، 🦋 : Más y más planes

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Jimin terminaba de lavar los platos del desayuno. Secaba sus manos en la toalla de la cocina, mientras que Jarin acomodaba los platos, vasos y cubiertos en sus respectivos lugares.

A sus espaldas escuchó el sonido de una notificación del celular, no le tomó importancia hasta que Jarin chilló con alegría y lo abrazó por la espalda.

—¿Qué tipo de permiso quieres? —preguntó con voz calmada.

Conocía tanto a su hija, como para saber que ese gesto era para pedirle algo. Jimin giró sobre su eje, mirando a su hija que acomodaba un mechón de cabello detrás de su oreja.

Agitó sus pestañas antes de hablar.

—Jongsuk dice que su papá nos invita a comer.

Jimin asintió sin importancia. Metió sus manos a sus bolsillos y sacó varios billetes, dándoselos a Jarin.

—Bien, con esto será suficiente. Llevas tus llaves de la casa y me avisas cuando llegues, amor —sonrió.

Jarin sonrió y negó. Dándole el dinero a su padre, el cual lo recibió confundido.

—¿Es poco? Puedo darte más pero...

—¿Qué parte de 'nos', no entendiste? Nos invitó a los dos, papá. Tú irás conmigo.

Fue cuando la agradable y accesible actitud de Jimin cambió. Su rostro se endureció, escondió sus manos detrás de su espalda.

—No, no. N-No, amor. Tengo muchas cosas que hacer en la casa, pero si quieren salir, tú ve y les dices que no pude.

Jarin se llevó sus manos a su cintura, inconforme, pues su papá le había dicho minutos antes de lavar los platos, que ese día podían salir al cine o donde quisiera porque había terminado con sus pendientes.

Jimin fingió tener algo que hacer, divagando en su mente para encontrar cualquier excusa. Una que por más rápido que trató de pensar, no llegó a su cabeza.

La menor negó.

—Ya en serio, papá. ¿Tienes algún problema con el señor Jeon?

—No, mi amor. ¿Qué te hace pensar eso? —restó importancia con un gesto desdeñoso con sus manos. Hablaba rápido, tanto así que Jarin tuvo que prestar atención para entenderlo.

—Te comportas muy no sé cómo cuando está él. Como si trataras de esconder algo. Intentas esconder tu enojo hacia él, ¿no?

«Sí y no.»

—No me cae mal —puntualizó—. Sólo es un poco de inseguridad porque se trata del padre del novio de mi hija, claro que me comportaré extraño cuando su hijo sale con mi niña —las palabras salían de su boca con facilidad.

Evitando decir la verdadera razón de su extraña actitud con Jungkook.

—¿Seguro?

El rizado asintió. Y no le quedaba más opciones, que aceptar salir con ellos, o su hija seguiría pensando lo mismo.

—Bien, dile a Jongsuk que lo vemos donde su papá diga.

—¿¡Irás!?

Jimin asintió sin tanta emoción como la que su hija emanaba.

—Sí, amor.

Sus nervios, de nuevo, estaban a flor de piel.

Tuvo que subir de nuevo a su habitación. Cambiarse de una forma que llamara la atención y lo hiciera resaltar.

Así era como vestía, no tenía nada que ver con la presencia de un tal Jungkook. Para nada.

🦋

Llegaron a la plaza comercial, a la entrada principal donde Jungkook y Jongsuk estaban de pie, a la distancia.

Jarin no tardó en apresurar su paso hasta llegar con su novio, quien la abrazó con fuerza y dejó pequeños besos pequeños en sus labios.

Jimin sonrió, mostrando sus hoyuelos. Agradecía que Jongsuk fuera el novio de Jarin, y no porque con su llegada haya arrastrado a Jungkook, sino por el buen trato que le daba a su hija, el respeto que se merecía y el amor.

Jungkook se acercó a Jimin, estrechó sus manos como un saludo normal.

—Señor Jeon —saludó con voz seria.

—Señor Park —Jungkook respondió de la misma forma—. Le dije a Jongsuk que como íbamos a salir a comer, podíamos hacerlo los cuatro. Así nuestros hijos aprovechan el tiempo juntos, mientras nosotros podamos acompañarlos.

Jimin no creyó nada de lo que dijo Jungkook. Sabía que lo hacía por él, su actitud hablaba por sí sola.

—Está bien. ¿A dónde vamos?

—¿Podemos ir a comer sushi? —preguntó Jarin, tirando del brazo de Jongsuk.

Jungkook evitó formar una mueca.

Jimin negó y torció sus labios. Si su memoria no fallaba y tampoco el paso del tiempo, a Jungkook no le gustaba el sushi.

—Mi amor, ellos nos invitaron a comer, no creo que sea de buen gusto exigirles a dónde llevarte —esa fue la forma en la que evitó decir que a Jungkook no le gustaba lo que su hija sugirió.

—Oh, es que, como Jongsuk y yo comemos eso cuando salimos... —infló sus mejillas—. Y tú también lo amas comer eso, papá...

—¿Sushi? Está bien, no hay problema. ¿Todos están de acuerdo? —Jungkook tomó palabra con un tono alegre.

Los adolescentes asintieron, y Jimin negaba con disimulo.

—Yo no creo que...

—Nosotros los invitamos, ustedes elijan. No tengo problema con el sushi.

«Seguro tienen algo más que no sea sólo eso." pensó.»

Jimin rodó sus ojos, a la par que caminaba detrás de los menores. A un lado de Jungkook.

De reojo lo miraba, ningún rastro de inconformidad o desagrado por lo que iban a comer. Fruncía su entrecejo, ¿Jungkook ya comía eso que antes odiaba? La duda permanecía, sin embargo, no iba a preguntarle... porque sabía que los fantasmas de su pasado, volverían.

—Gracias —murmuró el castaño.

—¿Por qué?

—Sé que no querías comer ahí porque no me gusta el sushi. Gracias por acordarte.

Jimin agachó su mirada, apretó sus manos hechas puños a sus costados. Y sonrió.

—No es nada.

«Hay cosas tuyas que no se olvidan.»

not you again, please › kookminWhere stories live. Discover now