، 🦋 : Pómulo abierto

790 131 5
                                    

Tanto Jungkook como Jimin no se vieron en ese fin de semana. Decidieron aprovechar el tiempo con sus respectivos hijos, y ellos con sus padres. Aunque, claramente los mayores intercambiaban mensajes en el transcurso del día, y dormían tarde por estar en chat uno con otro.

Ya entre semana y con sus hijos en la universidad, pudieron volver a su rutina que llevaban con normalidad a escondidas de sus hijos, una a la que tan pronto como inició la semana, Jungkook le enviaba un mensaje a Jimin para recogerlo fuera del edificio donde debía presentarse a trabajar lunes y jueves.

Lo esperaba en el auto, con sus dedos tamborileándose sobre el volante del auto, música en volumen bajo y las pequeñas gotas que golpeaban contra los cristales, esa era su compañía en la espera de Jimin. Su estómago tenía un vacío debido a la emoción de volverlo a ver después de dos agonizantes días sin él. Ansiaba por besarlo y repetirle lo mucho que le encantaba estar a su lado.

Una sonrisa emergió de sus labios cuando la silueta de un confundido Jimin apareció en la puerta del edificio. Un rizado con los ojos entrecerrados, girando su cabeza en todas las direcciones, buscando el auto estacionado de Jungkook. Su celular en la mano. Jungkook miró como el rizado tecleaba con rapidez, y su celular sonó.

Bastó con bajar la ventana de su auto, para alzar la voz y llamar su atención.

—¡Rulitos! —llamó con un grito, sonriendo al ver como Jimin volteaba hacia él y rodaba sus ojos con una sonrisa.

Jimin corrió hasta el auto de Jungkook, cerrando la puerta con un movimiento ágil, siendo sorprendido por la repentina cercanía de los labios de Jungkook sobre los suyos. Un beso corto, pero lento. El rizado cerró sus ojos, dejándose llevar por la calidez de sus labios.

—Hola —sonrió Jungkook al separarse de él, con la misma sonrisa.

—Hola, Kook —copió la misma acción, sintiendo el remolino en su interior.

Podría decirse que todos sus sentimientos del pasado, volvieron a revivir con mayor intensidad. Tal vez no estaba del todo mal lo que hacía, estaba bien dejarse llevar de poco en poco, y Jungkook le hacía confiar en él a medida que más pasaban el tiempo juntos. Ya no eran los mismos adolescentes desconfiados e inseguros que años atrás. Sabían lo que hacían, y a su vez, las consecuencias de cada uno de sus actos.

Jungkook dio marcha a su auto, con una mano encima del muslo de Jimin, un gesto el cual no le disgustaba al rizado.

—Estaba pensando mientras te esperaba... —Jimin podía distraerse en la forma que Jungkook tomaba y giraba el volante—. Deberíamos ir a cenar a algún lado, después podemos ir a mi casa a pasar la noche.

—O podemos pedirlo para llevar y comer en tu casa —sugirió, desviando su mirada de donde Jungkook tenía sus manos puestas.

El castaño asintió.

—¿De dónde quieres que vayamos a pedirlo? Hoy estoy de buen humor como para complacer todos tus caprichos.

Jimin soltó una pequeña risa.

—¿Por qué tan de buen humor?

—Porque te extrañé en todo este fin, y ahora te estoy viendo.

Jimin se hizo pequeño en su lugar. Había perdido la costumbre de lo que era sentirse amado por alguien y recibir ese tipo de comentarios en cualquier parte del día, y que su inconsciente los aceptara al punto de sonrojarlo y acelerar su pulso. Era algo que le encantaba escuchar, y una de las armas maestras de Jungkook.

—Yo también te extrañé —mordió sus labios—. Por eso recompensaremos el tiempo perdido en toda la semana —sonrió, obteniendo una mirada de reojo—. ¿Qué te parece ir por comida al restaurante donde fuimos con Jongsuk y Jarin la vez pasada? Era muy buena su comida.

not you again, please › kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora