Capítulo 4 ∞ A mi nivel

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    .–Sol–.

  Caminé por la calles de New Heaven hasta dar con la puerta principal de la universidad. Me sorprendió no encontrarme a Byron, ya que era la hora punta a la que se suponía que habíamos quedado. No tardé en determinar su impuntualidad, pues llegó varios minutos tarde.

—Rubia —me llamó una voz.

Me di la vuelta para verle frente a mí con una sonrisa de dientes blancos. Byron llevaba puesta una chaqueta de cuero y parecía estar analizándome con la mirada.

—Eres más guapa de lo que recordaba.

—Gracias —contesté a su cumplido, algo cortada.

  —Bueno. —Se metió las manos en los bolsillos—. ¿Por dónde quieres empezar? Tengo toda la mañana libre, y luego he quedado con unos amigos para comer, estás invitada.

—Yo... no quiero molestar —dije ante su invitación.

—¡No seas boba! Les caerás genial, además tienes que conocer a gente aquí, a parte de mí.

Byron tenía razón, me vendría bien relacionarme con más estudiantes de Yale.

—Está bien —cedí con una sonrisa que Byron me devolvió al instante.

Aquel chico me guió lleno de experiencia por toda la universidad. A medida que andábamos, me iba dando una explicación detallada sobre cada espacio y lugar, y sobre los arquitectos que habían construido Yale. Byron estudiaba ingeniería mecánica, saltaba a la vista su experiencia y entusiasmo por los techos y paredes que nos cubrían.

—Cómo sabrás... Yale es una de las universidades más antiguas y prestigiosas del país, acuden estudiantes de todo el mundo.

¡Por supuesto que lo sabía! Años informándome sobre cada mero detalle de la universidad a la que deseaba acudir.

Caminamos varios edificios hasta llegar al amplio campus de césped recién cortado.

—Byron —le llamé.

Este se giró para mirarme atento a lo que le quería decir.

—¿Cuánto tiempo llevas en Yale?

—Un año, este es mi segundo.

—¿Y es...?

_¿Difícil? —pareció leerme la mente—. No te preocupes, al principio os cuesta seguir el ritmo.

La segunda vez que utilizaban en plural conmigo, no tardé en captar que se refería a los novatos de primer curso.

—¿Tú crees que estaré al nivel de Yale?

Se me acercó sigilosamente y me cogió de la barbilla con uno de sus dedos.

—Dime una cosa Rubia, ¿recibiste la carta de aceptación?

Asentí y él dijo:

—Entonces, da por hecho que estás al nivel de Yale.

  La respuesta de Byron llegó a convencerme, aunque aún seguí con aquella pequeña inseguridad que guardaba en mi interior. Si quería estar al alto nivel de Yale, debía esforzarme muchísimo más que en el instituto, de eso estaba más que segura.

Cuando mi visita guiada finalizó, nos marchamos de Yale y fuimos directos a un local de comida americana llamado Rib Meyer's. Aquel lugar para almorzar estaba lo suficientemente cerca de la universidad para que se encontrara abarrotado de estudiantes a la hora de comer.

Byron saludó con una mano a un gran grupo de personas sentadas en una mesa apartada. Me cogió de la mano y tiró de mí llevándome hasta sus amigos.

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