(61) Draco Malfoy

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Ruptura

—¡Ya sé que dirás lo mismo de siempre, Draco! Larella, llegué tarde porque... "Estaba peinando mi estúpido cabello rubio teñido" o "Estaba molestando al trío de oro" —agitó las manos en el aire. El rubio la miró ofendido—. ¡Meras excusas baratas! —sentenció con molestia.

No era para más que se encontrara de esa manera, pues su querido novio, o al menos eso pensaba ella, ni siquiera tenía claro qué eran; él jamás se le había declarado, solo solían besarse y hacer alguna que otra muestra de cariño en público. No entendía por qué Draco había estado distante y comportándose extraño últimamente, menos si él no le explicaba nada. Habían sido incontables las veces en que ella trataba de ayudarlo, pero él se negaba a hablar.

—Lar, detente en este momento —pidió el rubio—. Déjame hablar, por favor —alcanzó a tomarla por el hombro y hacer que se detuviera.

—Vete mejor a seguir con tus asuntos extra secretos. Es más —caminó acercándose más al muchacho mientras su mirada se iba intensificando más—, eso ni siquiera importa ahora. Lo que me tiene molesta es que llegaras tan tarde para festejar nuestro primer año siendo... —se llevó una mano a la cabeza pensando y desplazó una mano al aire—. ¡Oh, cierto! ¡Ni siquiera sé qué somos porque no te me has declarado! —gritó provocando que los Ravenclaw cercanos los miraran curiosos—. ¡¿Qué carajos miran?! —inmediatamente todas las miradas se dispersaron.

—Oye, primeramente, cálmate —pidió lo más amable que pudo—. Llegué tarde porque en realidad era algo importante. ¡Y no soy teñido! —corrigió.

—¿Ah, sí? Algo importante —colocó una mano sobre su mentón—. ¿Cómo qué? ¿Te refieres a tus misiones ultra secretas? —nada parecía ir a mejor, más bien las cosas iban empeorando.

—Te he dicho que no toquemos el tema... No es nada sencillo.

—¡Es que nada es sencillo para ti! —dijo dolida—. ¡Draco! Reacciona por favor —habló con desesperación y frustración—. Esto ya no da para más. Es como esos coches de los muggles cuando se quedan sin combustible a medio camino —hizo una mueca por su comparación, también despreciaba a los muggles, pero no tanto para desear su exterminio—. Deja de arrancar y, al final de cuentas, se necesita de dos personas para que pujen el coche, hasta llegar a una gasolinera y volver a hacer que este arranque...

—¿Qué? —preguntó sin comprender su extraña explicación.

—Aquí ya no hay dos personas dispuestas a pujar el coche —su voz sonó tan apagada que Draco se reprendió mentalmente por haber sido un completo idiota con ella. Pero tenía sus buenas razones.

—¿Qué quieres decir con eso?

Ella suspiró y apoyó una mano sobre el hombro izquierdo de Malfoy.

—Que eres libre a partir de ahora. Tendrás todo el tiempo del mundo para tus asuntos secretos —negó con la cabeza inclinada—. Te juro que de verdad traté de ayudarte, quería hacerlo. Pero jamás me lo permitiste —al elevar su rostro, Draco pudo notar los ojos rojos de la chica que amaba.

—Bien...

Esa palabra tan fría que salió de la boca de Draco fue suficiente para confirmarle a la muchacha que realmente él ya no la quería. Suspiró débilmente y pasó por un lado de él.

Lo que no sabía es que estaba muy equivocada, porque en el fondo Draco había decidido alejarla para ponerla a salvo. El señor tenebroso había puesto una misión especial para Draco, no quería pensar en qué, si fallaba, iría contra su amada Lorella.

Jamás se lo perdonaría, así que la protegería aunque para eso tuviera que hacerla sufrir... Por amor.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora