#34- La oscuridad está aquí.

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Todos observaron como las grandes puertas de la mansión se abrían, entraba un sujeto, con su cara cubierta por una capucha. Gran parte lo miraba con adoración, como si fuera un objeto preciado al que hay que cuidar. Otro, a diferencia de los anteriores, lo miraban con terror, sentían que sus músculos temblaban, para ellos era un persona a la que no le temblaría la varita para matarlos. El sujeto llegó a la mesa donde se encontraban todas esas personas que formaban parte de su círculo importante, todos cumplían una función ahí, absolutamente todos tenían una característica en común, eran sangre limpia.

El sujeto bajó su capucha, mostrando una cara distorsionada, muy parecida a la de un serpiente. Cualquiera quedaría helado si un sujeto de su magnitud se le pusiera en frente, mirándolo fijo con esos ojos negros. El hombre se sentó en la punta, viendo detenidamente a todos los sujetos que estaban ahí.

—Veo que faltan nuestros miembros más jóvenes— siseó— Pero supongo que están haciendo su trabajo en Hogwarts... o eso espero.— los padres de los chicos sonrieron orgullosamente—.

Un rubio, de cabellos largos levantó su brazo, pidiendo permiso para hablar. El hombre con cara de serpiente, conocido como Lord Voldemort, asintió, dándole permiso de que hablara.

—He podido hablar con Severus, mi Lord. Me dijo que todo marcha muy bien, tienen nuevos reclutas en Slytherin y algunos sangres puras en Ravenclaw.— sonrió, satisfecho.

—Está bien, pero necesitamos mucho más miembros, necesitamos a todos los sangres puta que haya...— miró a todos, para posar la vista en los Black— Eso también incluye a su hijo mayor y su amigo.

—Pero, mi señor... el no es digno de pertenecer a éste grupo— repuso Walbura Black.

—Querida Walbura, eso a mi no me interesa. Pero necesito que Potter y Black me traigan a su amiga, Jordan. Ella es importante para mí. ¿Entiende?— hablaba amenazadoramente, lento y con una sonrisa perversa— El joven Black, el que se unió a nosotros a comienzo de año, se está tratando de encarga de ésa situación. Pero, visto si falta de actualización de información, necesitamos un plan B.

—Señor— habló Narcissa, su voz, a diferencia de los que habían hablado anteriormente— Regulus está llevando el plan bien, me informó que se acercó a Anna lo suficiente para comenzar a prepararla para unirse a sus filas.

—Ah, querida Cissy, espero que eso sea cierto... me alegraría saber qué Regulus siga mis órdenes... por que sino, tendrá un castigo ejemplar para que sepan lo importante que es para mí que me sean totalmente fiel— todos asintieron, sintiendo devoción a su amo.

—Lo entendemos, mi Lord— asintió Lucius, tomando la mano de su esposa Narcissa y apretándola, con emoción—.

—También espero que entiendan que ustedes, mis queridos mortífagos, son mis más grandes amigos y allegados, confío en ustedes y en su capacidad para ayudarme a que lleguemos a nuestro objetivo, la pureza de sangre. Para eso, mataremos a quien haya que matar, y sacaremos información de donde haya que sacar. ¡Lograremos que volvamos a ser lo que fuimos!— sonrió, mientras que sus mortífagos sonreían y aplaudían, estaban listos para hacer lo que había que hacer.

.-.-.-.-.

Era noche de luna llena. James, Sirius, Anna y Peter se paseaban nerviosos por el castillo. Remus ya no estaba, había sido escoltado a la casa de los gritos, para que pudiera tener la transformación lejos de sus compañeros. Faltaban solo unas horas para que todos se fueran a dormir y ellos pudieran ir a cuidar de su amigo.

Sirius caminaba un poco inquieto por el castillo. Anna y James habían estado unos minutos murmurando entre ellos, sin prestarle atención a su amigo, entonces Canuto se había aburrido y salió a caminar por el castillo. Miró por una de las ventanas, la luna ya estaba en el cielo, significa que su amigo ya estaba sufriendo.

—¿Otra vez pensando en cómo escaparse?— Severus Snape había interrumpido los pensamientos del azabache.

—Oh, Quejecus, no te ví. Tal vez. Pero podemos llegar a un acuerdo, nosotros no nos escapamos si tú te lavas el cabello.

—Estúpido Black— bufó, sacando su varita.

—Sabes que no ganaras. ¿Pero sabes qué? Me voy a apiadarse de ti, te voy a decir cómo entrar a la casa de los gritos, ya quiere siempre insistes que vamos para allá— el slytherin levantó una ceja— Solo debes caminar hasta el sauce boxeador, ahí hay un nudo en el árbol que lo paraliza, pides entrar a la casa de los gritos por un pasadizo. Eres tan imbécil que nunca te habías dado cuenta.

Severus solo hizo una mueca, para darse vuelta y seguir su camino.

—Sirius— lo llamó Anna, que caminaba hacia el chico junto a James— ¿Qué hablabas con Sev?

—Nada en especial, quería saber cómo entrar a la casa de los gritos...

—¿Se lo dijiste?— preguntó James, curioso.

Sirius asintió, sonriendo orgulloso.

—¡Eres un imbécil!— gritó Anna, dándole un golpe en la nuca— Severus va a ir para ahí, se encontrará con Remus transformado. ¿Acaso no piensas lo que haces?

James negó, de acuerdo con Anna. La azabache suspiró, para luego salir corriendo en dirección de la casa de los gritos, James siguió a su amiga, dejando a Sirius atrás, confundido.

Llegaron al sauce boxeador, vieron como Severus inmovilizaba al árbol, para luego entrar por el túnel secreto. Anna corrió con preocupación, entrando en el mismo túnel, seguido de James.

Una vez adentro, vieron como Severus se apoyaba contra la pared, tratando de huir del temible lobo que estaba en frente. La azabache se asustó, vio a James un minuto, para que se le ocurriera algo.

—Escuchame, James, saca a Severus de aquí. Yo me encargo de Remus.— murmuró, el chico quiso quejarse, diciendo que sería el que se quedaría, pero sabía que Anna era más fuerte y ella sabía cómo controlar a Lupin, así que solo asintió.—¡Severus! Vete con James.

El sujeto miró a su amiga, para presenciar como ésta se transformaba en un león gigante. El animal avanzó hasta la bestia, comenzando a gruñirle y tener una mini pelea, para que los otros dos chico pudieran salir, sin embargo, el slytherin estaba paralizado, no podía moverse del susto que tenía. James, mas acostumbrado a ese tipo de cosas, tomó al chico del brazo, sacando de sacarlo de ahí lo más rápido posible. 

Ambos estaban afuera, tomando un poco de aire. Cornamenta miró a Severus, seriamente.

-Lamento que Sirius haya hecho eso. Pero no se lo digas a nadie, meterás en problemas graves a Anna.

El chico no respondió, solo salió de ahí corriendo, sin prestar atención a lo que quedaba atrás.

Es Igual A Mi...- Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora