Luna de esturión

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Los días han transcurrido sin mucha variante en mis actividades cotidianas,  no sé si es correcto pero de alguna forma la normalidad me da mucha tranquilidad,  y no me refiero a las circunstancias, es decir, no me preocuparía de mas si tengo que cambiar de empleo o mudarme, pero si suelo inquietarme demaciado cuando algo en mis emociones cambia, cuando siento nuevas sensaciones o estoy bajo algo que me produce ansiedad emociónal.

El grupo de las acosadoras sigue invicto, hemos chateado todos los días a todas horas y la verdad es que algo bueno de no ver rostros es centrarte en la escencia de las personas,  mis nuevas amigas solo son letras, audios, vivencias y experiencias, se que es extraño pero realmente es cierto que a veces conectamos con la energía de alguien sin explicación alguna.

Christian y yo hemos mantenido conversaciones mediante llamadas y mensajes, siendo sincera empiezo a acostumbrarme a ver en mis notificaciones del móvil  su nombre al despertar.

—Hola chica— saludo a la administradora de mi edificio mientras entro al lobby

—Hola Kai, llegas temprano hoy—Dice con una sonrisa amable

—Si, la verdad es que ya  empiezo a  considerar la idea de conseguirme un novio que tenga mucha plata y me saque de trabajar—Digo divertida ya que son bromas locales que nos hacemos

—Ojalaaaaaa amiga, si encuentras a uno preséntame a su hermano, su primo, su abuelito que se yo, o también puedes tirarme esquina con tu compañero de departamento cuñada—dice riendo

—Amiga no sabes lo que pides pero bueno — rio porque se que lo dice en broma o quien sabe

—Mami—La voz de un niño me toma por sorpresa

Adriana se agacha tras el mostrador y levanta a un pequeño que no tiene más de 3 años

—Saluda a Kai, bebé
—¿Es tu hijo?— digo sorprendida porque sabía que tenía un hijo pero no lo conocía

—Si, hoy no pudieron cuidar de él y tuve que traerlo

Me acerco a tomar la mano del niño que sonríe con mucha alegría

—Eres muy guapo tu
—Se parece a su madre— dice Adriana sonriendo

Busco en mi mochila unos dulces que seguro harán más feliz a este pequeño que a mí.

—Pues por venir a trabajar con mamá, te mereces unos dulces y unos besos—Digo mientras le doy los caramelos

—Ojala tu vecina pensara así Kai, ya vino a decirme que no quiere que Erick corra por los pasillos, que este lugar no es guardería—Dice Adriana molesta pero resignada al saber que no puede decir ni hacer nada ya que su sueldo depende de cada persona que habita este edificio

—ay Adri no le hagas caso, está celosa porque Erick si puede correr y a ella se le puede caer un implante si lo hace—Adriana ríe

—¡Que te escuché Kailani!
—Saldre corriendo, para que se moleste más— digo riendo mientras beso a Erick que tiene unas mejillas dignas de precionar

—Bueno suegra paso a retirarme—Adriana rie ya que hay mucha diferencia de edad entre el pequeño Erick y yo
—Ya se que te gustan los blancos he— Dice moviendo las cejas, y se perfectamente a quien se refiere
—Mas o menos, tienen lo suyo— Digo riendo mientras camino a los ascensores

Me ha consternado un poco ver a Adriana y a Erick porque es más que evidente que lo adora, y que cada sacrificio que hace es por él.

A mí la relación entre padres y hijos suele sacarme un poco de contexto debido a que entre mis padres y yo apenas existe la cordialidad.

Desde AltamarWhere stories live. Discover now