#25- 11 velas

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Su cabeza chocó contra la pared, logrando que la pequeña tuviera que sobarse la cabeza para aliviar un poco el dolor. Se erguió otra vez, haciéndole frente a su contrincante, el cual le sonreía de una manera totalmente molesta para la niña.

-¿Te dolió, Annita?- preguntó burlonamente el hombre, la nombrada apretó sus puños con fuerza, juntando ira- Eres débil, mi niña...

Y esa palabra fue lo que detonó a la azabache. Dirigió su puño derecho a la cara de su oponente, este, como era obvio, se protegió. Pero, para su mala suerte, la niña había puesto su puño izquierdo al estómago del hombre sin que este se diera cuenta.

-Ya terminó su tiempo, idiotas- ambos se dieron vuelta, encontrándose con una niña un poco más mayor que Anna-.

-Bah, que aguafiestas que eres, rubia.- bufó el chico-.

-Callate, Rick- gruñó ésta vez la rubia, mostrando un poco de su carácter- Anna debe ir a cambiarse de vestimenta, sus padres y los demás ya van a llegar.

La muchacha azabache hizo un mohín, sentándose en el suelo. Comenzó a jugar con una navaja.

-¿Belle ya llegó, Cissy?- preguntó, con una voz totalmente dulce-.

-Va a venir con sus padres a la hora de la fiesta, Anna.- comentó el muchacho- Vamos, a vestirse que ya va a ser hora de la fiesta.

La pequeña azabache bufó, pero hizo caso y salió de la habitación con la rubia atrás. Cada una se dirigió a su cuarto, para darse una buena ducha y vestirse.

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Anna dio una última mirada al espejo, vestía un delicado vestido negro con desgaste blanco de mangas largas, su cabello estaba levantado en un desordenado moño y sus piernas blancas lucían zapatos negros. Hizo muecas frente al espejo, un poco disgustada por tener que vestir así, palmeó su muslo sobre el atuendo, sonriendo al sentir los cuchillos que había metido ahí por si a caso.

La puerta se abrió, un pequeño elfo ingresó haciendo una reverencia a la niña.

-Señorita, los invitados ya llegaron, sus padres desean que usted baje a saludar- habló, su voz era temblorosa, llena de miedo, pero con un toque de fidelidad al nombrar a su patrones-.

Anna asintió, acomodó su varita al lado de sus cuchillos.

-Se ve hermosa, ama Anna- alagó el elfo, viendo con vehemencia a la niña-.

La nombrada volvió a asentir. Ella no era de muchas palabras, todos sabían eso, pero hablaba cuando era necesario y lo hacía con una habilidad increíble.

Salió por la puerta, caminaba hacia la escalera con seguridad exterior, pero pánico interno. Yo no soy para esto, prefiero enfrentarme con un dragón, pensó antes de asomarse por la baranda y ver a una gran cantidad de mundo mágico reunido.

Todos voltearon a ver a la anfitriona de la noche, la joven Anna Jordan. Cumplía sus 11 años y sus padres se habían visto en el capricho de celebrarlo. Y claro, los Jordan no eran de los que organizaban pequeñas reuniones, no, les gustaba lo excéntrico. Cosa que detestaba su hija. Su único hija, Anna.

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La joven Jordan saluda a cual persona se le ponía en frente, aunque no supiera de quien se tratara, ni de donde viniera. Era cuestión de educación, decían sus padres. La cabeza le martillaba, no quería estar ahí, mucho menos rodeados de gente pretenciosa.

Saludaba a Avery Hawksworthe, un pequeño niño hijo de grandes personalidades del mundo mágico, cuando vio a sus tres amigas juntas a un costado. Se disculpó, caminando hacia ellas buscando una salvación.

-Que gran fiesta, Anna- comentó Narcissa al verla-.

La castaña y la otra rubia presente dirigieron su vista hacia la niña, sonriendo.

-Preferiría estar cazando sirenas.- bufó la anfitriofiesta

-Sube los ánimos, Ann, es tu fiesta, disfrutala.- sonrió una rubia, Apolline-.

-Para ustedes es fácil, les encantan las fiestas grandes y extravagantes. - sonrió la castaña, Isabelle-.

-Belle tiene toda la razón. Ustedes lo disfrutan porque les gusta, a mi no me gusta- repuso Anna-.

Ambas rubias sonrieron. Sabían que sus amigas tenían razón y bastante.

-¿De que hablaban?- preguntó la cumpleañera-.

-De como uno de los gemelos Pewett le coqueteó a Belle- comentó Apolline con una sonrisa maliciosa-.

La azabache miró incrédula a su amiga, levantando una ceja, ésta hizo una mueca de disgusto.

-Que horror fue eso. ¡Son traidores de sangre! Gracias a Merlín que llegó Evan y los puso a linea a ambos. Casi lo golpeo.- contó la castaña.

-Yo hubiera hecho lo mismo, amiga- asintió Narcissa-.

-No le des ánimos, Cissy. Deberían dejar esos prejuicios, no son buenos- recriminó la otra rubia-.

Anna se sentía incomoda, no le gustaban las charlas de estatus de sangre y mucho menos de prejuicios.

-Cambiando de tema, ¿dónde está Bellatrix, Cissy?- apresuró a preguntar, antes que las cosas se pusieran más incómodas -.

-Está con Evan, ya saben, le tiene admiración hasta el punto de preguntarle hasta cuando se baña- comentó Isabelle en tono burlesco-.

Las cuatro rieron, sabían que no era así, pero una pequeña gracia le encontraban.

-Por cierto, Anna, ¿a donde te mandaran tus padres?- cuestionó Apolline-.

-Lamentablemente a Francia. Papá dice que ahí la educación es más completa y aprenderé a ser una señorita.

-Magnífico, estarás conmigo- festejó Apolline- Aunque en años diferentes, claro.

-Y a mi me dejan sola- suspiró Narcissa- que cosa más cruel.

-Tranquila, dentro de unos años me tendrás a mi- sonrió Belle.

-Tu serás una molestia- sonrió Anna-.

Antes que la castaña respondiera, un carraspeo interrumpió, Evan Rosier había aparecido.

-Hola, señoritas- sonrió - Te ves bella, Anna.

-Deja de adular, Evan - bufó Belle-.

-No puedo evitarlo, hermana. Por cierto, Jordan, tu familia desea que te saque a bailar.

-Por las barbas de Merlín, ¿Ann? ¿bailar?- soltó Narcissa, mientras los otras dos muchachas se reían-.

- Las detesto- fue lo único que dijo, para luego tomar la mano de Evan y caminar con el hasta la pista del baile-.

La música clásica sonaba y todos enfocaban sus miradas en la pareja. Anna lo sabía y Evan también, ellos se veían exquisitamente bien juntos. Pero sólo eran amigos, nada mas.

-¿qué tal la estas pasando, Ann?- preguntó el castaño, comenzando a bailar lentamente-.

-Bien, a pesar de que prácticamente estoy obligada a quedarme aquí y no huir.

Rosier rió, mientras ambos se movían al ritmo de la melodiosa música.

-Yo diría que te prepares, esto no es lo único que te prepararon tus padres.

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Quiero aclarar que ésta es una parte de la infancia de Anna, las iré poniendo de vez en cuando, de manera desordenada, no cronológica.

Perdón por la tardanza.

Voten, comenten, compartan. Los quiere, CornamentaBlack.


Es Igual A Mi...- Sirius BlackWhere stories live. Discover now