Naval

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Un sonido lejano empieza a despertar mi mente, siento como si estuviera muy agotada, ese sueño dónde estás pensando en despertar pero no puedes abrir los ojos.

Lo intento de nuevo ya que el ruido no cesa, parpadeo rápidamente y trato de aclarar mis ideas.

—Es tu teléfono— dice Christian con voz ronca y me levanto de inmediato para alcanzarlo en el buró
—Lo siento—digo porque tal vez lo he lastimado al deshacerme así de su abrazo tan bruscamente
—Kall— digo respondiendo la llamada de forma desesperada
—Hola tú
—Kall ya viste la noticia— digo mientras me dirijo a la sala
—Si mi morena ya la vi— dice resoplando en la bocina del móvil
—Kall ¿cuando regresas?— digo con la voz un poco indispuesta
—Ya casi, supe que hoy es el funeral
—Si, voy a ir
—Ya ¿vas a ir sola?
— No, Christian también lo conocía
—Okey, no debes ir sola
—Tu también lo conocías Kall tal vez debas mandar condolencias
—Si por supuesto— dice un poco pensativo
—Kall se que estás en tus vacaciones pero podrías llegar ya— Digo lentamente
—¿A qué si me extrañas?—Dice con una pequeña risa
—Kall
—Okey pues ya le di suficientes días al vecinito, tendré que llegar ya—Me rio por la descripción de lo que acaba de decir
—Cuidate si
—no te preocupes more sabes que soy inmortal

Eso quisiera Kall
...

Dos estatuas con grandes alas decoran el acceso principal de la funeraria, el sendero es amplio rodeado de grandes árboles con algunas placas conmemorativas, mientras nos acercamos me pregunto como un lugar tan bonito puede ser testigo de tanto dolor.

¿Cómo llegas hasta aquí sin sentir que tu alma se consume?
Este lugar tiene el poder de convertir en cenizas no solo los cuerpos sin vida.

No puedo imaginar pisar este lugar si la urna lleva el nombre de una persona a la que amo.

—Tranquila Kai— escucho la voz de Christian mientras se parkea frente a las puertas

Este recinto es muy imponente y no se si se debe a su arquitectura o a todos los sentimientos que envuelve al verte de frente con la muerte y saber que somos insignificantes ante ella.

Miro a Christian y trago el nudo que hay en mi garganta

—Tranquila—me repite apretando mi muslo mientras se baja del vehículo y abre mi puerta

El día es fresco y gris, perfecto para hacer que tu alma se vuelva cenizas.

Christian toma mi mano y empieza a caminar al interior del recinto, está demaciado tranquilo y eso no se si me tranquiliza o me aterra.

Personas con ropa y gafas oscuras salen y entran de las diferentes salas, siento que las manos me sudan y trato de recomponerme pero esto es algo que me aterra, cada paso que damos es como si oprimieran un poco más mi pecho.

Christian se detiene y busca en su móvil lo que supongo será los datos de la sala en la que será velado no solo el cuerpo de un naval, si no sueños y metas, aspiraciones y ambiciones que se han apagado.

—Vamos nena—dice apretando mi mano y nos dirigimos a la entrada de una sala donde una recepcionista nos pregunta si queremos que coloquen algún arreglo floral con nuestra tarjeta.

—Si por favor—Contesta Christian tomando una tarjeta donde tiene que escribir algunos datos.

—¿Lagos Cazares?—Pregunto viendo lo que está escribiendo
—Somos tu y yo—Dice con una pequeña sonrisa mientras saca su tarjeta para el pago en la terminal
—En un momento sus flores serán colocadas en el campo santo del féretro—Dice la chica amablemente

—Gracias—responde Christian dirigiendonos al interior del recinto

Al entrar lo primero que veo es una foto enorme de un joven que sonríe con su primer insignia naval, una sonrisa que hoy se apaga en un féretro rodeado de mil flores y sollozos.

Desde AltamarWhere stories live. Discover now