، 🦋 : ¿Trato?

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Esperaban su orden en la mesa. Como siempre, Jimin al lado de Jungkook. Jarin y Jongsuk del otro lado, juntos.

Jungkook tocó con su pulgar el muslo de Jimin, quien se tensó por el nuevo toque.

Sus hijos parecían estar distraídos viendo las bebidas del menú, por ello mismo, Jungkook le llamó con ese pequeño toque.

—¿Me vas a decir que hacías con esa botella de lu... —empezó a hablar en voz baja, cerca suyo para que los demás no lo escucharan.

Jimin lo interrumpió, negando con sus ojos bien abiertos, llenos de advertencia. ¿Qué pensaba al hacer esa pregunta frente a sus hijos? No importaba que fuera en voz baja, tenían que tener cuidado con ese tema en especial.

—Luego.

—¿Lo haremos de nuevo? —preguntó Jungkook con cierta timidez en su voz.

Jimin sonrió por su tono y las manos del castaño, quien las tenía entre sus propias piernas.

—Lo hablamos luego —con sus ojos señaló a los menores frente a ellos.

Jungkook asintió, satisfecho por la no indiferencia de Jimin.

✧✦✧

Jungkook llegó a su habitación, donde Jimin ya estaba sentado en el balcón. Con los brazos cruzados, viendo el mar.

Llegó después que el menor porque Jongsuk lo entretuvo un poco, pidiéndole no decir nada a Jimin sobre lo que hablaron antes, pues no quería quedar mal frente al papá de Jarin. Jungkook solo asintió, sabiendo que Jimin era quien primero notó todo lo diferente en ellos y tan sólo rió.

Jimin tomaba una limonada. Jungkook asomó su cabeza por la puerta al balcón. Sintió la brisa golpear con cuidado su cara, y el sonido de la marea llenando sus oídos.

Jimin giró sobre su hombro al sentirlo cerca, tan sólo sonrió y le señaló la silla de al lado, invitándolo a sentar. Jungkook asintió, tomando asiento.

—¿Quieres limonada?

—Por favor.

Jimin asintió, sirviendo un poco del contenido de la jarra, en el vaso sobre la mesa del lugar que le pertenecía a Jungkook.

El castaño bebió un poco en cuanto le fue servida. Miraba a Jimin con adulación. Tan lindo y tranquilo, con una sonrisa que marcaba sus hoyuelos. Sus ojos un poco entrecerrados por la brisa, pero disfrutando el momento y la vista.

—Tenemos de hablar sobre lo que pasó anoche.

Su tono lo asustó. Serio, sin ninguna emoción en su cara. Pensaba que seguramente lo mandaría al carajo, y volvería a ser el mismo Jimin inexpresivo de siempre.

«La cagué.»

—¿Qué hay que hablar?

Se acomodó en su asiento, repasando con su lengua sus labios.

—Fue... bueno —buscó las palabras, no había ensayado nada—. Pero no somos nada por eso, ¿sí, Jungkook?

El castaño asintió y todo quedó en silencio. Jungkook pensaba que Jimin había terminado, pero el menor no lo había hecho, sólo no encontraba las palabras, ni la forma correcta de decirle lo demás. De decirle que quería seguir haciéndolo, sin compromiso de por medio, al menos por esa semana que tenían en Ibiza.

—¿Por qué traes lubricante en tu maleta? —preguntó el castaño sin más—. ¿Ya tenías pensado que tú y yo? —los señaló con una ceja enarcada.

Jimin empezó a reír y echar su cabeza hacia atrás. No había ido con ese propósito al viaje, ni siquiera se cruzó por su cabeza el que existiría esa mínima posibilidad.

—No —soltó en medio de las risas. Lo miró con burla—. ¿Crees que yo no venía a divertirme a solas en mi habitación? Pero pasó lo del error de sistema y se fue a la mierda —se encogió de hombros.

Jungkook lo miró, estático. Con las mil imágenes en su cabeza de Jimin dándose placer. Tuvo que acomodarse en su asiento y eliminar esos pensamientos o sería evidente lo que tenía en la cabeza.

—Pero terminó siendo mejor. Te ayudé a divertirte —subió y bajó sus cejas—. ¿No?

Jimin ladeó su cabeza y asintió. Jungkook escuchó el sonido de victoria.

—¿Pensaba en que podría... repetirse? —preguntó Jimin, su tono de voz baja cada vez más que formulaba la pregunta.

Jungkook subió sus cejas. Bien, no lo esperaba pero aceptaba gustoso.

—¿Y Taeyan? —carraspeó su garganta, agachando su cabeza. No le importaba en lo más mínimo, pero quería saber de él y Jimin.

Jimin jugó con el hielo que sobraba en su vaso, moviéndolo.

—Es Taeyong —reclamó. Jungkook rodó los ojos—. Voy a terminar con él en cuanto lleguemos a Seúl.

—¿Por qué?

Jimin alzó una ceja, una mala mirada fue la que recibió de su parte.

—Porque lo engañé, y tampoco siento algo por él. No es el tipo de hombre con el que me gusta estar —se encogió de hombros, sirviendo un poco más de limonada en su jarra—. Creo que fuimos muy rápido en todo. Yo me adelanté a decirle que sí cuando me pidió ser novios.

Jungkook tuvo que no brincar de la emoción por esas palabras. Claro que Taeyong no era su tipo, él era su tipo.

—Pudiste haberte esperado un poco más antes de darle una respuesta.

—Tenía miedo, Jungkook. Uno hace muchas cosas por impulsos, y soy muy impulsivo. Tenía miedo de algo, mi forma de ignorarlo fue aceptar tener algo con alguien y ya veo que me equivoqué. Lo que necesito es estar solo y pensar bien mis cosas.

—¿Y lo de repetir lo que hicimos? —preguntó.

—Que quiera repetirlo no significa que quiera una relación. Si es que tú también quieres y aceptas, sólo será sexo por esta semana que queda y ya, no más. Nada de cariño, nada de apodos, nada de nada. No me abrazas fuera de la cama, no me besas.

«Porque no puedo dejarme llevar contigo de nuevo, o caeré.»

Asintió entendiendo, al menos tendría a Jimin, ya se encargaría después de recuperarlo por completo.

—No tengo problema. Acepto tu trato —sonrió y estiró su mano.

Jimin hizo lo mismo mientras rodaba los ojos. Estrecharon sus manos, cerrando así su trato de sólo sexo por una semana en Ibiza.

not you again, please › kookminWhere stories live. Discover now