(44) Rey Francis

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Orden

-¡Detente, Fran! - exclamó suplicante, intentando que su acompañante dejara de hacerle cosquillas. Al ver que él no cedía, rodó por el pasto en un intento de liberarse de su agarre.

-¡Basta! No conseguirás que te suelte. - soltó con sorna. Ella se revolvía entre los brazos del rubio, riendo a carcajadas. En ocasiones, sus manos golpeaban accidentalmente el rostro del otro, pero no se sentía culpable, ya que él era quien provocaba su descontrol.

-¡Suficiente, para yaaaa! - pidió. Él decidió soltarla al notar que hablaba en serio, deteniendo su mini tortura. Cuando la morena sintió cómo aflojaba su agarre, no dudó en darle un pequeño golpe y levantarse para correr. Francisco levantó la mirada, sonriendo al ver a la joven correr por todo el bosque, y se levantó para seguirla.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, la atrapó en brazos, pero esta vez para darle un beso en la mejilla.

-Perdón por el golpe, a veces olvido que estamos comprometidos y debes llegar sano y salvo al altar - mencionó la muchacha.

-Bueno, yo también me retracto de hacerte tantas cosquillas; tiemblas como un vil perrito inocente - eso a ella no le hizo mucha gracia, así que arremetió contra él, chocando su codo en el pecho del rubio. Este hizo una mueca de dolor ante el tacto. -. Pensé que ya no habría nada de golpes. - se quejó, pasando una mano por su pecho para sobarse.

-Ni modo, tú te lo buscaste. - se defendió -, además, fue un golpecito, no seas débil.

Ambos estaban de pie en la sala del rey, permanecían serios pero inquietos, la molestia se sentía en el aire, al igual que la tristeza que inundaba el lugar.

-¿Cómo has decidido esto por mí, padre? - inquirió enfadado ante el rey. Desvió su mirada a la muchacha, quien se encontraba cabizbaja.

-No tengo por qué rendirte explicaciones - respondió casi inmediato. -. Tu matrimonio con la princesa Samarill queda anulado; te casarás con María Estuardo, reina de Escocia - repitió la mala noticia con suma normalidad, como si todo el dolor que estaban sintiendo su hijo y la princesa no importara más que sus propios intereses. -, además, creo recordar que ustedes no se llevaban bien.

-Sabes bien que eso fue antes. - contestó. -. No puedes estar haciendo esto.

-Corrección, ya lo hice. - declaró.

-Por favor, anula ese matrimonio, yo... Te aseguro que tomaré el trono de buena gana, pero no me hagas dejarla. - imploró. Se sentía realmente mal; de un momento a otro le daban la noticia de que tenía que dejar a la persona que amaba para casarse con otra.

Samarill, que hasta el momento había permanecido cabizbaja, con la mirada postrada en el piso, emitió un sonido de cansancio y resignación.

-Francisco, haz caso... Es el rey, tu padre. - murmuró alzando la vista para ver al futuro rey, e intentar sonreírle para tranquilizarlo. -. ¿Recuerdas lo que hablamos esa noche antes de confesar lo que sentíamos uno por el otro? - Francis la miró confundido, pero asintió levemente. -, bueno, ambos dijimos que siempre sería el deber y el bien de nuestro pueblo antes que los sentimientos. Debes dejarme ir y hacer tu vida, tratar de ser feliz... Porque - fue dando pequeños pasos hasta llegar hasta él, tomó sus mejillas entre sus manos y se perdió en esos ojos que tanto amaba -, yo deseo que seas feliz y lleves tu reino muy alto, aunque no sea conmigo. - suspiró y dejó un corto beso en los labios del rubio, para luego reverenciar al rey y encaminarse hasta la salida.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Where stories live. Discover now