، 🦋 : Cosmopolitan.

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Pasó un rato agradable, encontrándose con Jarin y Jongsuk de camino al hotel. Ellos iban nuevamente de salida al club, y Jimin no puso objeción. Ellos debían disfrutar sus últimos días libres de responsabilidades.

Despidió a su hija con un beso en la mejilla, pidiéndole enviar un mensaje cuando estuviera de vuelta en el hotel. Añadiendo una petición a Jongsuk para que la cuidara.

Volvió a su habitación, de la cual tuvo que pedir una tarjeta extra a la recepcionista para el uso de ambos. Claro, Jungkook tuvo que bajar para aclarar todo y explicar que no son novios ni esposos, por lo que ocupaban un par de tarjetas para que entraran y salieran cuando quisieran.

Entró a esta, yendo directo al balcón donde extendió su toalla para que se secara. Tomó su muda de ropa, que consistía en una camisa rosa pálido y unos shorts blancos, su ropa interior y entro al baño para darse una ducha y deshacerse de la arena y sal que cubría su cuerpo.

Esa ducha le bastó para aclarar más sus pensamientos en el baño. Salió con la nueva muda puesta y su cabello revuelto sin peinarse con esmero.

Cubrió su cuerpo con crema corporal y bastó ponerse un poco de perfume para salir al bar y aprovechar su promoción del hotel.

Llegó al piso de abajo, justo donde al lado de la recepción había una sala con puertas polarizadas de cristal. Un volumen alto de música se escuchaba desde afuera. Jimin abrió la puerta, los colores de las luces inundaron su vista, y sus oídos fueron capturados por la música de fondo.

Había personas bailando al centro y una barra casi llena en una esquina. Fue directo a esta, sentándose en uno de los taburetes, mostrando una pulsera azul neón que le dieron a los dos por la mañana antes de salir del hotel.

—Una margarita, por favor —alzó la voz, al punto de gritar para poderse escuchar.

El bartender asintió y se dio la vuelta para preparar su bebida.

Movía su cabeza en sincronía con la música. Desire de Years and Years, resonaba por todas partes.

Recibió si bebida, de la cual tomaba pequeños tragos, mirando a su alrededor, sonriendo al ver a todos bailando y disfrutando de la música y su entorno. Extrañando sus momentos de adolescencia donde solía salir a lugares como ese, bailando y tomando hasta algunas veces no recordar lo que pasó esa noche.

Su vista se fijo en una camisa negra suelta, y un brazo de tatuajes. Un corte de cabello y una espalda que podía reconocer tan rápido como volteara.

Todo rastro de diversión se fue de él cuando un joven platicaba al lado de Jungkook, sin dejar de reír y tocar su hombro.

Negó y giró sobre su silla, mirando a la estantería de botellas, aunque de vez en cuando lanzaba miradas de reojo a esa dirección. Mordiendo su mejilla interior y jugando con el anillo que se quitó de uno de sus dedos. Girándolo sobre la barra.

«Tienes novio, él puede hacer lo mismo.»

«No voltees.»

Su mente repetía esas oraciones una y otra vez.

Pero, simplemente no podía ignorarlos con facilidad. Su sangre hervía por cada roce y toque del idiota ese a su lado, y Jungkook no parecía muy incómodo al menos a la distancia en que los veía.

Bebió más de su margarita, hasta terminarla. Siguió mordiendo sus mejillas y labios, con miedo a sacarse más sangre de la que ya sabía que salió de sus labios, por el sabor a hierro sobre su lengua. Tamborileo sus dedos sobre la barra, debatiendo mentalmente si debería hacer lo que quería hacer para cortar la plática y llamar su atención de una forma... decente si así se pudiera decir.

not you again, please › kookminWhere stories live. Discover now