4°- El ego dañado.

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La azabache cruzó por el marco de la puerta, entrando al salón de clases, haciendo una pequeña mueca hacia el grupo de Slytherin que se arrinconados a un costado, bastante lejos del grupo rojo y dorado.

—¡Hola, muchachos!— exclamó el calvo profesor, entrando por la puerta, logrando que todos tomaran su lugar—. Hoy haremos un pequeño trabajo en equipo, harán una poción que les dará la nota final de éste año, la comenzarán hoy y luego fuera de clase tendrán que seguirla, la deben presentar una semana antes del último día de clases.

Todo el alumnado frunció el ceño, totalmente confundido por la propuesta del hombre, pero era Horace Slughorn, se podía esperar cualquier cosa de el. Anna miró a su amiga, sonriendo, ellas podían literalmente hacer cualquier poción juntas, ambas eran las mejores.

—Oh, queridas.— se acercó el profesor, viéndolas maravillado, igual que siempre—. Espero que puedan entenderme... no puedo permitir que dos de mis miembros más destacadas trabajen juntas, sería terriblemente injusto para los demás... Ya sé.— sonrió, mirando hacia atrás de ellas—. Lily querida, ve a sentarte con Black, Potter, ven con Anna por favor.

Ambas se miraron, abiertamente asustadas por el cambio que proponía el profesor, pero sin ánimos de desobedecer, la pelirroja se levantó, caminando hacia el banco de atrás, luego de unos minutos James Potter se sentó junto a la azabache.

—¡Excélsior!— exclamó el hombre, caminando hacia los otros estudiantes para ayudarlos en su búsqueda de una poción—.

—Jordan.— saludó el chico, aburrido—.

—Potter.— murmuró la chica de la misma manera—.

—Te tengo una pregunta, leona.—el chico se inclinó, observándola—. ¿Por qué me tienes tanto odio? Ni siquiera recuerdo haberte hecho algo malo.

Anna suavizó su mirada, observando al chico con una pequeña sonrisa, negando.

—Tengo dos razones, molestas a Severus y eres amigo de Black, eso le basta para que seas un objetivo.

El chico soltó una pequeña risa, negando, para observarla minuciosamente.

—Eres buena bromista, Jordan. Podríamos dejar la guerra de lado y ser amigos.— propuso el chico, sonriendo—.

Anna lo observó, tratando de encontrar alguna señal de que el chico estaba bromeando, pero él se mantuvo sereno, sin cambiar su expresión. La azabache ladeó su cabeza, mirándolo. La verdad se había cansado de tener dos objetivos cuando el que más la irritaba era Sirius Black.

—Está bien.— asintió, tomando su pergamino—. ¿Qué quieres preparar?

—Amortentia.— propuso el chico, escuchando como su compañera soltaba una carcajada—. ¿Qué?

—No usarás eso para hechizar a Lily, ¿cierto?

El la miró, estaba notablemente ofendido, se llevó la mano al pecho, negando.

—¿Crees que necesito una poción para conquistar a alguien?— preguntó, levantando una ceja—. Evans está en un momento de negación, en poco tiempo caerá, todas lo hacen. Y, cuando eso pase, nos casaremos, tendremos hijos y seremos felices.

—Suenas acosador, Potter.— comentó la chica, haciendo unas anotaciones en el pergamino—. Mejor cállate y vamos a buscar los ingredientes.

El chico asintió, levantándose junto a la chica y caminando hacia el armario donde Slughorn guardaba todo el material.

.-.-.-.

Luego de la clase de pociones Gryffindor se encaminó a la clase de Defensa contra las artes oscuras, que era impartido en un cuarto suficientemente grande para que entraran 50 chicos y que tuvieran espacio para moverse y practicar.

—Jóvenes.— comenzó el profesor—. Hoy vamos a poner en práctica lo que practicamos, así que vamos, ¡en pareja!

La chica caminó junto a Lily, ambas lanzándose hechizos y esquivandolos con facilidad. Eran buenas o no querían lastimarse entre ellas. El profesor las observó, asintiendo, para luego pasearse por los demás grupos, viendo que todo estuviera marchando bien y no hubiera ningún herido.

—Bueno, ¡les tengo una propuesta!— anunció, observando a los alumnos que se encontraban ahí—. ¿Alguien quiere pasar a hacer una demostración?

—Yo.— se ofreció Anna, pero a su tiempo alguien más lo había hecho—.

—Señorita Jordan, señor Black, un paso al frente por favor. Lo demás hacia atrás.— sonrió radiante el profesor de cabellos rubios, mientras sus alumnos le hacía caso—.

Ambos jóvenes se miraron, Anna divertida y Sirius sonriendo egocéntrico . La primera en pasar al frente fue la chica, sacando su varita de sus mangas, viendo cómo ahora el chico caminaba hacia su frente, imitando la acción de la chica.

—No quiero presionarlos, pero el ganador tendrá 50 puntos para su casa y un punto más en todos sus exámenes...— informó el hombre, viéndolos desde otro punto—. Pueden iniciar.

Ambos se miraron, ninguno estaba dispuesto a perder y verse humillado por el otro. Se observaron un minuto, debatiendo quién haría el primer movimiento.

—EXPELLIARMUS.— gritó el chico, lanzando un rayo rojo hacia la chica, dando el primer golpe—.

—PROTEJO.— reaccionó la azabache, logrando evitar el ataque del joven—.

—DESMALLUS.— la joven esquivó el hechizo, lanzándose a un costado, para seguir apuntando al azabache—.

—PETREFICUS TOTALUS.— la chica gruñó al ver que el la esquivó con facilidad, también lanzándose  fuera del alcance de la  maldición—.

—IMPEDIMENTA.

—Confundus.— murmuró, ahora dándole el hechizo justo en el pecho cuando se distrajo tratando de escuchar qué hechizo lanzaba la azabache—. EXPULSO.— gritó, lanzando al joven en contra de uno de los bancos que se encontraba tras el—.

La azabache sonrió, guardando su varita viendo cómo el chico se levantaba y la miraba con rabia, levantó su varita, listo para buscar venganza, pero el profesor se posicionó entre ambos, impidiendo que se volvieran a atacar.

—Bien hecho, Jordan. ¡50 puntos para Gryffindor! Eres buena duelista, ambos lo son.— les sonrió—.

Ambos caminaron hacia donde estaban sus compañeros, Anna sonreía mientras Sirius Black tenía una mueca de enojo en sus rostro, se sentó justo a Remus Lupin, quien le pasó una barra de chocolate y el la comió, aún sin querer hablar con nadie.

—Creo que le dañaste el ego.— le susurró James Potter a Anna, inclinándose para que solo ella lo escuchara mientras sonreía—.

La joven rió levemente, para luego seguir observando cómo el profesor explicaba algunas tácticas de duelo.

Es Igual A Mi...- Sirius BlackWhere stories live. Discover now