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Narrador omnisciente:

Gran comedor, 31 de octubre 1991..

— Oigan – dijo Fred – ¿han visto a Hermione y Draco?

— No – contestó Lee.

— Yo si – dijo Parvati Patil – ha pasado el dia en el baño de chicas del segundo piso, Draco está con ella.

— Demonios – susurró Ron – seguro ya deben estar en la sala común.

— Si, supongo – dijo Fred.

Harry se estaba sirviendo una patata con piel, cuando el profesor Quirell llegó rápidamente al comedor, con el turbante torcido y cara de terror. Todos lo observaban mientras se acercaba a Dumbledore, se apoyó en la mesa y jadeó:

— Un troll...en las mazmorras... pensé que debían saberlo – y entonces cayó desplomado al suelo.

Se produjo un tumulto de gritos de desesperación en el comedor, y Dumbledore tuvo que hacer salir un poco de juegos artificiales de su varita.

— ¡Silencio! – exclamó y todos callaron – prefectos, conduzcan a los estudiantes a sus salas comunes, de inmediato.

Percy se paró rápidamente de la mesa y comenzó a dirigir a todos los estudiantes de Gryffindor, aunque, son darse cuenta le faltaban dos de ellos.

— ¡Síganme! – decía – ¡los de primer año, manténganse juntos!, ¡no necesitan temer a un troll si siguen mis órdenes! Ahora, vengan conmigo, hagan sitio – les dijo a los mayores – los de primer año vienen conmigo.

— ¿Cómo ha podido entrar un troll? – preguntó Harry, mientras subían las escaleras.

— No tengo ni idea, parece ser que son realmente estupidos – dijo Ron – tal vez Peeves lo dejó entrar, como broma de Halloween.

Pasaron entre varios grupos de alumnos que corrían en distintas direcciones.

Harry se aferró al brazo de Ron, al recordar un mínimo detalle.

— Ron…acabo de acordarme.. Malfoy y Granger – mencionó.

— ¿Qué con ellos? – preguntó.

— No saben nada del troll – dijo y Ron se mordió el labio.

— Oh, bueno – dijo enfadado – pero que Percy no nos vea.

Se escabulleron entre los alarmados Hufflepuff y aunque no lo notaron; Neville los observó extrañado.

Se fueron por uno de los pasillos y corrieron hacia el baño de niñas.

Acababan de doblar la esquina cuando escucharon pasos rápidos a sus espaldas.

— ¡Percy! – susurró Ron y se escondieron tras una pared.

Sin embargo, quien estaba dirigiéndose hacia donde estaban no era Percy; era Snape, quién cruzó el pasillo y despareció de la vista de ambos.

— ¿Qué es lo que está haciendo? – murmuró Harry – ¿por qué no está en las mazmorras con los demás profesores?

— No tengo la menor idea – contestó Ron.

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Los Elegidos  || Harco Where stories live. Discover now