، 🦋 : Una noche en el club.

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El silencio invadía el pequeño espacio del auto. Tan sólo podía escucharse el ruido del motor y los autos pasando a su lado. Jimin repasaba las palmas de sus manos sobre sus piernas, nervioso, incómodo.

Aún más por ese corto lapso de tiempo en el baño, en el que Jungkook parecía querer cortar hasta la más mínima distancia entre ambos. Probablemente él no se hubiera negado a ello.

Y no se culpa, Jungkook parecía estar mejor que cuando era joven. Sus pómulos marcados al igual que su mandíbula. Esos pequeños lunares en su rostro que lo decoraban de una forma hermosa y atractiva, recordaba cuando pasaba la punta de sus dedos por cada uno, intentando formar una figura. La barba incipiente era lo que más le gustaba. No habían pasado los años en vano para él.

Podía divisar su casa a la lejanía. Ansiaba por bajar del auto y entrar a su casa, darse un buen baño, acostarse a dormir y dejar de pensar en todo lo que ocurrió ese día. Se suponía que era para distraerse, no para estar más tenso que los días anteriores.

La voz de Jungkook llamó su atención.

—Jimin...

El mencionado giró su cabeza en su dirección.

—¿Podemos no hablar, por favor? —el tono de su voz parecía fastidiado.

Su mente estaba agotada.

Jungkook aparcó el auto frente a la casa de Jimin. Miró la mano del rizado frente a la puerta, Jeon colocó el seguro en todas las puertas, impidiéndole bajar.

No quería eso, pero Jimin lo obligaba. Tan sólo buscaba la forma de hablar con él, de volver un poco a ellos, aunque fuera una amistad.

No era de su agrado la idea de volverlo a perder.

Park soltó un suspiro cansado. Rodó sus ojos y giró sobre su hombro para verlo.

—¿Qué quieres? —preguntó ahuecando sus mejillas.

Podía tener una idea de lo que pediría.

—Que me digas algo. ¿Tratarás de tener una buena relación conmigo? ¿Dejarás de ignorarme al menos? —podía notar el dolor en su mirada. Sus ojos apagados.

Y sí, tal vez estaba siendo muy duro. Después de todo, también era culpa suya todo lo que los llevó eso.

Mordió el interior de su mejilla. Su rostro se suavizó y recorrió el asiento con sus dedos.

Perdonar era bueno, hacer las pases lo era. Y... su corazón le pedía a gritos volver a tener un poco de ese Jungkook.

—Bien. No te ignoraré y haré mi mayor intento por estar bien contigo. Tampoco debo ser tan duro —una sonrisa débil salía de sus labios.

Jungkook entreabrió su boca. Sorprendido por la respuesta. No esperaba que fuera tan fácil. Es decir, lo dejaría ir del auto aunque le hubiera dicho que no y se fuera al infierno. Esa era su única oportunidad y posible respuesta, y al parecer, funcionó.

—¿En serio? —su tono de voz cambió repentinamente a uno lleno de alegría.

Jimin tuvo que pasar su dedo índice por debajo de su nariz para controlar su sonrisa.

—Sí. ¿Vas a pasar a mi casa por Jonguk? —intentó cambiar el tema o tendría a Jungkook rebasando la línea que Jimin quería marcar después de ello.

Claro que aceptaría llevarse bien, por su hija. Una amistad y nada más que eso. Una amistad con condiciones.

El castaño parpadeó seguidas veces, saliendo de su nube. No recordaba que su motivo para ir a casa de Jimin seguía dentro. Una pequeña distracción.

not you again, please › kookminWhere stories live. Discover now