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Narrador omnisciente:

La cámara de los secretos ha sido abierta, enemigos del heredero temed.

Hermione tragó saliva y miró con preocupación a Draco, pero, algo más llamó su atención, había algo colgado de una de las argollas del pasillo.

—...¿Que es eso? – se atrevió a hablar Harry, y se acercó a la cosa, rápidamente se dió cuenta que era la señora Norris, la gata de Argus Filch; el conserje de Hogwarts – es la señora Norris...

Los pasos apresurados de los demás alumnos se escucharon, y en pocos segundos un gran bullicio se formó, Cedric Digorry quisó ir dónde Draco, pero sus amigos se lo impidieron. Pansy Parkinson, que siempre hacía comentarios indebidos, no perdió tiempo en decir alguna estupidez.

— ¡La cámara de los secretos ha sido abierta, ustedes impuros serán los primeros! – gritó, y su mirada fue directamente a parar en Hermione.

Los murmullos y el bullicio en el pasillo se hicieron más fuertes, Filch llegó al lugar, prácticamente corriendo.

— ¿Qué pasa? – dijo – ¿qué pasa aquí?

Entre empujones se abrió paso y contempló con sus propios ojos a la señora Norris.

— ¡Señora Norris! – habló con impresión – ¡mi gata!, ¡mi gata!, ¿qué le ha pasado a la señora Norris? – chilló con los ojos muy abiertos, y se fijó en Harry – ¡Tú! – chilló una vez más – ¡tú has asesinado a mí gata!, ¡tú la has matado!, ¡y yo te mataré a tí!, ¡te...!

— ¡Argus! – en el pasillo se escuchó un grito seco y demandante, era Dumbledore que venía junto a Mcgonagall y Snape. Pasando por delante de Ron, Harry, Hermione y Draco, fue y descolgó a la señora Norris – Ven conmigo, Argus – dijo volviéndose hacia todos – ustedes también, señor Potter, señor Weasley, señorita Granger y usted...señor Malfoy.

Lockhart le dió como opción su oficina a Dumbledore y éste aceptó, entrando todos a la oficina cada uno tomó asiento, los Lockhart de los cuadros intentaron esconder ante la visita repentina de todos; tenían rolos en el pelo, y una que otra redecilla.

Dumbledore dejó a la gata en el escritorio de la oficina y se puso a examinarla. Harry, Ron, Hermione y Draco intercambiaron miradas tensas, y mirando al frente se dieron cuenta de la mueca que se formó en el rostro de Dumbledore.

Filch se mantenía en una esquina, su sollozos sin ninguna lágrima, pero convulsivos se escuchaban en toda la habitación. Snape estaba muy cerca de Mcgonagall y Dumbledore, y parecía que estaba haciendo un muy gran esfuerzo para no sonreír.

— Puedo concluir que fue un hechizo lo que produjo su muerte – opinó Lockhart – quizá la tortura metamórfica, he visto muchas veces sus efectos.

Y así pasó un buen rato, Dumbledore examinando a la gata, Lockhart divagando y sus cuadros asentían dándole la razón. Y obviamente, Draco estaba nervioso por la mirada que le daba Snape.

Finalmente, Dumbledore habló:

— No está muerta, Argus – dijo y el corazón de Harry dió un vuelco de emoción – está petrificada.

— ¡Fue él! – acusó Filch señalando a Harry – ¡pregúntele!

— ¿Harry tuviste algo que ver? – preguntó Dumbledore calmado.

— No, señor – contestó – yo..y Ron íbamos directo a nuestra sala común, cuando nos topamos con...eso.

Hermione le dedicó una mirada alarmada a Draco, Potter se había inventado algo que probablemente lo salvaría a él y Ron de algún castigo. Ellos no tenían nada que decir.

Los Elegidos  || Harco Where stories live. Discover now