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Narrador omnisciente:

01 de Septiembre 1991..

Orfanato Madame Smith, Doncaster, Londres.

— Haber, bufanda..uh.. abrigo, y...¡guantes! – exclamó Draco ordenando su baúl – lo último pero, no menos importante,..¡tú Mirr! – le dijo a su lechuza.

— Draco...¿podemos hablar? – le dijo la madre superiora y él asintió – espero y seas muy feliz en estos meses que estarás fuera, allá en ese colegio.. extrañaré no verte leyendo algún libro, cariño.

— Yo también extrañaré nuestras pláticas, madre superiora – le dijo él y la abrazó – ya dejo irme, adiós – se despidió y con su baúl y lechuza en mano salió hacia afuera, donde Hagrid lo esperaba junto a Harry – Hola, Hagrid – el semi gigante lo medio abrazó y tomó su baúl – Hola, Potter.

— Hola, Malfoy – Harry le devolvió el saludo y miró hacía otro lado – ¿ya podemos irnos, Hagrid?

— ¡Oh, claro que sí, Harry! – le respondió Hagrid – vamos, suban – les indicó subirse a la moto.

Sólo bastó con que ellos lo hicieron para que él iniciara el viaje hasta la estación de trenes en Londres.

— Bien, ¿ven eso allá bajo? – les preguntó y los chicos asintieron – esa es la estación de trenes, ya llegamos, están a sólo minutos de ir de camino a Hogwarts.

Hagrid había dejado a los chicos muy confundidos, ya que, sólo les dió sus tickets pero; no les proporcionó nada de información

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Hagrid había dejado a los chicos muy confundidos, ya que, sólo les dió sus tickets pero; no les proporcionó nada de información.

— Vamos, donde esa señora, puede que sepa algo – sugirió Draco, cuando a lo lejos observó a Molly Weasley y Harry lo siguió.

— Vamos, vamos, chicos corran – dijo la señora Weasley apurada – deben pasar, Percy, tú primero – le indicó y el chico corrió hasta pasar a la plataforma.

— Mamá...¿no puedo ir…? – le preguntó Ginny – Ron también va, ¿porque yo no?

— Ginny, amor, ya hablamos de eso – le contestó ella – aún no tienes edad, en un año más podrás ir – la niña asintió – ¡Fred, eres el siguiente!

— No soy Fred, soy George – dijo el chico – ¿De veras, mujer, y así dices llamarte nuestra madre?, ¿no te das cuenta de que yo soy George?

— Lo siento, George, cariño – le dijo.

— Estaba bromeando, soy Fred – dijo él y se alejó.

Ambos gemelos desaparecieron llegando a la plataforma.

Draco y Harry observaban todo algo asombrados.

— Discúlpeme – dijo Harry a la mujer.

— Hola, querido – contestó ella – primer año en Hogwarts, ¿no?, también es el de Ron.

El mencionado dió una sonrisa de labios cerrados, Ron era alto, algo flacucho, con muchas pecas y la nariz un poco larga.

— Si – contestó Draco por el castaño – lo que pasa..es que no sabemos cómo cruzar.

— ¡Oh, querido! – exclamó ella bondadosamente – no sé preocupen, miren, lo único que deben hacer es.. correr directo hacía la pared que está entre las plataformas 08 y 09, no deben parar, y tampoco tengan miedo..no les pasará nada.

— Humm...De acuerdo – le respondió Harry.

— Muchas gracias, señor – le agradeció Draco y Molly le sonrió – un gusto, Draco Malfoy – dijo y corrió hacia la plataforma.

A Molly se le borró la sonrisa que había en su rostro, todo ese tiempo había estado hablando con el hijo de uno de los  mortifagos que más repudiaba cuando éste aún seguía vivo.

A Molly se le borró la sonrisa que había en su rostro, todo ese tiempo había estado hablando con el hijo de uno de los  mortifagos que más repudiaba cuando éste aún seguía vivo

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Lo habían logrado...

Habían llegado a la plataforma 9¾.

El humo de la locomotora del tren se elevaba por las cabezas de la ruidosa multitud.

Habían gatos de todos los colores, las lechuzas se llamaban unas a otras con un malhumorado ulular.

Los primeros vagones ya estaban llenos y por las ventanas se podían ver varios alumnos asomando sus cabezas despidiéndose de sus padres o cualquier familiar.

— Abuela, he vuelto a perder a mi sapo – dijo un niño a lo lejos.

— Oh, Neville – la anciana suspiró.

Harry subió al tren dejando a Draco solo, aunque, a éste poco le importaba, tampoco era que quisiese ser amigo de él.

— ¡Te lo juro, Lee, mamá estaba furiosa! – exclamó uno de los gemelos, era George – nos dijo que no nos daría dinero para comprar más cosas de bromas.

— Hola, disculpen, ¿cuánto falta para que el tren parta? – se acercó Draco a ellos.

— Faltan diez minutos – le contestó Lee Jordan, el mejor amigo de los gemelos – ¿cómo te llamas?

— Malfoy, Draco Malfoy – les contestó.

— Pues un gusto, Draco – le dijeron los tres.

Draco no lo sabía, pero, había hecho sus primeros amigos.

Los Elegidos  || Harco Where stories live. Discover now