، 🦋 : Mala decisión

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Pasaron los días. Se sintió aliviado al tener un descanso de Jungkook.

Un buen descanso de todas esas emociones nuevas y viejas. No era fácil volver a ver a quien creía que era el amor de su vida, mucho menos tener que tratarlo con frecuencia al tratarse de que era el padre del novio de su hija y si los menores llevaban su relación como algo formal, se tendría que cruzar muchas veces con Jungkook.

Seguía distraído días después de la cena, y de esa plática donde se encargó de dejar claro lo que pensó haber visto años atrás. Creando así el remordimiento en Jimin, ese sentimiento de culpa al no escucharlo antes, preguntándose qué pudo haber pasado si ese día no se hubiera soltado de su agarre.

Los imaginaba al menos como amigos con el tiempo, tratando de convencerse de la forma más madura, que una relación de universidad no duraría como para que siguieran juntos.

Aunque, su mente también lo descolocaba, dándole ese escenario ficticio donde seguían juntos. Probablemente casados y con sus tres hijos que acordaron tener. Viviendo la vida que soñó a su lado, sintiéndose amado todos los días, sin tener que preocuparse por los sentimientos de Jungkook hacia él, ya que sabía perfectamente que lo amaba de verdad. Eso quedaba muy en claro... en su pasado.

O tal vez, también en su presente.

Revolvió su cabello con frustración, recomponiéndose en la orilla de su cama. No, no tenía que pensar en un "hubiera". Estaba hecho y no había vuelta atrás, mucho menos algo a futuro.

Cada quien tenía su vida, sus hijos y sus errores.

Los golpes en la puerta de su habitación llamaron su atención.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó mientras se recomponía.

Jarin asomó su cabeza, inflando sus mejillas, entrando a la habitación. Sonriendo al ver a su padre, bien vestido, de una forma elegante y casual al mismo tiempo.

—¿Estás listo? Acabo de escuchar un auto estacionándose afuera de la casa —sonrió con cara traviesa, acercándosele a Jimin.

Park ahogó un grito en su garganta. Por supuesto que no estaba listo. No se había peinado, ni perfumado. Ahora tenía que apresurarse para salir a tiempo de casa y no parecer un impuntual con su cita. Porque en un arranque de miedo, aceptó su cita con ese chico que siempre coqueteaba con él en la fila de la cafetería cuando esperaban sus órdenes en la coincidencia de horario a su hora de entrar al trabajo.

Pensaba que saliendo con otras personas sería más llevadero el asunto de tener a Jungkook cerca, y por lo visto, esa idea no estaba yendo bien porque ni siquiera se había preocupado en estar listo a tiempo para salir con Mingyu.

Dio un brinco de su cama, abriendo sus ojos de par en par. Corrió al baño de su habitación, no demoró en salir con un cepillo sobre su cabeza, su mano con un cepillo de dientes y otra mano abriendo el clóset de su habitación, buscando algún perfume casual. No pensaba usar alguno en especial.

Jarin se reía al ver a su padre apurado, y sin saber por dónde comenzar. Jimin la fulminó con la mirada, señalándola con el cepillo de dientes.

—En vez de burlarte de mí, ayúdame estando abajo por si Mingyu llama a la puerta. Puedes entretenerlo hasta que baje.

La menor asintió con la cabeza.

—¿Por qué ahora si aceptas su cita, papá? Digo, lleva meses pidiéndote salir y ahora es cuando quieres.

Jimin intentó no delatarse, haciéndose ver el más desinteresado.

—Hay que conocer gente nueva, amor —divagó en su mente, simulando seguir buscando el perfume correcto. Encontró la excusa perfecta para salvarse del cuestionario de Jarin—. Tengo que buscar a alguien con quien pasar tiempo, y relacionarme. No pienso quedarme solo cuando tengas que irte a la universidad en unos meses.

Era un tema que a su hija no le encantaba tocar, no cuando tenía miedo de esa lejanía con Jimin. Siempre fueron muy unidos, y ella no se sentía lista para separarse de él.

