#40- Solo un poco.

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El capítulo anterior está actualizado, con la escena final que me pidieron

Suspiró, un poco cansado, sus ojos le pesaban, las ojeras estaban más grande que nunca. Se preparó, llegaba tarde a la reunión. Se puso la capucha, bajando las escaleras, donde vio a todos sentados en la mesa, con la punta ya ocupada. El señor tenebroso ya estaba ahí.

—Señor— hizo una pequeña reverencia, sentándose en el lugar que le correspondía.

Todos observaban como el sujeto con cara de serpiente, que miraba al chico que acababa de sentarse.

—Lucius— susurró, viendo al rubio que llegó hace solo unos minutos— ¿A qué se debe tu tardanza?

—Terminaba de responderle una carta a Severus— dijo, con la mirada baja—.

—Oh, nuestro querido Snape— sonrió tenebrosamente— ¿Cuál es el estado de su misión?

Lucius levantó levemente la mirada, con una pequeña sonrisa.

—La misión es un éxito, casi todo Slytherin y los sangres puras de Ravenclaw se unirán a nosotros— Lord Voldemort sonrió, complacido— Y con respecto a Regulus, me dijo que ayer peleó a lo muggle con su hermano, Sirius. Jordan estaba ahí y defendió a Regulus, dejó inconciente a Sirius— los señores Black, padres de ambos, sonrieron complacidos— Eso quiero decir que ella realmente le es debota Regulus.

Voldemort asintió, sin expresión en su cara.

—Espero que siga así, ése plan no debe fallar.

—No lo hará, señor— aseguró Narcissa— Se lo aseguro.

.-.-.-.-.

Anna observó cómo una pareja reía, ambos se veían jóvenes y felices. Una azabache y un pelirrojo. Caminaban por los patios de Hogwarts, que se encontraba vacío.

—Juro que no fue mi culpa— rió la chica, mientras el negaba.

—No te creo— negó, sonriendo— No eres exactamente la persona más inocente que conozco...

—¡Oye! Soy la chicas más inocente y bella que verás.— Anna no puedo evitar sonreír ante la expresión de la chica al decir eso,le recordaba al alguien...

—No exactamente la más inocente, pero lo de bella lo admito—la joven rió, tomando del brazo al pelirrojo, arrastrándolo al castillo.

La escena cambió, ahora esa misma chica se encontraba sola, sentada en la torre de Astronomía. Anna vio como lágrimas recorrían sus mejillas, su cara estaba empapado, su mirada vacía. Jordan quiso sentarse junto a ella y consolarla. A lo lejos vió como un rubio entró a la torre, sentándose junto a ella.

—Es un imbécil... te dije que no funcionaría— murmuró el chico, abrazándola.

Ahora se encontraba parada en medio de un mar, vió de cerca un enorme edificio negro, a su alrededor volaban criatura tenebrosas. Dementores. A Anna se le erizó la piel, mientras veía como una parte del edificio explotaba, unos pedazos de estos caían al mar. Escuchó una risa tenebrosa, mientras unas personas salían en escobas de ahí. Ellos estaban escapando. Uno de ellos pasó lo suficientemente cerca para ver su cara. Era una cara impregnada de locura, el pelo enmarañado y cicatrices en su cara. Era un rostro terrorífico.

Ahora estaba sentada en una fuente, al frente de ella estaba una casa totalmente destruida. Allí, a solo unos centímetros estaba un hombre, arrodillado, con un cuerpo en sus manos. No podía distinguir a ningunos de las dos personas, solo escuchaba un llanto, junto con gritos. Se sentía nerviosa, no podía pararse, ni siquiera moverse. Solo era una expectara del dolor de aquel muchacho de cabellos azabaches. Vio que se levantó, comenzando a caminar entre los escombros. A un lado observó cómo el sujeto sacaba un bebé indefenso de una cuna. El niño no dejaba de llorar, hasta que el chico lo tomó, metiéndolo lentamente. Todo pasó muy rápido para procesarlo, apareció un gigante, que tomó al bebé y se fue de ahí en una motocicleta enorme. El joven azabache caminó lejos de la casa destruida, hacia la fuente. Pudo verle la cara. Era Sirius.

—¡SIRIUS!— gritó, pudiéndose mover, pero era tarde, todo había desaparecido, incluso el.

Ahora era un rubio, abrazando el cuerpo de la azabache que ya había visto tanto. El hombre sollozaba, gritando. Parecía que ella estaba muerta. Anna se tapó la cara, sin poder ver esa escena.

—¡Anna!— sintió que la movían bruscamente, mientras la llamaban—.

—Sirius...— murmuró adormilada— ¿Qué pasó?

—Estabas gritando— le explicó, acariciando su mejilla— ¿Estás bien?

—Sí...— murmuró, asintiendo levemente, recordando sus sueños— Solo fue una pesadilla.

—¿Quieres hablar de eso?

—No, vamos a dormir... mañana tenemos clases— le dio una pequeña sonrisa, mientras el asentía—.

Ambos se acomodaron de nuevo en la cama, el la abrazó por la cintura, dándole un beso en el cabello.

—Buenas noches, Jordan.

—Igualmente, Black.

Ya serán los últimos capítulos, disfrútenlos(?

Es Igual A Mi...- Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora