Capítulo 14 ∞ Enigma

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.-Sol-.

Me desperté bruscamente con la sensación de haber perdido la noción del tiempo.
El cálido sol del amanecer bañaba mi habitación dándome a entender que ayer volví a la cama. No me acordaba de haber llegado hasta mi habitación, pero de lo cansada que estaba, quizás, ni me habría dado cuenta.

Me levanté desperezándome y me vestí con lo primero que vi.

Mi móvil estaba al tope de mensajes y llamadas, casi todas de mi madre. Cogí mi Smartphone, y con cuidado, salí al pasillo mientras miraba los mensajes. No quería despertar a Jay, pues a tales horas de la mañana, lo más probable es que estuviera dormido.

Aún no me había olvidado del incidente de ayer. Percibía que Jayden tenía problemas, ocultaba algo que le estaba comiendo por dentro muy lentamente. No quería compartirlo ni conmigo ni con el resto del mundo, alguna razón habría, ¿no?

Entré en el salón justo cuando le daba a la tecla de enviar mensaje, el cual iba dirigido a Amanda. Mi mejor amiga quería saber con lujo de detalles como estaba la situación por Yale.

Solté un gritó ahogado al ver a Jayden escribir sobre varios apuntes en la mesa del comedor. Estaba como embobado y sujetando el bolígrafo y moviéndolo de un lado a otro repetitivamente. Al oírme entrar, alzó la mirada y verme le produjo regresar al mundo real.

-No me digas que has estado aquí toda la noche.

Respondió moviendo la cabeza hacia la taza de café que había al lado de sus apuntes.

-Estás loco -declaré poniendo los ojos en blanco.

Anduve hacia la cocina en busca de algo que desayunar. Me serví una taza de café del que había preparado Jay y me hice unas tostadas.

-¿Puedo preguntar que has hecho toda la noche?

-Cálculos -contestó mientras apilaba los folios que había escrito.

Se levantó de la silla estirando todos sus músculos que se escondían debajo de su camiseta de tirantes. Tenía un aspecto ojeroso que, sin embargo, no se le daba a notar desmesuradamente.

Fui a pegarle un mordisco a mi tostada cuando mi móvil empezó a sonar y lo cogí a instante.

-¿Diga?

-Rubia, ¿te he despertado?

-Hola, Byron -contesté posando mis ojos en los de Jay. Este se tensó al oír su nombre, tal vez le conociera-. Qué va hace ya media hora que me levanté.

-Me han contado que por poco no sobrevives a la fiesta de Irons -que le nombrara por su apellido se me hizo casualmente raro.

-No sé aún cómo -mostré mi lado irónico pegándole un sorbo al café.

-Me preguntaba... si querrías venir a ver una exposición de arte que se inaugura esta noche.

Conté mentalmente los días y descubrí que pasado mañana empezaba las clases.

-Claro, me encantaría.

Yo no era una chica muy artística, pero si sabía apreciar las grandes obras y el talento requerido en cada una de ellas.

-Te recojo a las siete en tu casa.

Volví mi atención a Jayden, este estaba tirando todos sus apuntes a la basura por alguna remota razón. No sé por qué pensaba que jamás lograría entenderle.

-Hasta entonces.

-Adiós, Rubia -y colgó.

Se hizo el silencio, un insólito silencio que me mantuvo alerta.

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