Capítulo 26 ∞ Conquistada

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.–Sol–.

Olvídate de él, olvídate de él. Me repetía una y otra vez hasta que se me grabara en el coco. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué Jayden Irons me tenía profundamente fascinada? ¿Por el simple hecho de que querer saberlo todo de él? Jay era un auténtico enigma que me moría por descifrar. Había conseguido descubrir unos meros aspectos de su infancia, pero no era suficiente para alguien lleno de tanta curiosidad como yo.

Durante los siguientes días vi como iba dejando cajas en el pasillo llenas de fotografías en blanco y negro. Jayden estaba vaciando su habitación prohibida, estaba cambiando. Yo le observaba en silencio, quería ver las fotografías que me había sacado, pero, según él, tenía que esperar hasta que las tuviera listas.

—¿Y dices que Jayden tiene un talento para la fotografía?

Asentí ante la pregunta de Serena. Ella estaba alucinada como si aquel hobbie fuera algo impropio de un cerebro con Jay.

—¿Y por qué no estudia lo que le gusta?

—No lo sé —contesté hundiéndome en el puff amarillo del salón de mi amiga.

—Lo cierto es que nadie sabe mucho de él —nos dijo Serena pegándole un trago a su cerveza—. Es un completo misterio.

Y no le faltaba razón. Mi compañero de piso lo escondía todo, tal vez por miedo a que le conocieran.

—Shh —nos mandó callar Camille mientras intentaba estudiar sentada en el sofá de pelo blanco.

—Quedan diez días para el baile de Halloween —me informó susurrando Serena—. ¿Ya tienes vestido?

Recordé entonces que se refería al famoso baile de máscaras que organizaba la universidad todos los años en la sala de recreativos. Un acontecimiento en el que acudían la mayoría de los estudiantes y profesores.

—No, no tengo vestido.

—¡Estupendo! —saltó Serena.

—Shhhh.

Esta puso los ojos en blanco y le sacó la lengua a Camille, luego volvió a decir por lo bajo:

—Deja que te haga el vestido.

—¿Hacérmelo?

—¿Te habías olvidado de que soy una artista en potencia?

Ver a Serena con una máquina de coser nunca se me habría pasado por la cabeza, pero si la viera tampoco podía negar que congeniaran.

—Está bien, dejaré que me lo hagas, pero no quiero nada rosa ni extravagante.

Sonrió complacida dando palmitas al no tener que seguir con sus más convincentes súplicas. Serena era así, cuando quería algo lo pedía como una niña mimada hasta que lo obtenía, era por esa misma razón que decidí no llevarle la contraria, siempre y cuando sus ruegos no cruzarán límites infranqueables.

Este sería mi primer baile, el de graduación me lo perdí debido a que tuve que estar estudiando para un examen final. En mi instituto se rumoreaba que pensaban darme el premio a la reina del baile, menuda ilusión tenía yo a tal idea. «El estudio antes que todo» ese era mi lema, un lema que estaba comenzando a deteriorase desde que entré por la puerta del apartamento de Jayden Irons.

               ∞ • ∞

—Te está mirando —me dijo Camille mientras bebía su agua mineral con una pajita.

—Lo sé —intenté que no se notara la sonrisa de estúpida que se me había puesto.

Jayden me observaba desde el otro lado del comedor, rodeado de todos los niños ricos de sus amigos. No me quitaba ojo.

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