Los Elegidos || Harco

40

Narrador omnisciente:

—…¿Tienes al chico, colagusano? – preguntó una fría voz.

— No...mi lord – contestó Pettigrew.

— Debes conseguirlo.. él nos será de mucha ayuda – dijo la fría voz – ¿dónde está Nagini?

— No lo sé, mi lord – dijo Pettigrew.

« Alguien nos está espiando.... » – dijo una serpiente arrastrándose hacia la cama de dónde provenía la fría voz.

— Apártate colagusano, y démosle la bienvenida a nuestro querido Draco – dijo la fría voz – ¡Avada Kedavra!

Draco se despertó desorientado con la boca ente abierta, el sudor bajando por su rostro e inundando su pecho, su pelo se pegaba en su frente y sus ojos tenían las pupilas dilatadas.

— ¿Qué diablos fue eso? – murmuró y se recostó nuevamente tratando de conciliar el sueño, pero no pudo – genial....ya no podré dormir.

Por otra parte, en Privet Drive las cosas no eran tan  distintas, Harry había tenido la misma pesadilla que Draco. Tenía dos noches seguidas en las cuales se despertaba a causa de esas pesadillas.

— ¡Potter, apúrate, el desayuno! – dijo tía Petunia y Potter pegó un suspiro, y salió de la cama – ah, que bueno que despiertas. Ve a hacer el desayuno, saldremos a las siete de la mañana.

Harry se tomó el atrevimiento de ver la hora, el reloj marcaba las cinco de la madrugada.

— Viéndole el lado positivo, me quedaré solo todo el día – susurró Harry, mientras iba a la cocina.

Los Dursley irían a visitar a Marge Dursley, la hermana de tío Vernon y definitivamente no querían a Harry cerca de la mujer. No después del verano anterior.

Draco les había contado a los gemelos sobre su sueño, el chico pensaba que no era normal, menos cuando en este mismo casi es asesinado. Ginny estuvo de acuerdo con él.

— Oigan, ¿y si les cortamos el pelo? – propuso la pelirroja y ellos la miraron horrorizados – ¿qué?, deberían de hacerlo.

— Es muy buena idea lo que dice Gin, fotocopias – dijo Draco sonriendo con maldad.

— Yo no voy a dejar que toquen mi pelo – habló Fred y Malfoy rió – a Mione le gusta como se me ve.

Los gemelos, Ron tenían el pelo largo, todos se habían negado a cortárselo. El único en la madriguera con el pelo corto, no tanto pues le da por la nunca, y bien peinado era Malfoy. A él no le gustaba eso de tener el pelo tan largo.

— Debo de admitir que se ven muy bellos con el pelo así, chicos – decía Molly desde la cocina – pero, Ginny y Draco tienen razón, lo tienen demasiado largo. Ya casi les da por la mitad de la espalda, les recomiendo que se lo corten por los hombros, así les será más cómodo. Además, Fred, la foto que le enviaste a Hermione ¡fue en abril, por merlín!, ¿sabes cuánto a pasado?

— Tres meses, Molly – contestó Draco y ella asintió – para que tengan más confianza, se los cortaré yo. Gin, dame las tijeras.

Luego de estar una hora cortándoles el pelo a los gemelos y Ron. Draco salió de la madriguera con un libro en mano y fue hacia la pequeña colina donde los chicos practicaban Quidditch.

Los Weasley habían salido al pueblo, pues, habría una feria y Molly quería ir.

El libro que andaba leyendo era: Las Crónicas De Narnia.

El rubio estaba tan concentrado en su lectura y en unas anotaciones para el club de lectura, que no se dió cuenta cuando Digorry se sentó al lado de él.

— ¿No me vas a prestar atención? – inquirió molesto y Draco se sobresaltó – ¿acaso un tonto libro es más importante para tí, que yo?

— No, claro que no, Ced – respondió – sólo que no me di cuenta cuando llegaste, estaba muy concentrado.

— Dame el libro – le ordenó y Draco negó – dame el libro, Draco te estoy hablando. Qué me pases el puto libro – dijo con rabia y le arrebato el libro de las manos – esto es para que aprendas, que yo soy mucho más importante que un tonto libro.

Digorry rompió las hojas de los libros, y de los ojos del rubio escapaban lágrimas.

— ¡¿Qué te pasa, imbécil?! – le dijo y recibió una cachetada, detrás suyo, Draco escuchó unas pequeñas risas. Cuando volteó se dió cuenta que se trataban de los amigos de Digorry – debí suponerlo...

Con gran velocidad se fue corriendo hacía la madriguera, sin percatarse que alguien se encontraba ahí.

— Maldito.... – murmuró – ¿por qué te tengo que amar, Cedric?, ¿por qué?

— ¿Qué te hizo ahora tu noviecito, Malfoy? – Draco no necesito voltear cuando escuchó esa molesta voz.

— ¿Qué haces aquí, Potter? – preguntó y sintió la mano de Harry en su hombro – no me toques..

— Ay, perdón – contestó Harry con sarcasmo – Dumbledore me envió, iré al campeonato de Quidditch...¿ustedes igual, no?

— Si – dijo él y se limpió las lágrimas – eh, iré a mi habitación..los Weasley no tardan en llegar.

Draco se había puesto algo nervioso con la cercanía de Potter, más si éste le miraba los labios. Potter estaba igual que siempre, sólo que esta vez el también tenia el pelo largo.

Harry se quedó pensando en lo bello que Draco se veía y incluso aún llorando. El miope odiaba ese sentimiento que se posaba en su pecho cuando pensaba al rubio, porque si, aunque no lo admita, él piensa en Draco....