(4) Edmund

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Sentimientos. parte 1

La pelirroja estaba de vuelta en Narnia, no lo podía creer. Le tomó tiempo asimilar todo; habían pasado años desde que había pisado Narnia.

A lo lejos, se veía un barco. Ella nadó rápido temiendo que fueran enemigos, pero no era así. Pronto, un joven conocido de cabello castaño se aproximó a rescatarla.

—Geraldine, tranquila, soy yo —el joven la miró.

—Oh por Dios, Caspian —se lanzó a abrazarlo—. Me da gusto verte, ¿qué? No entiendo.

—Tranquila, no eres la única que ha venido —dijo el joven con una mueca de preocupación.

Subieron al barco, y todo iba normal. La joven estaba secando su cabello y cambiándose de ropa. No estaba lista para salir y verlo ahí.

Suspiró para salir, rezaba por toparse a Caspian y que se la llevara, pero no fue así. Al salir, alcanzó a divisar a Reepicheep molestando a un niño rubio y a Lucy, la cual la miró y luego corrió a abrazarla.

—Geral, te extrañaba tanto —la joven pelirroja abrazó a su amiga.

—Yo a ti, Lu —miró a la más chica; su mirada emanaba duda y preocupación—. Lu, él... él está aquí? - Lucy asintió.

—Sabes, esto será incómodo, Lu —la castaña la miró con tristeza.

—Tranquila, pueden hablar tal vez...

—Tienes razón, pero no quiero...

—Hey, Geraldine —la pelirroja volteó a saludar a su pequeño amiguito.

—Hola, Reepicheep. ¿Cómo has estado? Veo que te gusta molestar al niño rubio —ambos rieron.

—Sí, bueno, es que puede llegar a ser un tanto irritante.

El niño rubio pareció escuchar y no tardó en protestar.

—Va, ¿irritante yo? Me están secuestrando —varios de la tripulación rieron al escuchar eso.

La pelirroja se tensó un poco, notó que Edmund, quien estaba al lado de Caspian, la miraba. Trató de no verle y regresó su atención al niño rubio y a su amigo.

—Hey, tranquilo, ellos no secuestran a nadie. Estás a salvo —le guiñó el ojo.

El niño pareció quedarse embobado mirando a la chica.

—Oh, lo siento, ¿dónde están mis modales? Soy Eustace Scrubb —la chica estrechó la mano con la del niño.

—Un placer, Eustace. Soy Geraldine Westt.

El niño pareció sonrojarse.

—Bueno, los dejo, iré por ahí...

La tarde pasó, la noche había caído, y la joven no lograba dormir. En toda la tarde no había cruzado palabra alguna con Edmund; estaba evitándolo.

Suspiró y puso su vista en el hermoso mar mientras se perdía en sus pensamientos. No entendía por qué motivo había vuelto a Narnia ni por qué tenía que volver a ver a Edmund después de tanto tiempo. Después del problema con Edmund, sus padres habían planeado irse de Londres por sus nuevos trabajos, y de ahí nunca había vuelto a ver a Edmund, ni siquiera para arreglar las cosas.

Aún recordaba cómo su mejor amigo, ahora nada, había cambiado tanto desde que empezó a salir con los amigos de su novia, o tal vez ex ahora. La pelirroja había descubierto que la novia de Edmund solo lo utilizaba y lo engañaba. Ella se lo dijo, pensó que era lo mejor para su amigo, pero él no le creyó y dejó de hablarle. Y no era lo que más le lastimaba; la última vez que vio a Edmund antes de mudarse fue en la fiesta de graduación, donde estuvo tensa todo el tiempo y sola. Resulta que uno de los amigos de Edmund le había dicho que fuera a uno de los pasillos porque Edmund quería hablar con ella, pero al llegar a una sala oscura, sintió cómo comenzaban a rocearla de bebidas y empujarla. Ella sabía que Edmund estaba presente, y no hizo nada para ayudarla. Esa noche llegó a casa humillada y sintiéndose inútil, por no haberse podido defender.

Un ruido hizo que volviera a la realidad, y fue cuando se percató de que estaba llorando.

—Geral... —la chica se dispuso a irse del lugar al escuchar su voz.

—No, por favor, no te vayas. Necesitamos hablar.

—Para qué quieres que me quede, Edmund? ¿Me vas a lanzar al mar y te vas a reír? No, no hay un "necesitamos". Yo no quiero hablar contigo. —Caminó tratando de irse, pero una mano la tomó por el brazo.

—Quizás tú no, pero yo sí...

—¿Sabes algo, Edmund? NO. Llevo tiempo esperando hablar, esperaba que trataras de contactarte conmigo. Pero no fue así. No sabes cuánto estuve esperando tan solo un perdón para estar en paz. Los recuerdos matan, Edmund, ¡arden! —se desmoronó en el piso soltándose del agarre del azabache.

—Estás en todo tu derecho de odiarme —suspiró y se sentó en el piso donde estaba la joven—. Sé que fui un maldito idiota, y es poco, pero quiero pedirte perdón por todo. No sabes cuánto me arrepiento de no haberte creído, de haberte dejado sola esa noche. Si tan solo yo...

La joven elevó su mirada al azabache.

—¿Por qué no me ayudaste, Edmund? —su voz se quebró—. ¿Sabes lo que sufrí? Cuando te miré, y tú solo te reías junto con todos. —suspiró—. No sé si logre perdonarte.

—Y no te obligaré a hacerlo. Solo debía pedirte disculpas y saber que estabas bien...

—Si bueno, dentro de lo que cabe estoy bien...

La chica se levantó y se encaminó al cuarto a dormir, mientras el azabache se quedaba mirando a la nada, hundido en sus pensamientos.

Caspian y Lucy miraban preocupados y tristes la escena.

—Tranquila, Lu, ellos... solo necesitan tiempo.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Where stories live. Discover now