(65) Abraxas Malfoy

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—No puedo creer que estés de su lado —reprochó la chica de cabello cenizo a su pareja—. ¡Por Merlín, Malfoy! Él planea asesinar personas, como tú, como yo...

—Te equivocas —negó con un movimiento de cabeza—. No son como tú, ni como yo —se acercó hasta ella y la tomó de la nuca con suavidad para inclinarse a su altura—. Ellos son unos malditos sangre sucia —explicó.

—¿Y crees que por eso no merecen lo mismo que nosotros?

—No, que se pudran —el tono de voz del rubio no era para nada el de Malfoy que ella había conocido. Si bien siempre había sido un maldito arrogante vanidoso, nunca había sido tan frío y cruel. Ella alejó las manos de él y retrocedió viéndolo como si lo desconociera—. Oh, nena, no, no me tengas miedo —trató de acercarse, pero ella se las arreglaba para tomar su distancia.

—Tú no eres Abraxas —murmuró con la voz temblante.

—Claro que lo soy, mírame...

—No, hablas como él, suenas como él... ¿No lo ves? Él está dentro de tu cabeza, te influencia. ¡No eres su amigo, eres más que un perro para él! Haces lo que quiere y lo mantienes contento, pero cuando fallas... —su vista se dirigió al cuello del chico, donde tenía marcas moradas, producto del enojo de Riddle—. ¡Solo mírate! —gritó intentando hacerlo entrar en razón.

—¿Acabas...? ¿Acabas de insultarme? —hubo un momento de silencio. El rubio llevó ambas manos a su cabeza y se inclinó. —Lárgate, Hellay, largo de aquí —dijo en un tono muy bajo, pero decidido.

—Abraxas, abrázame —intentó hacerle razonar, cuando discutían; siempre que decía eso, él la abrazaba y sabían que la pelea había terminado. Pero esta vez el chico ni siquiera la miró—, por favor, vuelve a mí, deja esto, verás que todo estará bien, nos graduaremos y nos iremos lejos...

—¿No lo entiendes? —esta vez levantó su cabeza mirándola apenas a los ojos—. Él jamás permitirá que me vaya de su lado. Una vez que entras, no puedes salir.

—No entiendo, podemos decirle a Dumbledore, él lo detendrá y sabrá qué hacer —propuso inocente.

—No-puedo-estoy-condenado —dijo esto llevando una mano a su muñeca y levantó su manga, dejando ver la marca tenebrosa, la cual la muchacha desconocía—. Estoy atado a él.

—Moriría por ti antes de que algo malo te pasara —se arrodilló al lado de Abraxas y lo tomó del mentón—. Mírame a los ojos y dime que lo intentarás por nosotros, o mírame a los ojos y dime que ya no me amas —pidió—. No puedo irme de tu lado, porque a diferencia de él que tiene que torturarlos y marcarlos, yo lo hago por mera voluntad, porque te amo, Malfoy —buscó sus ojos azules y lo miró por largos segundos.

—Lo siento, Hellay, yo no quiero eso... Yo no-no-te... —sentía que su garganta se secaba y algo le impedía seguir hablando; no era lo que quería decir realmente...— Maldita sea, te amo tanto.

La muchacha suspiró mientras dejaba un corto beso en sus labios; después, solo lo abrazó como si jamás quisiera soltarlo. Malfoy tomó su varita y aspiró una última vez el aroma del cabello de la joven que amaba.

—Avada Kedavra —dijo su fría voz. El agarre de la chica se soltó mientras Malfoy hacía lo posible por mantenerla sujeta contra su pecho, entre lágrimas y un terrible dolor en el pecho.

—Por un momento creí que podrías hacerlo... Te dije que ella solo era un estorbo, ese sentimentalismo es una obstrucción para que cumplas con las próximas tareas que tengo asignadas para ti —habló Riddle mientras miraba la escena con asco.

—¿Por qué? —tartamudeó mientras sus ojos hinchados por las lágrimas veían con detenimiento cada movimiento de su "amigo"—. Prometiste no dañarla.

—¿Estás acaso cuestionándome? —alzó una ceja—. Yo dije que no la dañaría, si la alejabas de ti... Pero como no pudiste, tuve que alejarla yo por ti —sonrió con malicia—. Una traidora menos.

—Hellay —murmuró viendo a la chica con su vista empañada, producto de las lágrimas. Riddle ignoró eso.

—Pronto deshazte del cadáver, te quiero ver en media hora en la sección prohibida, tenemos cosas que hacer —ordenó— dio largas zancadas para salir pero se detuvo junto a la puerta—. Ah y Malfoy, que no se te ocurra volver a levantar tu varita contra mí, si valoras tu vida... —advirtió perdiéndose fuera de la habitación.

El rubio Slytherin temblaba de impotencia y odio; le habían arrebatado lo único que amaba más que a él mismo, pero si algo tenía claro es que la lealtad y admiración que le tenía a Tom Riddle había acabado.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Where stories live. Discover now