hijos del alcalde —me cortó la palabra—. No me refiero a Ashton solamente, de pronto pudo ser Bart, ¿no lo crees? O su adorada e inteligente hija, Roseanne. Todos incapaces de quitarle las alas a una mariposa.

Abrí la puerta de mi casa, era peligroso seguir hablando con Dereck, que parecía saber más que cualquiera en esta ciudad, y que no dudaba culpar al que se le cruzara en el camino.

—Perdón, pero debo irme, espero que su investigación le dé los resultados que busca —la puerta no cerró porque la mano de Dereck la detuvo con fuerza.

—Debo insistir. nuestra conversación no ha terminado —me informó sonriente y tratando de sonar educado, pero la verdad pareció una regla que seguir al pie de la letra.

Abrí la puerta de nuevo y el oficial giró su cabeza. El auto de Ashton seguía en frente, con las ventanas arriba, que debido a la oscuridad no dejaban verlo ni un poco. Pero me lo imaginé atravesando los vidrios con sus ojos, cauteloso y amenazador.

—Me parece que a él le preocupa lo que usted y yo hablemos —agregó. Fue como si Ashton lo escuchase, ya que arrancó el auto desapareciendo de nuestra vista.

—De seguro está preocupado por mis heridas —mentí de nuevo, preguntándome que conclusiones sacaría si le contaba la verdad, de seguro un simple testimonio, sería la última pieza que necesitaba.

Lunenburg©Where stories live. Discover now