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Narrador omnisciente:

…Draco...Draco...ven...ven a mi... Draco

Únete a mi... Draco

Los ojos azules de Malfoy se abrieron con sobresalto.

— ¿Qué diablos fue eso? – masculló y vio la hora, eran las cinco de la madrugada, bajando a la cocina por un vaso se encontró con Molly – hola, Molly.

— Oh, hola, cariño – dijo ella – ¿qué haces despierto tan temprano?, ¿irás a leer antes de irnos a Grimmauld Place?

— No, no – negó – es que tuve una pesadilla.

— ¿Con tus padres nuevamente? – preguntó ella preocupada.

— No....era con una voz – mencionó Draco – era una voz muy parecida a la de Volde...

— No digas su nombre, Draco – habló el señor Weasley llegando a la cocina y le dió un beso a su mujer.

— Si, lo siento, Arthur – se disculpó el rubio –  y sobre mis padres, Molly. No he vuelto a hablar con ellos...mi padre me mintió y eso nunca se lo perdonaré, ¿qué les costaba decirme todo desde la primera vez que los vi? O ¿en la carta que me entregó mi tía Andrómeda?, eso es lo que me molesta que no lo hicieron.

Molly dió un suspiro y acarició la mejilla del rubio.

— A veces los padres tomamos decisiones que sabemos que a nuestros hijos no les gustarán o que incluso; nos pueden dejar de hablar, sólo para protegerlos – dijo – y creo que eso fue lo que Lucius y Narcissa hicieron contigo, Draco.

— Tal vez – suspiró él y se sentó a desayunar junto a Arthur y ella – ¿los dejarás dormir un rato más?

— No, que va – contestó Molly – ¿no escuchas ese ruido?, Ginny ya debe estar alistándose, Fred y George igual. Ronald no, ya sabes, tiene el sueño muy pesado.

Draco rió e inquirió:

— Fred está ansioso por ver a Hermione – dijo – yo también.

— Y si – Molly negó divertida – quién me preocupa es Harry, no he sabido nada de él en todo el verano. Me preocupa mucho.

— Bueno, si Dumbledore a prohibido que le envíen cartas pues que van a saber de él – mencionó el rubio sin miedo alguno, pues eso le molestaba – me parece muy injusto que a él no le han dicho nada de la orden del fénix, pues, Harry merece saberlo; él también estuvo cuando Voldermort regresó. A él y a mi fueron a los que Voldermort les lanzó crucios, a los que los retó a pelear contra él, a quién asesinó fue a...a Cedric y ¿así no puede saber nada?

— Draco, ya hablamos de eso, Harry no puede saberlo porque así lo quiere Dumbledore – dijo Arthur.

— Con todo respeto, señor Weasley – habló Draco – pero yo a Dumbledore me lo paso por donde no me da el sol. Ese maldito viejo es un desgraciado...que no quiere que Potter sepa la verdad, ¿por qué?, no sé. Pero, el punto es que; si Ronald tuviese el coraje suficiente le enviara cualquier tipo de información a SU mejor amigo y según él "hermano y compañero". Harry merece saber sobre la orden, y merece estar en Grimmauld Place tal y como nosotros, porque él y yo somos los únicos que vamos a vencer a Voldermort. Nosotros dos somos lo que tal vez un día ya no estemos con vida, y me enoja, me duele y desgarra que hayan matado a Cedric por mi culpa. Harry, él merece saberlo, merece saber todo lo que el maldito Profeta está diciendo – parándose de la mesa se dió cuenta de que todos los Weasley lo miraban impresionados – me avisan cuando nos vayamos.

Fred y George fueron los primeros en reír y chocar los cinco.

— Nuestro hermanito tiene toda la razón – dijeron y se fueron a la habitación de Draco – hermanito, eso fue increíble.

Los Elegidos  || Harco Where stories live. Discover now