، 🦋 : No exageres.

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El poco optimismo que llevaba en camino a su habitación del hotel, se fue al momento que su tarjeta pasó por el lector de la puerta, permitiéndole la entrada, y notando que su habitación no contaba con ningún sofá.

Quería dormir lejos de Jungkook, creyendo que habría uno, fue por lo que aceptó compartir la habitación y no irse con su hija. Ahora se lamentaba de no haber dicho que podía irse él solo a buscar alguna otra habitación en otro hotel.

Jungkook entró detrás suyo. Dejó sus maletas al lado de las ventanas, abriendo las cortinas y la puerta corrediza que daba al balcón con vista al mar. Las luces de los edificios a su lado, y las del piso de abajo eran las que remarcaban su vista nocturna. El azul oscuro de la noche y el sonido relajante de las olas chocar entre ellas.

—Mira que linda vista, Jimin —habló desde fuera.

El rizado hacía su más grande esfuerzo por no alterarse de más.

—Mhm —murmuró poniendo sus cosas en el clóset.

Jungkook se permitió sentarse en una silla en el balcón, tomando el aire fresco que lo envolvía.

Jimin, se paseaba en la habitación. Primero fue a la cama, de dónde tomó una almohada y la llevó consigo hasta el otro lado de la habitación, a un lado del clóset. Tirándola. Volvió a la cama, sentándose en esta. Tomando el teléfono fijo para llamar a recepción y pedir sábanas y cobijas extras, ya que él dormiría en el piso.

Jungkook frunció su entrecejo cuando escuchó la voz del rizado hablar por dentro de la habitación, al inicio pensó que hablaba con Taeyong, se limitó a rodar los ojos y escuchar con atención. Entró cuando escuchó que se refería con formalidad, y escuchó su pedido especial.

Jimin ya colgaba la llamada y volvía a levantarse de la cama. Alzó sus cejas en dirección a Jungkook.

—¿Qué haces? —preguntó el castaño.

Unos golpes en su puerta no le permitieron hablar. Jimin fue a esta, abriéndola y recibiendo lo que pidió. Una sonrisa y un billete fue lo que salieron de la habitación. Jimjn volvió, extendiendo las sábanas y cobijas sobre el piso, debajo de la almohada.

—Vuelvo a preguntarte, ¿qué haces? —insistió.

—Acomodando las cosas —respondió simple.

Jungkook se llevó sus manos a su cintura en forma de jarras. Chasqueando su lengua cuando lo vio tirarse al suelo boca arriba, con su cabeza sobre la almohada, y cubriéndose con las cobijas. Sus manos entrelazadas sobre su estómago.

Jungkook estiró su cabeza, quedando justo frente a Jimin, a pesar de la altura.

—¿Vas a dormir ahí?

El rizado asintió.

No podía dormir al lado de Jungkook. Si sus nervios ya estaban de punta al estar en la misma habitación, no sabía qué pasaría al estar en la misma cama. Quería dormir tranquilo por un día desde que el castaño le dio una vuelta a su vida.

—Sí. Así que estoy muy cansado, voy a dormir ya. Buenas noches, Jungkook.

Jeon negó y arrugó su nariz. Jimin estaba siendo más complicado de lo que pensaba, y curiosamente, eso le atraía más.

—¿No quieres dormir conmigo? Yo no haré nada.

Jimin negó con los ojos cerrados.

—Sería incómodo.

Jungkook negó.

—Jimin, hemos compartido cama antes. No encuentro incomodidad con eso. No hay nada de ti que no conozca —se permitió ser sincero.

Jimin rascó su cabeza, entrando en razón. Se conocían de pies a cabeza, ya habían compartido cama antes.

—Sí, pero...

—No hay peros —sentenció—. Vienes a dormir a la cama, por favor. Te vas a torcer por dormir en el piso.

Tenía razón. Si seguía durmiendo ahí por varios días, terminaría adolorido y detestando todos los días de vacaciones, esperando que llegara el fin de éstas. Él quería disfrutarlos como debía ser.

Muy a su pesar dejó su orgullo de lado, asintiendo al ponerse de pie y tomar sus cosas.

—Pero separados. Tú en tu lado, yo en el mío. No me puedes tocar para nada —lo señaló.

—¿Y si se te sube un mosquito para picarte? ¿No puedo ayudarte al darte un golpecito para matarlo?

—Ni eso.

—Uy, está bien —alzó sus cejas—. Que te piquen, y estés lleno de marcas, y te dé comezón siempre entonces.

Jungkook entró al baño, con su pijama entre sus manos para cambiarse. Quería darle al menos una noche sin discusiones y peleas tontas. Porque seguramente, si se cambiaba ahí mismo, Jimin no estaría muy lejos de reclamarle.

Park rodó los ojos, dejando su almohada en su lugar de la cama. Aprovechó que Jungkook había entrado al baño, para él cambiarse a su pijama lo más rápido que le fuera posible.

Tardó menos que Jungkook, pues cuando el castaño salió, vio a Jimin recostado en su lugar, con un pequeño fuerte de almohadas en medio de la cama. El cual lo hizo soltar una fuerte carcajada que llamó la atención del menor.

¿En serio había llegado a este extremo?

—¿Qué es esto? —movió una almohada al recostarse.

Jimin se la arrebató con fuerza, quejándose y dándole una mala mirada. Volviéndola a poner en su lugar.

—¡Déjala ahí, mierda!

—¿Por qué? —rió volviéndola a quitar.

—Es el límite de la cama. Tu lugar —señaló donde Jungkook—. Mi lugar —señaló el suyo.

Volvió a quitarle la almohada y ponerla en la cama.

—Estás yendo muy a los extremos, Jimin.

El mencionado negó.

—No. Por lo mismo que tuvimos, es que debo tener cuidado con todo, Jungkook. Respeta que tengo una relación, también —giró para darle la espalda—. Buenas noches —apoyó su cabeza cerrando sus ojos para que Jungkook dejara de hablar.

Sintió el movimiento en la cama. La luz de la lámpara del lado contrario se apagó, llenando de oscuridad la habitación. El sonido del mar era lo que reinaba en la habitación por varios minutos.

Un sonido tan bello y relajante que fue opacado por la voz de Jungkook.

—Esos límites que crees que pones, son los que tienes miedo de rebasar tú, rulitos —escuchó a su otro lado—. Sabes que quieres lo mismo que yo. Sientes lo mismo que yo, Jimin.

Claro que quería lo mismo, su cuerpo lo decía con cada reacción involuntaria, pero, nuevamente. No podía dejarse caer en los brazos de Jungkook, mucho menos con Taeyong de por medio.

not you again, please › kookminWhere stories live. Discover now