Capítulo 11 ∞ Sensaciones nuevas

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*–Luna–*

No dejaba de llegar gente de todas partes de New Heaven, me habían dado muchos nombres para apuntar en la lista. Sin embargo, me había encargado personalmente de que Elodie no estuviera en la fiesta. No es que no quisiera que viniera sino que sentía el impulso de mostrarle lo que se estaba perdiendo, tenía que aprender a no rechazar oportunidades como esta o sino su vida iba a seguir siendo igual de monótona y aburrida.

—Jay —me llamó Darline.

Al girarme la vi ante mis ojos muriéndose por tocarme, como siempre.

—Darline, ¡qué bien que hayas venido! —me mostré amistoso dejando que me diera un abrazo.

-¡Por supuesto! No me perdería esta fiesta por nada del mundo.

Le pegué un rápido trago a mi copa y cuando mis labios se separaron de ella, se juntaron con los de Darline. Le devolví el beso voraz sabiendo que poco importaba cuantas chicas cayeran en mis brazos aquella noche. No tardé en despegarme de ella y al instante, otra chica se lanzó a mi derecha. Introduje mi lengua en su boca con fuerza mientras sentía como Darline me marcaba unos cuantos cardenales en el cuello. Paré para coger aire y le pegué otro trago a mi copa para refrescar mi ardiente garganta. Fue entonces cuando perdí la mirada en una melena rubia que había a unos cuantos metros de mí. No podía ser verdad, tenía que ser una tomadura de pelo. Instantáneamente, se dio la vuelta devolviéndome la mirada. Yo seguía absorto viendo como disfrutaba de la fiesta bebiendo y bailando junto a la posesa de Serena Cartwins. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí?

—¿Quién es ella? —me preguntó al oído Darline.

—Mi nueva inquilina —respondí automáticamente.

—Es guapa, es una lástima que sea la siguiente —aquellas palabras eran las mismas que me cruzaban por la mente una y otra vez.

—¿Desde cuándo te van las rubias? —quiso saber Darline. Ella me conocía bien, sabía mis gustos y estaba acostumbrada a mis cambios de humor, pues si quería disfrutar de mi presencia, tendría que vérselas con mi personalidad.

—Sabes que no muestro mucho interés hacia las rubias, quizás sea porque las morenas sois muy apetecibles —me inventé una buena excusa lo suficientemente creíble para alguien como Darline. En seguida, malinterpretó mis palabras, puesto que saltaba a la vista su cabellera morena. Me cogió del cuello y antes de volver a besarme, di un impulso por alejarla de mis labios.

—Discúlpame, Darline, pero tengo cosas más importantes que hacer.

Se quedó con una expresión que yo conocía muy bien. Desilusión. Todas las que habían estado conmigo la habían experimentado.

Caminé por el salón recogiendo alguno que otro vaso derramado por el suelo cuando yo sabía que solo era una táctica para acercarme más y más a Elodie, la cual seguía bailando, solo que, esta vez, estaba sola. Debía ir muy bebida porque se la veía como si estuviera desconectando en un universo paralelo. Aún no entiendo cómo no encontré el valor suficiente para aproximarme a su lado. ¿Qué es lo que me pasaba? Yo nunca tenía este tipo de problemas. Machaqué un vaso de plástico en mi mano y dejé que cayera hecho trocitos por la alfombra del salón. Entonces, mis ojos captaron un movimiento que me obligó a reaccionar; Elodie había perdido el control, parecía que se iba a desmayar tarde o temprano. Mis pies se desplazaron hacia su encuentro de una forma que ni me di cuenta. En un acto reflejo, la atrapé con una de mis manos de modo que no chocara contra el suelo. Al abrir los ojos, me reconoció de inmediato, pues vi cómo se le iluminaba la mirada. Hice un esfuerzo por atraerla hacia mí dejando que posara su mano en mi hombro. Esta vez sus ojos se fijaron en mis labios al mismo tiempo que cogía aire. Sino fuera porque las circunstancias me lo impedían, la habría besado allí mismo.

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