، 🦋 : Pink haze.

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Ese día, Jungkook no volvió a su casa, prefirió quedarse con Jimin. Ayudándolo con los quehaceres, y besándolo de vez en cuando. Comprendía que aunque por más que quisiera, necesitaban un poco de tiempo para formalizar lo suyo. Sin embargo, estaba seguro de sus sentimientos por Jimin, y que él los tenía de igual forma.

Sabía que no se querían sólo por sexo, pues compartían más momentos juntos. Sabía que no eran sólo amigos porque no soportaban estar más de tres horas sin decirse algo lindo o besarse, o simplemente darse una caricia que les dijera "estoy aquí".

Prefirió quedarse para pasar el fin de semana a su lado. Aprovechando que sus hijos les habían dicho que tenían semana de proyectos y debían trabajar en ellos.

Punto para la universidad y a favor de los mayores.

Jungkook dormía abrazando a Jimin de la espalda, entrelazando sus manos en su pecho. Su nariz recibía el aroma del shampoo de rosas de Jimin, disfrutando la posición en la que descansaba. Gruñó al escuchar el timbre de su casa sonar con tanta urgencia. Talló sus ojos con su mano libre, cambió un poco la posición para poder estirarse y revisar la hora en su celular.

10:15 a.m

Muy temprano para ser algún vecino que necesita algo. Besó el cuello de Jimin, haciéndolo removerse en su lugar, eso robó una sonrisa de su parte, incitándolo a hacerlo de nuevo.

—¡Kook, ya! —respondió con su voz cansada.

El castaño llevó su nariz al hueco entre su cuello y su hombro, moviéndola de lado a lado para hacerlo reír más.

—Están tocando el timbre, no sé quién sea y si quieras que yo abra la puerta porque es tu casa.

Jimin se sintió deshacer por la ronca y mañanera voz del castaño. Giró su cabeza para verlo, él le guiñó un ojo.

—Déjalos afuera, debe ser Nancy molestando por algo que le hace falta para su desayuno —volvió a su posición anterior, no sin antes, tomar la mano de Jungkook y colocarla en su pecho, entrelazándola con la suya—. Ven, duerme tú también. Hoy tendrás tus cinco minutos que siempre reprochas cuando despiertas.

Jungkook no reclamó más. Apoyó su cabeza en su almohada, acercando su pecho a la espalda contraria. Estaba por cerrar los ojos y dormir, cuando el celular de Jimin empezó a sonar. Abrió sus ojos de par en par, notando como el rizado estiraba su mano, con movimientos torpes intentaba tomar el celular. No se movió, contestó en la misma posición. La cual cambió, haciendo a Jungkook de un lado en la cama al escuchar la voz de su hija en la otra línea, diciéndole que estaba afuera de su casa, junto a Jongsuk que la acompañaba a dejarla, antes de irse a la suya. Olvidó sus llaves en la residencia, suerte para Jimin que tenía más oportunidad de seguir con Jungkook a escondidas.

Aventó el celular a la cama. Poniéndose sus pantuflas de inmediato y caminando por la habitación, recogiendo la ropa de Jungkook y arrojándosela. Jungkook la atrapó sin entender nada, son su ceño fruncido lo seguía a todas partes.

—¿Por qué me avientas la ropa?

—¿Recuerdas los viejos tiempos de preparatoria que ibas a mi casa cuando mis papás salían? —su nerviosismo era evidente en su tono de voz.

Jungkook podía escuchar lo que seguía de eso.

—Sí...

—Pues hoy lo vamos a recordar a la perfección porque Jongsuk y Jarin están abajo esperando a que les abra, y no te puedes quedar en mi habitación porque Jongsuk sólo deja a Jarin y se va a tu casa donde se supone que deberías estar.

Fue entonces donde Jungkook tiró su cabello y cambió de ropa con velocidad, a punto de caer en el camino cuando buscaba sus tenis.

Jimin hacía lo mismo.

—No puedo creer que tengamos que repetir estas cosas a nuestra edad —respondió Jungkook en medio de una risa nerviosa—. Antes me tenía que esconder por nuestros padres, ahora por nuestros hijos. Que irónica es la vida.

—Deja de quejarte y apresúrate, por favor.

—¿Igual por la ventana?

Jimin sonrió con fingida inocencia. Jungkook lo fulminó con la mirada.

—Para que no olvides los viejos tiempos.

Se acercó a Jimin, dejando un beso en sus labios, mordiéndolo en el inferior, obteniendo un quejido y un golpecito en la mejilla.

Cuando Jimin salió de su habitación, completamente seguro que Jungkook no se había roto algo al bajar por su ventana trasera, fue a la puerta principal, recibiendo a ambos menores con una sonrisa que ocultaba sus nervios. A su suerte, ellos no sospecharon nada, tan sólo se detuvo unos minutos para entretener a Jongsuk y darle tiempo de ventaja a Jungkook.

✧✦✧

Como lo habló con su hija cuando la dejó en la residencia, fue lo cumplido esa misma noche que pasó en casa con su padre. Ambos sentados en el piso de la sala de estar, con sus cabezas recargadas en el asiento del sofá, la tele encendida, con su serie favorita, y un bote de helado en manos de cada uno. Vainilla y fresa.

Su atención puesta en la serie, no lo hizo darse cuenta de la mirada femenina que tenía encima suyo. Jarin lo miraba, a la espera de que él fuera quién decidiera dar pauta al inicio de la conversación que quedaba pendiente desde que lo interrumpió por teléfono. Tuvo que ponerle pausa, para que Jimin la volteara a ver.

—¿Por qué la pausas?

Jarin se hizo la ofendida y dolida, mostrando su labio inferior al poner su bote de helado sobre la mesa.

—¿No me vas a contar de tu nueva pareja? —preguntó con curiosidad. La relación con Jimin le permitía tener esas libertades para preguntarle de esos temas.

—Nada importante —fingió desinterés. Jarin entrecerró sus ojos, ladeando su cabeza. Jimin soltó una risa corta, dejando su helado sobre la mesa—. No me gusta acelerarme a las cosas, apenas nos estamos conociendo.

Si era una forma de llamar lo que empezaba entre ellos.

—¿Cuándo?

—Una semana antes de que te fueras a la universidad, llegando de vacaciones —como siempre, no le mentiría por completo a ella.

—¿Y sí te gusta? No apresures las cosas por tener miedo a estar solo, papá —lo tomó de las manos—. No me gustaría saber que terminaste tu relación corta así como pasó con Taeyong.

—Con él terminé por otra cosa, aparte de eso, amor —restó importancia con un gesto de su mano—. Pero sí, me gusta la persona con quien estoy saliendo —una sonrisa boba salió de sus labios, tal cual enamorado—. Mucho.

Jarin asintió y arrugó su nariz con alegría. Podía notarlo en la sonrisa de su papá, y la forma en que sus hoyuelos se marcaban de más.

—Sólo quiero que seas feliz con quién te haga feliz. Lo sabes, ¿no?

Jimin notó la profundidad de las palabras de su hija, el sentimiento con el que las decía. Desde su corazón, con total sinceridad. Una sonrisa se formó en sus labios mientras la acercaba a él para abrazarla. Cerró sus ojos al tenerla cerca de su pecho, con sus manos en su espalda.

La sonrisa no perduró por mucho, porque no sabía que tan poderosas serían esas palabras en ese momento, y lo que las cambiaría cuando se dignara a decirle que la persona que lo tiene en la pequeña niebla rosada llamada amor, era Jungkook.

not you again, please › kookminWhere stories live. Discover now