"Los únicos con el poder de derrotar al señor tenebroso se acercan...."
Todos los personajes y el mundo de Harry no me pertenecen, todos los derechos a J.K Rowling.
Digorry esperaba a Draco con unos nervios terribles, él realmente estaba enamorado del rubio, sólo que no sabía cómo decírselo.
— Ya llegué – dijo Draco – ¿nos sentamos?
— Si, claro – contestó él – te ves increíble... – halagó – yo vine con mi uniforme.
— Ay, perdona, ¿no era así? – preguntó inseguro.
— No, no, no te preocupes – negó calmandolo – es sólo que yo siempre ando con mi uniforme, sólo los sábados me lo quito cuando vamos a hogsmeade o cuando hay algún partido de Quidditch.
— Bueno, yo y Hermione siempre que terminan las clases nos ponemos ropa normal, por las reuniones del club – mencionó riendo – de hecho...ella me trajo el próximo libro de cazadores de sombras, por si quieres leerlo en verano.
— Me encantaría – aceptó – ¿estarás con los Weasley?
— No lo sé, sólo estaré si los gemelos me invitan – agregó.
— O, yo podría ir al..ya sabes, orfanato – sugirió.
— ¿Encerio lo harías? – preguntó Malfoy.
— Si...eh, me encantaría conocer un poco de Londres muggle contigo – mencionó – tengo curiosidad de cómo es, y además, nos conoceríamos más.
Draco sonrió y por un momento conectaron miradas, pero, el Hufflepuff apartó la suya.
Entonces, un silencio incómodo se creó en el lago.
— Draco...yo – comenzó el tejón – …quisiera decirte algo – los iris de color azul de Draco lo miraron fijamente y esto hizo que se pusiera más nervioso – olvídalo.., vámonos, ya la cena va a iniciar.
Malfoy se sintió algo mal, ya que él pensaba que Cedric le iba a confesar sus sentimientos o algo, pero que equivocado se sintió.
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En el gran comedor Hermione esperaba a su mejor amigo, mientras que era observada por Harry o Ron.
— ¿A quién esperas, Hermione? – preguntó Ginny apenas se sentó.
— A Draco – dijo la castaña – salió con Digorry – le susurró lo último y la pequeña Weasley sonrió emocionada.
— Mira, ahí vienen – señaló Ginny hacia la entrada.
Draco se acercó a ellas y se sentó.
— ¿Se te declaró? – preguntó Hermione.
— ¿A qué si, Draco? – dijo la pelirroja, y siquiera por cortesía recibió una respuesta – ¿Draco?
— ¿Qué pasó, Dray? – le preguntó Hermione cuando vio con una pequeña lágrima fugaz bajó por su mejilla.
— No me dijo nada – murmuró solamente para las chicas, y ellas lo miraron con tristeza – pero, bueno, supongo que; no soy correspondido – dijo amargamente.
