#36- Oficial.

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Dedicado a:  NicholPichardoQ

Anna tomó su escoba, ya lista para salir a la cancha. Era el segundo partido que tenían, ésta vez contra su peor enemigo, Slytherin. El partido era clásico en Hogwarts, ambos equipos disputaban siempre la copa del ganador. Y, según venían las cosas, éste año no sería la excepción.

El equipo de Gryffindor entró a la zona de juego, mientras su casa gritaba a todo pulmón. Luego de unos segundos, fueron la serpientes los que recibieron el apoyo de su casa mientras los jugadores ingresaban a la cancha. Ambos equipos se miraban con desafío, ambos querían ganar.

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—¡Terminó el partido!— gritó el narrador, cuando la snitch fue atrapada— Como muy pocas veces pasa, Slytherin y Gryffindor empataron. Un partido jugado con mucha furia, pero que no se lleva ningún ganador en específico. Todo se definirá en el siguiente partido, que será Hufflepuff contra Ravenclaw. Nos vemos en la siguiente, público.

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Sirius entró a la casa de los gritos, viendo a Anna sentada con un objeto extraño en su boca, del cuál salía humo.

—¿Qué es eso, Leeon?— la chica miró al azabache sorprendida de su presencia—.

—¿Esto?— señaló lo que tenía entre sus dedos— Es una cosa de muggles, se llama cigarro. Es algo así como el alcohol, pero más adictivo.

—¿Me das?— caminó hacia ella, quedando frente a ella.

—Nop— rió, dándole una última calada al cigarro, para tirar la colilla lejos.

—¿Por qué no?— hizo un puchero, mientas ayudaba a levantarse a Anna.

—Porque es adictivo y un poco peligro— se encogió de hombros.

—¿Y por qué lo haces tú?— se acercó un poco más a ella, levantando una ceja.

—Estoy frustrada, no logré tomar la snitch y no ganamos— frunció el ceño— Fumo cuando estoy frustrada o nerviosa. Me mantiene tranquila.

—No fue tu culpa— acarició la mejilla a la azabache— Sí hubiéramos metido un tanto más, hubiéramos ganado. Tranquila. Por cierto, ¿por qué siempre vienes para aquí?

—¿Me espías, Black?— rió— Aquí hay paz, solo necesito eso a veces.

Sirius la miró unos minutos, en silencio, observando sus ojos verdes profundos. Luego de un rato se acercó más, besándola. Sintió un sabor extraño, amargo y muy fuerte. Muy contrario a lo que estaba acostumbrado. Saboreó un poco más antes de separarse. Volvió a mirarla fijo.

—Ya, Sirius. Dime lo que me quieres decir.

—¿Cómo sabes que quiero decirte algo?— sonrió socarronamente—.

—Actúas raro, Canuto. Y tú beso fue aún más raro...

—Qué buena observadora, Jordan.— asintió solemnemente— Pueeees... hablar contigo se me hace cada vez más difícil, joder. Básicamente me cansé de tratar de no caer en tus "encantos". Me parece que ya no puedo más. No quiero ser tu exclusivo. Quiero atarme a ti aunque salga mal todo. Ya no me resisto, Ann. Déjame que nos atemos juntos, sin más excusas. Estoy harto. Me gustas hasta la locura y quiero aceptarlo, no lo negaré más.— soltó un suspiro— ¿Qué dices?

Anna rió levemente, ladeando la cabeza.

—¿Sería muy mala si digo que no?— el chico sonrió divertido.

—Sí, serías la bruja mala del cuento, yo me deprimiría, todos te mirarian mal por romperme el corazón, luego te excluiriamos y serías una pobre infeliz. Así que me tienes que decir sí.

La chica soltó una pequeña carcajada, negando.

—Pero sonaría taaaaan cursi si te dijera que sí con emoción— Anna hizo un puchero— Antes que nada, ¿por qué quieres atarte a mi?

—Bueno— murmuró, ladeando la cabeza— Te pedí solamente exclusividad porque creía que no me resistiría a otras chicas, que cuando vinieran sonriéndome automáticamente iba querer hacer de las mías... pero en dos meses no me tentó nadie, Anna. No es que no se me acercaran chicas, sino que, simplemente, no me interesaban. Creo que estoy listo para algo más serio... ¿entonces?

—Con ése tipo de explicaciones se me complica.— soltó un suspiro— acepto, Sirius. Hagamos esto oficial.

El azabache sonrió, acariciando el cabello de su ahora novia.

—¿Te puedo pedir algo?— susurró Sirius.

—Depende. Pero dilo.

—Ehh, no le digas a James que somos novios.— Anna levantó una ceja, en forma de pregunta— Es una apuesta vieja, el primero que tiene novia estable debe bailar en el gran comedor semidesnudo.

Anna soltó una risa al imaginarse eso.

—No lo sé, sería divertido verte haciendo eso...— hizo como si pensara mientras Sirius la miraba ofendido—.

—Oye...— se quejó, pero no pudo terminar porque la chica lo besó.

Ésta vez no era uno de esos besos comunes, sino que comenzó siendo uno normal, para ir tomando la forma de un beso fogoso. Anna caminó hacia atrás, junto a Sirius, hasta quedar encerrada entre el chico y la pared. Canuto tomó de los muslos a la chica,  levantándola para que ella enredara sus piernas en las caderas del chico, mordió levemente el labio inferior de la chica. La azabache acariciaba el cabello del chico con una mano, comenzando a juguetear con el borde del abrigo de este.

El siguiente paso fue el de Sirius, quiso deshacerse del suéter de ella. Anna dejó de bersarlo, separándose de él.

—¿Pasa algo? ¿Me propasé?— preguntó Sirius, preocupado por la repentina actitud​ de la chica—.

—No, no, es solo que... no quiero, Sirius.— susurró la chica, bajando la cabeza.

—Hey, no importa. Si no quieres, no lo haremos. Cuando estés cómoda lo haremos.— le sonrió, aliviado— Ven, vamos al castillo que comienza a hacer frío.

La chica le sonrió, asintiendo. Tomó su abrigo, poniéndoselo, para salir de ahí junto al chico, con rumbo al castillo.

Es Igual A Mi...- Sirius BlackWhere stories live. Discover now