(59) Tom Riddle

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Ronda nocturna

La muchacha se encontraba sumida en sus pensamientos, uno y mil pensamientos, los cuales se basaban en gran parte en qué haría después de lo que había averiguado acerca de Riddle, desde sus planes macabros hasta su cruel vida. Otra parte de ellos era los TIMOs próximos a realizar, algo para ella no tan complicado al estar a la par de Riddle como alumna excelente. La voz de Albus la hizo salir de sus pensamientos y cerrar de golpe el libro frente a ella: "Magia negra"; donde su contenido era variado acerca de cosas que la chica suponía, el joven Riddle ya sabía, incluso había una pequeña parte que hablaba acerca de la nueva fascinación de Tom, los Horrocruxes. Pero esta era apenas una mínima información.

—Señorita Star —llamó Dumbledore—. ¿No debería estar en su dormitorio en este momento?

La joven asintió sin dudar, mientras ocultaba su nerviosismo al recordar lo que estaba haciendo en la biblioteca.

—Sí, profesor. ¡Lo siento! —se disculpó de inmediato levantándose de su lugar y marchando hacia la salida.

—Pase buena noche, señorita. Y sea cualquier cosa que esté planeando, siga así... —la muchacha solo asintió sin comprender del todo las palabras de Dumbledore y salió de la biblioteca.

Tomando el pasillo oscuro para ir a los dormitorios de su casa, seguía tratando de averiguar a qué se refería el viejo. Antes de llegar a la sala común de los Slytherin, un carraspeo la hizo parar en seco.

"Hoy le toca guardia", pensó.

—Star —habló el joven Riddle tras ella. Mantenía ese típico tono tan neutro pero a la vez que hacía alborotar las hormonas a varias jóvenes.

—Riddle —saludó amablemente pero sin ánimo. Giró para ver al joven prefecto impecable como siempre—. Supongo que no me has frenado para una charla amistosa. Si te preguntas por qué estoy fuera de cama, a eso iba, adiós.

Sus intentos por esquivarlo fueron en vano, sin siquiera poder continuar su camino, Tom continuó con la conversación.

—Eso ya lo sabía, parece que llevas prisa —sonrió burlón—. Pero no es para lo que te hablé.

"¿Por qué siempre que intentaba hablar con él, simplemente la ignoraba y ahora que no quería y solo deseaba estar en su cama durmiendo, a él le apetecía hablar?" suspiró volviendo a girar.

—¿Hablar dices? —preguntó muy apenas—. Mhhh, fíjate que no me apetece, tengo sueño.

—Tendrás que aguantarte —Riddle en un rápido movimiento apenas visible para la chica, la acorraló a la pared más cercana, mirando a todos lados para asegurarse de que nadie estuviera metiendo su narizota donde no lo llaman.

—Ehh, Riddle, me estás apretando —se quejó en un murmullo.

—¡Tú sabes cosas que no deberías saber! —sentenció directo al grano.

—¿Yo?

—¡Deja de hacerte la desentendida! —notando que empezaba a perder la paciencia con la muchacha, relajó sus músculos y se apartó dándole su espacio.

—Sé todo —admitió levantando la vista sin intimidarse y encogiéndose de hombros. Puede que ella sí hubiera estado metiendo sus narices donde no la llamaban y sin querer queriendo descubriera algunas cosas no tan buenas del joven... Pero no le temía aún sabiendo todo, no a él.

—Debería, debería matarte —ella negó viéndolo sin dejar que el terror se asomara en su rostro.

—Tú has matado a Myrtle, ¿no es así? —él asintió como si una simple muerte fuera tan poco. Tan carente de sentimientos, de amor.

Ella era todo lo opuesto a Riddle y a los Slytherin. Al contrario de Tom, que no podía amar, ella no podía odiar.

Al ver a Riddle ahí parado pensando en si debía dejarla ir o asesinarla, ella solo vio a un chico destrozado y podrido, un chico con el que la vida no había sido amable. Una idea descabellada pasó por su mente, hizo lo que nadie en su sano juicio jamás haría. Se acercó al joven Riddle y, parándose de puntillas, lo abrazó, un abrazo que se sintió como si tratara de compensar todos aquellos que él jamás había recibido. Como era de esperar, él se quedó estático con los ojos bien abiertos sin mover ni un músculo.

—No puedo estar contigo Tom, pero tampoco estaré contra ti —susurró al oído del futuro mago tenebroso.

Solo lo soltó y lo miró a los ojos, un pequeño detalle había cambiado en ellos, esos ojos siempre llenos de odio, ahora tenían un apenas notable brillo, muy, muy apenas.

Eso bastó para que Star sonriera para sus adentros. Ahora comprendía las palabras de Dumbi, ella intentaría enseñarle a Tom lo que era amar, aun si fallara, ella lo intentaría.

Se despidió para marcharse a los dormitorios, dejando a un Tom procesando qué acababa de pasar y por qué le permitió hacer semejante acción. No lo sabía, pero en el fondo sabía que debía matar a esa chica, pero no quería.

Quizás podría unirla a sus seguidores, quizás debería mandarla tres metros bajo tierra, quizás la necesitaba a su lado.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Where stories live. Discover now