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Narrador omnisciente:

El juicio de Harry se había llevado a cabo, el de lentes agradeció a merlín, pues Dumbledore llegó al último momento y logró que el Wizengamot entrara en razón, y lo más importante; no sería expulsado de Hogwarts.

Luego del beso la noche antes del juicio, Harry y Draco no volvieron a hablar. El rubio estaba en una especie de depresión, no salía de su habitación ni dejaba que nadie, excepto Hermione y los gemelos, entrara.

Esto a Harry le preocupaba, Malfoy no estaba muy bien mentalmente desde lo ocurrido la noche del cementerio. Digorry lo había dejado dañado.

— ¿Aún no desea salir? – preguntó Severus, apenas Hermione salió de la habitación, y ésta negó – Draco necesita ayuda, está muy mal.

— Hoy seria el cumpleaños número 18 de Digorry – comentó la castaña – está muy mal. Lleva llorando desde la madrugada.

— No me puedo imaginar el dolor que debe estar sintiendo – habló Lupin – cuando pierdes a alguien querido, y luego es su cumpleaños no puedes simplemente con el dolor. Porque todo te recuerda a como era esa persona en esa fecha.

— Si – dijo Sirius – aún recuerdo cuando fue el primer cumpleaños de James...luego de..luego de su muerte. Fue un día mucho más triste de los que ya tenía en azkaban.

Harry no habló ni una sola palabra en el desayuno, necesitaba de una forma u otra entrar a la habitación de Malfoy.

— ¿Y por qué no te pones la capa de invisibilidad? – le sugirió Sirius, luego de que Potter le comentara su deseo – aprovecha cuando los gemelos o Hermione entren a su habitación. Mira que Malfoy no es santo de mi devoción, pero estoy tratando de que lo sea por mi relación con Severus.

Harry sonrió y se fue por su capa. Una hora después logró entrar a la habitación de Malfoy detrás de Hermione.

— ¿Te sientes mejor, Dray? – preguntó ella.

— No...me siento fatal – contestó Draco – me siento horrible.

— ¡NENA! ¡MIONE! – gritó Fred y ella se disculpó con Draco, para luego salir.

Draco que se estaba volviendo a acostar, se pegó un susto cuando vio a Harry ahí.

— ¿Potter? – dijo confundido – ¿qué haces aquí?

— Yo..vine a verte – contestó Harry – Draco, ¿por qué te echas la culpa de algo que tú no provocaste?

— ¡Claro que sí lo hice! – exclamó Draco molesto – yo fui el culpable de que Cedric esté muerto, fue por defenderme a mi que él terminó muerto. Por mi culpa está muerto. Por defenderme, todo el mundo mágico sabe y piensa que soy el culpable; en Hogwarts igual.

Harry tomó el rostro pálido de Draco y le plantó un beso lento y suave.

— Tú no eres el culpable de nada, Draco – le dijo Harry – Y nunca lo serás, tal vez ese era su destino. Draco, yo estuve ahí...¿y que mierda importa lo que vayan a decir en Hogwarts o en el maldito mundo mágico? Yo te creo, y eso es lo único importante. Granger lo hace, todos lo hacemos. Y tú no tienes ni una sola pisca de culpa.

Malfoy negó repetidamente mientras de sus ojos escapaban lágrimas, lágrimas llenas de dolor y fundió su rostro entre el cuello de Potter.

Ambos leones duraron un buen rato llorando, si, ambos. Draco por obvios motivos, y Harry porque por primera vez en todo el verano y luego de esa noche, sacó el dolor y trauma que vivió.

— Te quiero, Harry – murmuró Malfoy – necesitaba oír eso.

— Yo también te quiero, Draco – dijo él de la misma manera.

Los Elegidos  || Harco Where stories live. Discover now