Tal como lo pensó, Jarin evitó esa conversación, girando sobre su eje para irse devuelta al piso de abajo.

🦋

Jimin jugaba con sus manos sobre la mesa se aquel restaurante donde Mingyu lo llevó como primera cita, no paraba de contar los minutos para volver a su casa. Su pierna no paraba de moverse debajo de la mesa, desesperado porque su cita tuviera un fin.

Se golpeaba mentalmente por haberla aceptado por el simple impulso de querer olvidar todo lo de Jungkook, de ignorar lo que tanto recordaba por verlo de nuevo.

Mingyu nunca le interesó, tan sólo era su salida fácil para ver qué podía ocurrir. Ahora se arrepentía, y podía que su cita fuera atractivo con ese porte elegante que siempre llevaba, su cabello perfectamente peinado, mandíbula marcada y con el cuerpo de alguien que se ejercita. Cabello castaño, casi miel, con ojos de un verde demasiado claro, que a lo lejos, fácilmente podrían confundirse con un color gris. Aún así, no era el tipo de Jimin, mucho menos al conocerlo y saber que solamente sabía hablar de sí mismo.

Jimin hacía fuerza de voluntad para no rodar los ojos frente a él.

—Y mi asistente no podía hacer lo que le pedí ese día. Está bien que la hubiese llamado fuera de su horario de trabajo, pero debe de estar siempre disponible para lo que yo le pida, ¿no crees eso?

Jimin asintió con sus mejillas infladas y una mueca desconforme.

—¿Me disculpas? Tengo que ir al baño.

Fue la única y primera salida fácil que obtuvo para tener un descanso de él, por lo menos en un corto lapso de pocos minutos. Necesitaba dejar de escuchar su tono lleno de egocentrismo y sus modismos vanidosos.

El castaño asintió con una sonrisa. Jimin corrió su silla para ponerse de pie. Con paso apresurado, salió hasta el baño, alejándose con desespero de su mesa.

Era tanta su urgencia por escapar de su cita, que no notó una mirada encima suya. Un ceño fruncido y confundido siguiéndolo hasta que desapareció detrás de la puerta de los sanitarios.

🦋

Jungkook fue a su restaurante favorito para recoger su comida, ya que a su casa no había delivery de ese restaurante, y él tenía que pasar el tiempo a solas con su comida y una película debido a la ausencia de su hijo en casa.

Al ser cliente frecuente, le dieron la oportunidad de sentarse en una mesa normal, como si fuera a comer ahí mismo. Pues el lugar no estaba muy lleno como siempre. Jungkook no se negó, prefería estar fuera que encerrado en su casa, aunque tampoco le agradaba la idea de salir a comer solo a algún lugar público, eso era muy deprimente para él.

Revisaba correos, citas y contratos desde su celular. Deslizando su dedo por la pantalla, moviendo sus ojos de lado a lado al leer cada párrafo de todos los documentos que tenía en aquel celular. Su vista cambió de objetivo cuando una persona pasó al lado suyo, con algo de urgencia. Jungkook no se contuvo para mirar a su lado, sorprendiéndose al reconocer esa silueta en buena forma.

Giró sobre su hombro, apoyando su brazo sobre el respaldo de su silla, mirando detrás suyo. Su ceño fruncido sin dejar de mirarlo hasta que entró al baño.

Buscó alguna mesa vacía cerca de él. La única que parecía estar ocupada era una mesa para dos, con un lugar de sobra y un hombre atractivo, quien creía esperaba a otra persona, por su forma de actuar, al igual que por el plato a medio terminar que estaba frente suyo del otro lado de la mesa.

—¿Jimin? —habló para sí mismo.

¿Estaba teniendo una cita? ¿Era su novio acaso?

No sabía nada, sin embargo, parecía tener una oportunidad para obtener respuestas a sus preguntas anteriores.

not you again, please › kookminWhere stories live. Discover now