Capítulo 21: Las alturas del crimen

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Haley Bullock:

Era un día tan común y corriente como los del resto del año. No se sentía especial o distinto. Mi vida avanzaba hacia caminos que buscaba pero que seguían perdidos. Cada cumpleaños en mi vida resultaba ser peor que el anterior. En esta ocasión no existían excepciones. Mis amigos habituales llegaron por la mañana para felicitarme, estaban felices por mi nueva edad, dieciocho años.

Zac me regaló un collar hecho de oro, con un cuadrado diminuto hecho de plata que colgaba sobre este junto con un pequeño grabado: "bajo la tranquilidad y dentro de las ruinas", no debía olvidarlo, o algo así comentó. Mientras que su hermana me obsequió una caja llena de libros. Hice chistes, comparando ambas sorpresas e insinuando que los libros de Jinny me gustaron más.

Rett, por otro lado, se atrevió a darme su pintura favorita, siendo el más excesivo de todos los obsequios: costaba miles de euros y fue arrebatada en una subasta por los propios Albertson en la exposición de arte del año pasado. Me dio una sonrisa nerviosa al entregarme una fotografía en donde salíamos Diane, él y yo. Luché por contener mis lágrimas y lo abracé emocionada, rodó sus ojos pidiendo que lo soltara de una vez.

El resto de la mañana fueron de luchas y discusiones en donde los tres me invitaban al gran parque que acababan de abrir cerca de la ciudad.

—Chicos, no tiene sentido —inquirió Rett, dando por perdido el intento de convencimiento—. La apertura del parque iniciará con el vuelo de decenas de globos aerostáticos, Haley no se subirá a ninguno ni por obligación.

—Tu miedo a las alturas —los ojos pensativos de Zac me enviaron señales de comprensión—. Lo he recordado casi desde que te conozco.

—Y lo has dejado de tener en cuenta desde hace mucho tiempo —recalqué con cansancio, lanzándome en la cama como una pluma.

Zac me envió una mirada recelosa. Abrió la puerta de mi habitación para cargar un montón de cosas sobre sus brazos.

—No del todo...

—Zac...

—No pienso atacar tus miedos. Me quedaré contigo haciendo un picnic mientras apreciamos la vista y me hablas de tus libros favoritos —sonrió como un tonto y casi se le cae la cesta cuando buscó el equilibrio de nuevo.

Me hizo reír y atrapé una almohada contra mi cara para soltar un grito sobre ella, pensaban como sacarme de mi casa y la sonrisa cómplice entre Rett y Jinny me lo confirmaba. Zac se sentó a mi lado y yo busqué la misma posición, me miró con intensidad y frunció sus cejas con curiosidad.

—Ya quiero llegar y decirle a mi madre que rechazaste todos sus panecillos rellenos con crema de arándanos. ¿Qué es lo que dice, Rett?

El joven castaño se acercó a la cesta de picnic sacando una pequeña caja con una nota encima. La arrancó como el detective que descubre una pista y se posó en frente de nosotros.

—¡Espero la pases genial, mi adorada Haley, mis mejores deseos en tu día especial. Espero que estos te gusten más que los últimos. Añoro tu opinión!

—Puedes entregármelos —estiré la mano hacía Rett—. Te aseguro que mi opinión le llegará de inmediato.

Él me miró con el mismo gesto que Zac me lanzó hace segundos, aunque parecía más obstinado e impaciente. Se sentó del otro lado y estiró la nota al frente. Intenté arrebatársela junto con los panecillos pero detuvo mi mano en el aire. Enarcó una ceja.

—Tu opinión no llegará al menos que salgas de este lugar y te distraigas un poco. De lo contrario, no te llevarás ni un bocado de los panecillos. Sabes que a la madre de Zac le encantan los detalles. Además, ¿mantener un pequeño equilibrio, una breve chispa con tu entorno o tus "amigos", no es uno de tus lemas preferidos? —desgraciado manipulador.

Lunenburg©Where stories live. Discover now